miércoles, 3 de julio de 2019

Citas: Reencuentro - Margaret Deland


"Según los habitantes de Old Chester, ser romántico era tan solo un poco menos reprobable que darse aires de grandeza. En sus setenta años de vida, el capitán Alfred Price no podía ser tachado de vanidoso, aunque, ciertamente, tenía algo de responsabilidad en lo que se refiere al romance".

"No; no era un sujeto romántico. Pero las muchachas, observándole pasar presuroso frente a la ventana de nuestro cuarto de la escuela tras abandonar la oficina de correos, acostumbrábamos a susurramos unas a otras: «¡Y pensar que se fugó con su enamorada!». ¡Ahí tienen el romance!".

"Para ser sinceros, la huida no llegó a producirse realmente pero, con la sola excepción de su desenlace, aquella era una historia perfecta. De hecho, el fracaso de la fuga no hizo sino mejorar el cuento: padres enojados, corazones rotos…
¡aunque lo peor fue que no permanecieron rotos durante mucho tiempo!".

"—El aire perfumado es más agradable —solía decir la señorita, olfateando cortésmente mientras el coche avanzaba a brincos dejando atrás los florecientes huertos de mayo—. ¡Y qué hermosa la perspectiva desde lo alto de la colina! 
—¡Hermosa, ciertamente! —respondía su compañero, clavando la mirada en ella con osadía.
La señorita se mostraba entonces cohibida y se mordía los labios.
—Yo no estaba contemplando el paisaje —se apresuraba a explicar el joven".

"Cuando Lydia Wright exclamaba: «¡Ah, qué tormenta de nieve tan horrible!», la querida señorita Ellen se disgustaba, diciendo:
«Lydia, ¿acaso hay algo turbador en semejante exhibición de los elementos?».
—No, seño… —titubeaba la pobre Lydia.
—Entonces —decía la señorita Bailey con gravedad—, tu afirmación de que la tormenta es horrible es una falsedad. No quiero pensar, querida, que hayas dicho intencionadamente una mentira; imagino que era tan solo una exageración. Pero una exageración, aunque no sea una falsedad, es impropia de una dama y debe ser evitada por personas refinadas".

"Así fue como aquellos dos jóvenes se vieron sumidos en el dolor. ¡Oh, el glorioso dolor del amor frustrado! A partir de entonces, cuando se encontraban ya no hablaban del paisaje.
Su conversación, aunque sin duda resultaba tan pudorosa como antes, versaba sobre los corazones rotos".

"Aquellos dos jovencitos se reunieron en el cementerio para jurarse lealtad eterna. El farol de Alfred descendió brillando intermitentemente por entre los copos de nieve —a medida que se abría paso por la ladera de la colina, entre las lápidas— y fue a encontrarse con Letty —que le esperaba acompañada de su negra criada— justo en la entrada del camposanto, bajo un tulipanero".

"—Señorita Let, está’mpezando a’cer frío, cielo.
—No insistas, Flora…
(...)
—Señorita Let, los pies se me’stán congelando…
—¡Flora, cállate!…".

"Solo cuando los secretos de todos los corazones sean revelados, podrá comprenderse por qué un hombre ama a una mujer necia; sin embargo, el motivo por el que la obedece resulta suficientemente obvio: el miedo es el poder más absoluto del mundo".

"—Y dicen que ella es muy resuelta —añadió lánguidamente.
—¡Una dama! —dijo el capitán—. Es un soldado con enaguas.
Gussie rio nerviosamente.
—Es tan plana como una tabla —declaró el capitán—. Si no hubiera sido por su rostro, no habría sabido si venía de proa o de popa".

"—¡Vaya, nos hemos instalado justo enfrente de la vieja casa de los Price! —preguntó.
—¿Los conocía, madre? —preguntó la señorita North.
—Dios mío, sí —exclamó la señora North, parpadeando—. Vaya, me había olvidado por completo, pero el primogénito… ¿Cuál era su nombre? Al… y algo más.
Alfred… Albert… No, Alfred… fue pretendiente mío.
—¡Madre! No creo que resulte refinado utilizar esa palabra.
—Pues bien, quiso que me fugara con él —dijo la señora North alegremente—. Si eso no puede considerarse un pretendiente, no sé qué puede serlo".

"—Dijo que mi padre era, hasta ahora, el hombre más sensato que conocía, y que no creía que pensara en una cosa tan terrible. Y yo, honestamente, tampoco lo creo, Gussie —dijo Cyrus.
—Pero la señora North no es en absoluto sensata —protestó Gussie—, y ella…
—El doctor Lavendar ha dicho que no hay tonto más tonto que el de mediana edad —agregó Cyrus.
—¡De mediana edad! ¡Pero si es más vieja que Matusalén!
—¡Eso es lo que yo le he dicho! —exclamó Cyrus".



Margaret Deland

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