"Carlos (con amargura).—¡Tu marido!...
Leonor (con dignidad).— Sí... ¡mi marido!... a quien quiero y respeto... y para quien exijo respeto y consideración...
Carlos (amargamente).— ¿Lo quieres?... Antes me quisiste a mí... y, sin embargo...
Leonor (con arranque).—Y, sin embargo... ¿qué?... ¿Acaso yo tuve la culpa?... ¿No fuiste tú quien?... (Cambiando de tono) Pero... ¡dejemos eso! ¿A qué hablar de esas cosas ahora?... ¡Ya es inútil!...
Carlos (con vehemencia).—¡Inútil, no!... Ahora, como antes, yo te quiero con toda mi alma... ¡Con toda mi vida!... ¡Y, ahora menos que nunca puedo resignarme a vivir sin tu cariño!".
"Leonor (levantando el tono y con altivez).—¡Me estás faltando el respeto!
Carlos (con vehemencia).—¡No! ¡No es cierto!... ¡Ese es otro convencionalismo absurdo que una naturaleza leal como la tuya no puede aceptar!... ¡El homenaje de un amor sincero no falta ningún respeto porque los comprende a todos!".
"Leonor (con energía).—¡El amor de que se habla a una mujer casada, es amor culpable que ofende!...
Carlos (con exaltación).—¡No! ¡Te repito que no es cierto!... Cualquiera que sea el estado de la mujer que lo inspire, el amor es siempre uno, ¡siempre amor! ¡El tributo de todas las ternezas, de todas las abnegaciones de que se siente capaz el ser humano; es la suprema exaltación de sus más grandes energías y de sus más grandes debilidades! ¡Es la más pura de las ofendas del hombre a la mujer, reina y soberana! ¡Es todo sometimiento, profunda adoración! ¡Tiene algo de perfume de la flor que coloca al creyente en los altares, y de la mística poesía que encierran las plegarias!".
"Leonor (agitada y retrocediendo).—¡Calla!... ¡Calla, que van a oírte!... (Mira a los lados con terror.)
Carlos (con acento reconcentrado, y tomándole las manos con fuerza).—¡Te amo!... Sí... ¡te amo!... ¡Y tú también me amas!... Por más que lo ocultes... ¡Pobre sugestionada!... que consistes en someter tu alma... ¡de esencia inmortal!... a los caprichos que el mundo te impone con el nombre de deberes...".
"Enrique.—(...) Un hombre bueno... digno de ser feliz bajo todo concepto... Pues bien... se está muriendo...
Leonor.—¿Muriendo?... ¡Pobre!... ¿Y... de qué?...
Enrique (con calma).—Asesinado.
Carlos.—¿Asesinado?
Enrique (con naturalidad).—Sí, señor... Sí... muere asesinado... Indignamente asesinado... Y, lo que es más grave... por su propia mujer...
Leonor.—¡Qué horror!
Carlos.—¿La mujer lo ha asesinado?
Enrique (con mucha calma).—En la forma más cobarde... más traicionera... sin correr, siquiera, el riesgo a que se expone un malhechor vulgar... Ha huido con un amante...
Carlos (sonriendo).—¡Ah! Pero, entonces...
Enrique (mirándole de frente).—Entonces... ¿qué?
Carlos (reprimiendo su sonrisa).—Dice usted que ha huido...
Enrique (con mucha sangre fría).—¡Ah!... ¡Entiendo!... Quiere usted decir que empleo indebidamente la palabra asesinado... (Con cierta amargura.) Pues no, señor... no... La repito... ¿O es que cree usted que sólo se asesina con un revólver o un puñal?... Tratándose de ciertos hombres y en determinadas situaciones de la vida... un ultraje irreparable mata con tanta o mayor eficacia que una bala...".
Gregorio de Laferrère
Papá y mamá:
"Sustentaba una curiosa teoría en cuanto al modo de desarrollar el sentido de la belleza en las mentes de sus hijos. Cada vez que mi madre se quedaba embarazada, esperaba hasta los tres últimos meses de embarazo y entonces le anunciaba que debían comenzar los «paseos esplendorosos». Estos paseos esplendorosos consistían en llevarla a sitios de gran belleza de paisaje y pasear con ella por espacio de más o menos una hora cada día a fin de que absorbiese el esplendor del entorno. Su teoría era que si los ojos de una mujer encinta observaban constantemente la hermosura de la naturaleza, esta hermosura se transmitiría de alguna manera a la mente del hijo por nacer, y éste sería luego un amante de las cosas bellas".
Parvulario, 1922-1923:
"Astri era con mucho la predilecta de mi padre. La adoraba más allá de toda medida, y su muerte inopinada le dejó literalmente sin habla durante días y días. Tan abrumado estaba por la pena que cuando él mismo cayó con pulmonía al cabo de aproximadamente un mes no parecía importarle gran cosa vivir o morirse".
"Las grandes emociones son tal vez lo único que interesa de verdad a un niño de seis años y se le queda en la memoria".
El gran complot del ratón:
"Cuando se escribe acerca de uno mismo hay que hacer un esfuerzo por decir la verdad cabal. La verdad es más importante que la modestia".
El señor Coombes:
"—Me temo que la has matado.
—¿Yo? —protesté—. ¿Por qué precisamente «yo»?
—Fue idea «tuya» —dijo—. Y aún más, fuiste tú quien metió el ratón.
De buenas a primeras, era yo un asesino".
"Todos los adultos se aparecen como gigantes a los niños".
Cartas a la familia:
"—¿Es que no sabes cómo se escribe la palabra vallas?
—S-sí; señor, b-a-y-a-s…
—¡Eso es otra cosa, imbécil!
—¿Qué cosa, señor…? No… no lo entiendo.
—¡Pues bayas! Las frutas con semillas envueltas en pulpa carnosa, como las uvas, eso son bayas".
La celadora:
"La celadora era una mujerona rubia de pecho voluminoso. Probablemente no tendría más de 28 años, pero daba lo mismo que tuviese 28 o 68, porque para nosotros una persona mayor era una persona mayor, y en aquella escuela todas las personas mayores eran seres peligrosos".
Nostalgia:
"Al día siguiente nos permitieron examinar el apéndice extirpado, conservado en un frasco de cristal. Era una cosa alargada y negra como un gusano, y yo dije:
—¿También tengo yo dentro una cosa como ésa?
—Todo el mundo la tiene —respondió la niñera.
—¿Y para qué sirve? —le pregunté.
—Los caminos del Señor son inescrutables —declaró ella, con la respuesta que tenía en reserva para cuando no sabía dar otra".
El capitán Hardcastle:
"«La vida es un embrollo», parecía estar diciendo aquella frente tan surcada, «y el mundo, una palestra peligrosa. Todos los hombres son enemigos, y los niños son insectos que se volverán y te picarán si no los enganchas tú antes y los aplastas bien aplastados»".
"MAESTRO.— Sí, ¿qué sucede?
BRAITHWAITE.— Por favor, señor, ha entrado una avispa por la ventana y me ha picado en el labio y se me está hinchando.
MAESTRO.— ¿Una «qué»?
BRAITHWAITE.— Una avispa, señor.
MAESTRO.— Habla más alto, muchacho, ¡no te oigo! ¿Una «qué» ha entrado por la ventana?
BRAITHWAITE.—. Me cuesta mucho hablar alto, señor, con el labio hinchado.
MAESTRO.— ¿Así «que» hinchado? ¿Es que pretendes hacerte el gracioso?
BRAITHWAITE.— No, señor; le prometo que no, señor.
MAESTRO.— ¡Habla como es debido, muchacho! ¿Qué te pasa?
BRAITHWAITE.— Ya se lo he dicho, señor. Que me ha picado, señor. Se me está hinchando el labio, señor. Duele una barbaridad.
MAESTRO.— «¿Duele una barbaridad?». ¿Qué es lo que duele una barbaridad?
BRAITHWAITE.— Mi labio, señor. Cada vez está más inflamado.
MAESTRO.— ¿Qué deberes tenéis esta tarde?
BRAITHWAITE.— Verbos franceses, señor. Los tenemos que copiar, señor.
MAESTRO.— ¿Y los copias con el labio?
BRAITHWAITE.— No, señor, con el labio no, pero vea usted…
MAESTRO.— Lo único que veo es que estás armando un ruido infernal y perturbando a toda la clase. Conque sigue con tu trabajo".
Corkers:
"—¡Esto no puede tolerarse! —clamaba—. ¡Es «insoportable»!
—Pero «¿qué pasa», señor?
—Les voy a decir lo que pasa —gritaba Corkers—. ¡Que alguien se ha «peído»!
—¡Oh, no, señor!
—¡Yo no, señor!
—¡Ni yo tampoco, señor!
—¡Ninguno de nosotros, señor!
En este punto, se levantaba majestuosamente y gritaba con toda la fuerza de que eran capaces sus pulmones:
—«¡Utilicen la puerta como ventilador! ¡Abran las ventanas!»".
El hombre de negocios:
"—Le enviamos a usted a Egipto —dijo—. Serán tres años de servicio seguidos de seis meses de descanso. Prepárese para salir dentro de una semana.
—¡Pero, señor! —exclamé—. ¡A Egipto no! ¡En realidad no me interesa ir a Egipto!
El personaje se echó atrás en su sillón como si le hubiera estampado en el rostro una fuente de huevos escalfados.
—Egipto —dijo con mucha pausa— es una de nuestras zonas más selectas y más importantes. Le hacemos a usted un favor mandándole allí, ¡en vez de enviarle a alguna región pantanosa plagada de mosquitos!
Guardé silencio.
—¿Y puedo preguntarle por qué no desea ir a Egipto? —dijo él.
(...)
—¿Qué tiene de malo Egipto? —volvió a preguntarme el director.
—Es… es… es —tartamudeé—, es demasiado «polvoriento», señor.
El hombre se me quedó mirando atónito.
—¿Demasiado «qué»?
—Polvoriento —dije".
"—Va usted a África Oriental —dijo.
—¡Hurra! —grité, dando saltos de júbilo—. ¡Eso es fantástico, señor! ¡Estupendo, señor! ¡Sensacional! El gran hombre sonrió.
—Aquello es bastante polvoriento también —dijo".
Roald Dahl
"Naomi Watanabe y Toshiro Ueda creían que el mundo era nuevo. Como todos los chicos.
Porque ellos eran nuevos en el mundo. También, como todos los chicos".
"Desde que ambos recordaban, sus pequeñas vidas en la ciudad japonesa de Hiroshima se habían desarrollado del mismo modo: en un clima de sobresaltos, entre adultos callados y tristes, compartiendo con ellos los escasos granos de arroz que flotaban en la sopa diaria y el miedo que apretaba las reuniones familiares de cada anochecer en torno a la noticia de la radio, que hablaban de luchas y muerte por todas partes.
Sin embargo, creían que el mundo era nuevo y esperaban ansiosos cada día para descubrirlo".
"¡Ah... y también se estaban descubriendo uno al otro! Se contemplaban de reojo durante la caminata hacia la escuela, cuando suponían que sus miradas levantaban murallas y nadie más que ellos podían transitar ese imaginario senderito de ojos a ojos".
"Naomi... Poblaba el corazón de Toshiro. Se le anudaba en los sueños con sus largas trenzas negras. Le hacía tener ganas de crecer de golpe para poder casarse con ella".
"—Para cuando termine la guerra... —decía el abuelo—.
—Todo acaba algún día... —comentaba la abuela por lo bajo".
"Cuando cosía, por ejemplo, imaginaba que cada doscientas veintidós puntadas podía sujetar un deseo para que se cumpliese.
La aguja iba y venía, laboriosa. Así, quedó en el pantalón de su hermano menor el ruego de que finalizara enseguida esa espantosa guerra, y en los puños de la camisa de su papá, el pedido de que Toshiro no la olvidara nunca...
Y los dos deseos se cumplieron.
Pero el mundo tenía sus propios planes...".
"Silenciosa explota la bomba. Hierven, de repente, las aguas del río.
Y medio millón de japoneses, medio millón de seres humanos, se desintegran esa mañana. Y con ellos desaparecen edificios, árboles, calles, animales, puentes y el pasado de Hiroshima".
"Serio y poco comunicativo como es, ninguno de sus empleados se atreve a preguntarle por qué, entre el aluvión de papeles con importantes informes y mensajes telegráficos que habitualmente se juntan sobre su escritorio, siempre se encuentran algunas grullas de origami dispersas al azar".
"—Algún día completará las mil... —cuchicheaban entre risas— ¿Se animará entonces a colgarlas sobre su escritorio?
Ninguno sospechaba, siquiera, la entrañable relación que esas grullas tienen con la perdida Hiroshima de su niñez. Con su perdido amor primero".
Elsa Bornemann
"Abrió la puerta del bar lanzando el
último suspiro y sin saber si entraba en el cielo o el infierno".
"Se detuvo frente a ella.
En lo último que pensó fue en la paradoja del destino.
¿Cómo era posible que aquel ángel...?
—¿Olga?
—Sí.
—Soy Jaime.
—Bien.
La primera sonrisa.
Se sintió turbado".
"Ya no solo era curiosidad.
Era como si en un abrir y cerrar de ojos algo hubiese cambiado, en él, en su mente, en su alma, en el mismo corazón".
"—¿Sabes por qué te escogí? —preguntó Olga.
—No.
—En tu carta decías que el tiempo es solo la forma en que gastamos la vida".
"Nadie podía saber lo que había en ese final. Lo esencial, siempre, era seguir".
"Necesitaba llenar algo más que aquel armario o los cajones de la cómoda.
Necesitaba llenar su vida".
"Se tumbó sobre la cama boca arriba, con los brazos por detrás de la cabeza y los ojos mirando el techo. No los cerró. Odiaba la oscuridad. Era un preludio demasiado claro de la muerte.
Y lo que más deseaba era vivir".
"«No odies a quien hayas amado», decía el poema".
"El amor también era una ansiedad tanto como una necesidad fisiológica".
"Nadie estaba tan solo como para que no hubiera alguien parecido en alguna parte".
"«... porque el tiempo es solo la forma en que gastamos la vida, y a veces hay que ponerse una venda en los ojos para no ver el reloj ni mirar el calendario. O romperlos. Basta con dejarse llevar, y sentir, y gastar esa vida a manos llenas para que no quede nada en el último adiós".
"En la vida real el amor es un sueño para dos, en el que frecuentemente uno sueña y el otro se deja soñar".
"—Ya sé que no eres gay. Se te nota.
—Ah, ¿sí? ¿En qué?
—Por cómo me miras.
—¿Cómo te miro?
—Mitad alucinado, mitad sorprendido, mitad embobado.
—¡Vaya por Dios!".
"Yo no llamo a eso ser fuerte. ¡Es el miedo el que nos mueve!".
"—No somos más que tiempo —suspiró la muchacha—. Si no hay tiempo, ¿qué nos queda?".
"De pronto me doy cuenta de que necesito sentirme viva el tiempo que lo esté, porque no es igual estar vivo que sentirse vivo".
"—Olga, el amor no puede imponerse.
—A veces la necesidad es más fuerte.
—Eso es desesperación.
—¿Y no estamos desesperados?".
"—¿Crees en el amor a primera vista?
—Es el único amor verdadero, el de los sentidos, cuando te alcanza esa fuerza y te desnuda sin más, sin darte tiempo a pensar. Y creo en él aunque me haya ido mal siempre".
"La gente echa a correr cuando les dices que tienes sida. Si callas, los engañas. Si se lo cuentas, los pierdes. Pero no somos unos apestados. Somos personas normales y corrientes que podemos desarrollar un mal que nos va a matar, como otros tienen cáncer".
"—Y para empezar habrá que luchar contra tus fantasmas, aunque no estarás solo. Yo te ayudaré. Si me dejas. ¿Te parece bien?
Se rindió.
«Un poco más —pensó—. Un poco más.»
El único fantasma era él".
"—Estuve en la India con mis padres, cuando tenía catorce años —dijo—. Era la primera vez que hacía un viaje tan largo y fue...
—Fascinante.
—Sí. ¿Has estado allí?
—No, pero la India o te enamora o duele tanto que te obliga a cerrar los ojos y darle la espalda, lo sé".
"—¿Te das cuenta de que los románticos cada vez somos menos en este mundo?".
"—¿Cómo te imaginabas tu vida?
No era una pregunta. Era todo un mundo".
"—No me conoces.
—Todos estamos hechos de verdades y mentiras, pero al final siempre queda lo mismo: una mirada, un roce. —Volvió a tomarle de la mano. Se la acarició—. Y en eso reside la última certeza. No hay nada más".
"—Todos llevamos puesto un anuncio —repuso Olga de pronto, agarrando la taza con las dos manos como si fuera su único punto de apoyo en el mundo—.
Unos dicen «socorro», otros «quiero montármelo», otros «creo en el amor para siempre»".
"El amor los hacía diferentes".
"«Vete.»
Esta vez sí, sus piernas le obedecieron. Se apartó de la esquina por última vez, levantó los ojos, se despidió de ella con un dolor desconocido atravesándole la razón «Sé feliz», le deseó.
Y justo al dar media vuelta se la encontró, de cara, sonriendo con aquella radiante ternura que tanto le sobrecogía el ánimo, algo congestionada porque acababa de llegar corriendo.
—¡Eh, que solo llego cinco minutos tarde! ¿Adónde ibas?".
"Quería estar a su lado.
Verla todos los días.
Amarla".
"—Apenas me conoces.
—A veces somos libros abiertos para otras personas. A mí se me han agudizado los sentidos desde que me dijeron que era seropositiva.
—No has vivido lo suficiente para saber cómo terminan esos libros".
"—Si no pruebas las cosas, no sabrás si pueden salir bien".
"—¿Y si nadie te hubiera respondido?
—Sabía que lo harían.
—¿Por qué?
—Porque siempre hay alguien al otro lado, estés como estés, pase lo que pase, por mal que te encuentres.
—Eso es confiar mucho en el ser humano.
—No, eso es confiar en la vida".
"—No podrías vivir con una persona sin amarla.
—Llegué a creer que sí".
"Una vida detenida en septiembre. Olga era eso. Una vida con fecha de caducidad.
«Consumir antes de...»".
"—Le has visto tres veces, por Dios.
No puedes estar tan loca.
—Mis padres se conocieron una mañana, por la noche se besaron, tres días después hicieron el amor y a la semana eran novios.
—¡Eran otros tiempos!
—Siempre son los mismos para el amor".
"—Sigue sonando a amor imposible —musitó.
La respuesta de Olga fue rápida y directa: —No hay amores imposibles, solo idiotas con prejuicios".
"Un único beso y, sin embargo, todo un mundo".
"Tanto amor para nada.
Tanto daño para nada.
Ya no hubo más".
"—Te quiero —suspiró.
Le salió del alma. No pensaba en algo así. Pero lo dijo".
"—Vives de prestado —le dijo a la imagen del espejo—. Ya no tienes una vida, tienes un epílogo".
"—Mamá, que hoy en día esto es distinto —intervino Luisa—. Salir con alguien no significa tener novio, y mucho menos pensar en boda o en vivir juntos".
"Demasiado joven para vivir, demasiado vieja para morir.
No, demasiado joven para todo, vivir y morir".
"Estaban en un semáforo, aguardando reanudar el paso. Se miraron a los ojos.
En los de ella vio promesas, quizá un grito. En el fondo todo el mundo gritaba en silencio, al otro lado de su propia soledad".
"Recuerda lo que te digo siempre: tu cabeza es la mejor medicina. No subestimes el poder de la mente".
"—Estás cambiado —le dijo Jaime.
—¿No me digas que la buena vida ya está haciendo que me engorde? —se asustó.
—No, me refiero a cambiado de... bueno, no sé, la mirada, el ánimo.
—Mi madre me dijo el otro día que tenía luz en la cara.
—Pues será eso.
—Así que debo de parecer una lámpara —se burló de sí mismo".
"Dejó de verla al salir de su mundo y cerró los ojos incapaz de continuar manteniéndolos abiertos".
"Silencio en la casa, silencio tras la ventana, silencio en la noche y en el alma.
Silencio".
"De entre todos los amores imposibles, fui a escogerte a ti —o más bien te escogió el destino—. De entre todas tus peores pesadillas, fui a aparecer yo".
"No sé qué nos pasó. Pero nos pasó. No sé qué sucedió. Pero sucedió. El amor es extraño".
"Esperanzas. Un poco de abril,
algo de mayo, todo
septiembre. Abril para
despertar, mayo para saber,
septiembre para vivir
eternamente. Abril para
encontrarnos, mayo para
amarnos, septiembre para
estar juntos eternamente".
"—No creía que hablar de la extinción de las ballenas...
—No importa de qué hables —le recordó Jonathan—. Da igual de qué escribas mientras lo sientas. Y esto lo has sentido".
"—El sábado a cenar a casa.
—Vale.
—Si tienes algún plan...
—No, no.
—Digo que si tienes algún plan puedes traerlo.
—No tengo ningún plan".
"—No me digas que se casan.
—Mejor que eso, hombre: está embarazada.
Fue un impacto.
—¿Qué?
—Lo que oyes.
—Pero ¿ha sido premeditado? Quiero decir si...
—No, falló la píldora, pero ¿sabes qué? Ya está. Estamos... en una nube.
—Tío, me dejas...
—Eso mismo: serás su tío, ¿qué tal?".
"El beso llegó antes que las palabras.
Suave, dulce, prolongado.
Las palabras llegaron antes que sus primeros pasos.
—Te quiero —dijo él.
—Es suficiente —dijo ella.
Y sus primeros pasos llegaron antes que el futuro".
Jordi Sierra i Fabra
"He leído más libros que tú. Por muchos que hayas leído, yo he leído más. Créeme. He tenido tiempo para hacerlo".
"Apenas vienen visitas, así que no hay nadie a quien pueda prestarle mis libros; nadie a quien necesite recordarle que ese libro olvidado que tiene en la estantería de su casa me pertenece a mí".
"—La vida es dura, mi niña. Pero todo el mundo acaba por arreglárselas".
"Olly: muy misteriosa. ¿Eres un fantasma? Eso es lo que pensé el día en que nos mudamos y te vi en la ventana. Y sería mi suerte que la chica bonita de al lado no esté realmente viva".
"Madeline: No soy una princesa.
Madeline: Y no necesito que me rescaten.
Olly: eso está bien. No soy príncipe".
"No siempre podemos obtener lo que queremos", dice. Sólo por la tonalidad de su tono, sé que es una frase".
"Ella se acerca y pone una mano en mi hombro. Todo es un riesgo. No hacer nada es un riesgo. Tu decides."
"Pienso en Olly, descontaminación ... frío y esperándome. Es lo contrario de todas estas cosas. Él no es seguro. No está familiarizado. Está en constante movimiento.
Él es el mayor riesgo que he tomado".
"No es real", me dice.
"No es real", le digo al mismo tiempo".
"Pero la diferencia entre saberlo y verlos en persona es la diferencia entre soñar con volar y huir".
"ANTES DE QUE CARLA LLEGUE en la mañana siguiente, paso exactamente trece minutos en la cama convencida de que me estoy enfermando.
Tarda exactamente seis minutos en no convencerme. Ella toma mis tarifas de temperatura, presión sanguínea, corazón y pulso antes de diagnosticar que estoy simplemente enamorada".
"Yo no estoy enamorado. No puedo estar enamorada.
"¿Y por qué no?"
"¿Cuál sería el punto?" Digo, levantando las manos. "Yo enamorada sería como ser un crítico de alimentos sin papilas gustativas. Sería como ser un pintor ciego de color. Sería como …
—Como si estuvieras flácido por ti mismo.
Tengo que reírme de eso. "Exactamente," digo. "Inútil."
"No es inútil", dice, y me mira seriamente. "Sólo porque no puedes experimentar todo no significa que no debes experimentar nada.
Además, el amor condenado es parte de la vida".
"¡Vaya!" Ella me da una palmada en la rodilla. "Tienes suficientes cosas de las que temer. El amor no puede matarte".
"Madeline: ¿Por qué te gustan tanto las matemáticas?
Olly: ¿por qué te gustan tanto los libros?
Madeline: ¡Eso no es lo mismo!
Olly: ¿por qué no?
Madeline: Puedes encontrar el significado de la vida en un libro.
Olly: ¿la vida tiene significado?
Madeline: No hablas en serio.
Olly: es posible".
"Madeline: ...
Olly: ¿pensando?
Madeline: Sí. Tengo una solución a nuestro problema.
Olly: te escucho
Madeline: Estamos de acuerdo en ser amigos, ¿de acuerdo?
Olly: ok
Olly: pero no más revisar mis músculos
Madeline: ¡Amigos, Olly!
Olly: y mis ojos
Madeline: No más hablando de mis pecas.
Madeline: Y mi cabello.
Olly: y tus labios
Madeline: Y tu hoyuelo.
Olly: ¿te gusta mi hoyuelo?
Madeline: ¡Amigos!
Olly: ok".
"Tratar de no sonreír solo te hace sonreír más".
"El tiempo es precioso, dice, y es grosero perder a alguien más".
"A veces desearía poder desaparecer y dejarlos", confiesa, avergonzado.
Quiero decir algo, no sólo algo, sino lo perfecto para consolarlo, para hacerle olvidar a su familia durante unos minutos, pero no puedo pensar en ello. Es por eso que la gente toca. A veces las palabras no son suficientes".
"Sé que ella sólo está tratando de protegerme, justo como yo estaba tratando de protegerme hace unas semanas, pero sus palabras me hacen consciente de que el corazón en mi pecho es un músculo como cualquier otro. Puede doler".
"Pasa algún tiempo con tu madre. Los chicos van y vienen, pero las madres son para siempre ".
"Olly de repente esta a mi lado, sus manos sobre la piel desnuda de mis tobillos, sosteniéndome firme. Cada nervio en mi cuerpo hormiguea en donde él toca. La piel bajo su mano chispea a la vida, cada célula iluminada con la sensación. Siento como si nunca me hubieran tocado antes".
"Extiende su mano derecha y agarra mi dedo índice izquierdo. Su mano es áspera, desigual con callos, y tan caliente. Él frota su pulgar una vez a través de mi nudillo y luego los capullos mi dedo en la palma de su mano.
Miro hacia atrás en mi mano.
A los amigos se les permite tocar, ¿verdad?".
"Mira hasta mis labios y de nuevo a mis ojos. "Tus labios son rosados y se ponen rosados cuando los muerdes”. Lo haces cuando estás a punto de estar en desacuerdo conmigo. Deberías hacerlo menos. El desacuerdo, no la mordida. Eso es adorable".
"Leí una vez que, en promedio, reemplazamos la mayoría de nuestras células cada siete años. Aún más increíble: cambiamos las capas superiores de nuestra piel cada dos semanas. Si todas las células de nuestro cuerpo hicieran esto, seríamos inmortales. Pero algunas de nuestras células, como las de nuestro cerebro, no se renuevan. Envejecen y envejecen. En dos semanas mi piel no tendrá memoria de la mano de Olly en la mía, pero mi cerebro recordará. Nosotros podemos no tener inmortalidad, si el recuerdo del tacto. Pero no podemos tener ambas cosas".
"Olly: ¿estás seguro de que estás bien?
Madeline: Me siento completamente nueva.
Olly: todo sobre un contacto de manos. huh. Imagina lo que un beso haría
Madeline: ...
Madeline: Los amigos no se besan, Olly.
Olly: los muy buenos pueden".
"Si pudiera, lo besaría cada segundo de todos los días para toda la vida. Él apoya su frente contra la mía. Su aliento es cálido contra mi nariz y mejillas. Es un poco dulce. El tipo de dulce que te hace querer más. "¿Siempre es así?" Pregunto, sin aliento. "No", dice. "Nunca es así." Oigo la maravilla en su voz. Y así, todo cambia".
"Toda mi vida he soñado con estar en el mundo. Y ahora que lo tengo, no recuerdo nada de eso. Sólo la vista de Olly que se duplicó de dolor. Sólo su voz me decía que regresara".
"La vida es un regalo. No olvides vivirla".
"Se tarda un segundo en darse cuenta de que estoy allí, pero es tiempo suficiente para mí para ver su miedo. Evidentemente mi rol en la vida es golpear el miedo en los corazones de aquellos que me aman".
"Nos miramos mutuamente.
¿Lo siento?
Sacudo la cabeza. Un gesto que dice: No, no lo sientas. No es tu culpa. No eres tú. Esta es mi vida".
"Una fotografía es una especie de máquina del tiempo".
"No es que me molesta mi vida en los libros. Todo lo que sé sobre el mundo que he aprendido de ellos. Pero la descripción de un árbol no es un árbol, y mil besos de papel nunca igualarán la sensación de los labios de Olly contra los míos".
"¿Recuerdas cuando leímos al Principito juntos por primera vez? Estaba tan molesta que murió al final. No entendía cómo podía elegir la muerte para poder volver a su rosa.
Creo que lo entiendo ahora. No estaba eligiendo morir. Su rosa fue toda su vida. Sin ella, no estaba realmente vivo".
"A veces haces las cosas por las razones correctas y a veces por las equivocadas, a veces es imposible diferenciar".
"Nada puede pasarte", dice.
Me acerco y tomo su mano. "Gracias", es todo lo que puedo decir. Quiero decirle que es mi culpa que esté aquí. Este amor me abre el mundo".
"—No pensamos que estarías despierto tan temprano —digo al entrar.
—Dejas de dormir cuando envejeces. Ya verás".
"No estarás viviendo si no te arrepientes".
"P: ¿Cómo es posible que los seres humanos inventaron algo tan increíble como un avión y algo tan horrible como una bomba nuclear?
R: Los seres humanos son misteriosos y paradójicos".
"EL DICCIONARIO DE MADELINE
Promesa: (ˈpräməs) n. pl. -es. 1. La mentira que quieres mantener".
"Mi corazón se detuvo. Y comienzo de nuevo".
"Estoy camino a casa. Me quedaré atrapada allí para siempre. Estoy viva y no quiero estarlo".
"Amar a alguien tan ferozmente como mi mamá me ama debe ser como tener tu corazón fuera de tu cuerpo sin piel, sin huesos, sin nada para protegerlo. El amor es una cosa terrible y su pérdida es aún peor. El amor es una cosa terrible y no quiero tener nada que ver con él".
"Madeline: Ya no puedo hacer esto.
Olly: ¿no puedes hacer qué?
Madeline: No más mensajes. No más e-mail. Es muy difícil. No puedo volver. Mi mamá tenía razón. La vida era mejor antes.
Olly: ¿mejor para quién?
Olly: no hagas esto Maddy
Olly: mi vida es mejor contigo en ella
Madeline: pero la mía no es".
"Una vez le dije a Olly que yo conocía mi propio corazón mejor que yo sabía cualquier otra cosa, y sigue siendo cierto. Conozco los lugares en mi corazón, pero los nombres han cambiado".
"—La gente se enferma, Madeline. Las personas sanas normales se enferman todo el tiempo".
"La teoría del caos dice que incluso un pequeño cambio en las condiciones iniciales puede conducir a resultados tremendamente impredecibles. Una mariposa solapa sus alas ahora y un huracán se forma en el futuro".
"Amor.
El amor hace a la gente loca.
La pérdida del amor hace a la gente loca".
"La vida es corta
REVISIONES DE SPOILER POR MADELINE
EL Principito DE ANTOINE DE SAINT-EXUPÉRY
Alerta de Spoiler: El amor vale todo. Todo".
Nicola Yoon
"Fue el 11 de enero de 1793 cuando conocí a Cécile de Walterbourg, hoy mi mujer".
"La relación entre mi mujer y el príncipe, en ocasiones empañada por violentas aunque cortas disputas que sólo iniciaba yo de mala gana, prosiguió así ante mis ojos, y a veces, olvidándome de mi situación, me quedaba mirando a aquellas dos personas molestas con mi presencia; y no podía dejar de envidiar a aquellos dos corazones ebrios de amor".
"Un día pasamos la velada los tres solos en medio de un silencio bastante profundo.
Pero las miradas de ambos amantes, su compenetración, que afloraba en los menores detalles, la felicidad que sentían por encontrarse juntos aunque no pudiesen decirse una palabra sin que los oyera, me sumieron en una profunda meditación. «¡Qué felices son! —me dije al regresar a mi habitación—. ¿Y por qué tendría yo que verme privado de semejante felicidad; por qué, con tan sólo veintiséis años, no podría volver a enamorarme?»".
"Su mujer estaba sentada en un sofá con un más que evidente aspecto de aburrimiento. Le encontré un rostro agradable, una piel muy blanca, un tono de voz suave, un bonito pelo, unos brazos y pechos espléndidos. Aquella noche le escribí una carta declarándome".
"Volví a escribir, pedí perdón por mi osadía, me limité a suplicar que tolerara un sentimiento al que ya sólo quería llamar sincera y fuerte amistad. Negociamos durante varios días".
"Mi mujer no era bonita pero tenía a su favor la edad y la figura. Entre todas las mujeres existe una secreta enemistad, sobre todo entre las de distinta edad".
"Hablé de mis derechos como esposo, de mi voluntad, de mi poder. Ni siquiera sabía bien lo que quería. Siempre ha habido en el fondo de mí una especie de bondad que me impide exigir de los demás aquello que les produce auténtica pena".
"Hay cosas que sospechamos, que queremos ignorar, pero cuya prueba nos resulta intolerable".
"«Podría perderla —le dije—, pero no quiero. Rompamos una unión que ya no puede mantenerse. Pida el divorcio. Acúseme de todas las culpas que no mancillen la fama de un hombre. No le reprocharé nada, pero quiero ser libre y no dar mi nombre a un hijo que me obligue a despreciar para siempre a su madre»".
"Una vez en Kassel no encontré a Cécile y la estuve esperando un día entero.
Como aquel retraso me resultaba extraño y me hacía temer que un acontecimiento imprevisto hubiera echado por tierra nuestros proyectos, el miedo a perderla reavivó mi afecto y padecí durante las tres últimas horas todas las inquietudes que produce el amor".
"Sus cartas, siempre cariñosas y dulces, me habrían hecho sin duda regresar a su lado, y ya estaba pensando en acercarme, aunque sin excesiva prisa, cuando, por una casualidad que ha tenido un prolongado influjo en mi vida, conocí a la señora de Malbée, la persona más famosa de nuestro siglo tanto por sus escritos como por su conversación. Jamás había visto nada igual. Me enamoré perdidamente de ella. Por vez primera, Cécile quedó completamente borrada de mi memoria".
"Dejé de contestarle.
Acabó por dejar de escribirme. Y aquí se genera en nuestra historia un amplio vacío, sólo interrumpido de vez en cuando por circunstancias en apariencia insignificantes pero que parecían avisarnos, de un extremo a otro de Europa, de que estábamos destinados a unirnos".
"Me fui a vivir primero cerca de ella y luego a su casa.
Pasé todo el invierno declarándole mi amor".
"No tardé mucho en advertir que, por un lado, estaba volviendo a sentirse fuertemente atraída por mí, y que, por otro, su marido se estaba poniendo celoso".
"Yo le recordaba a Cécile la época de su primera juventud, una época que va cobrando mayor encanto a medida que se aleja".
"No tardé mucho en advertir que, por un lado, estaba volviendo a sentirse fuertemente atraída por mí, y que, por otro, su marido se estaba poniendo celoso".
"Yo le recordaba a Cécile la época de su primera juventud, una época que va cobrando mayor encanto a medida que se aleja".
"Tenía el corazón tan lleno de Cécile que todo el mundo advirtió mi agitación".
Benjamín Constand
"Despierto, sí, pero completamente vacío, como si alguien se hubiese estado alimentando de mi sangre".
"—¡Damas y caballeros! —grito—. ¡Les doy la bienvenida a mi muerte!
Cabría esperar que dijese «vida», ya que acabo de despertar, pero es justo cuando estoy despierto que pienso en morirme".
"—No sé qué te ha traído aquí arriba, pero, a mi entender, la ciudad se ve más bonita y la gente más agradable, incluso las peores personas parecen casi amables".
"Sigo hablando, pero me doy cuenta de que estoy quedándome sin fuerzas. En primer lugar, necesito mear y, por lo tanto, no son solo mis palabras las que vibran. (Nota para mí mismo: antes de intentar suicidarte, recuerda echar la meadilla)".
"Miro más allá de todo esto y me concentro en el suelo, que está ahora húmedo y resbaladizo, y me imagino tendido allí.
«Podría saltar. Estaría hecho en cuestión de segundos. Se acabó Theodore el Friki. Se acabó sufrir. Se acabó todo.»"
"—Solo estaba sentada aquí —dice—. En la barandilla. No he subido para...
—¿Me permites que te pregunte una cosa? ¿Crees que el día perfecto existe?
—¿Qué?
—Un día perfecto. De principio a fin. En el que no ocurre nada horroroso, ni triste, ni ordinario.
¿Crees que es posible?
—No lo sé.
—¿Has tenido alguna vez uno?
—No.
—Yo tampoco, pero lo busco".
"—¿Por qué haces eso, tío?
—Porque todos tenemos que morir algún día. Y quiero estar preparado".
"—En lo que jamás piensan los suicidas es en lo que dejan atrás. Y no me refiero solo a sus padres y hermanos, sino también a sus amigos, novias, compañeros de clase y profesores".
"—No es negociable. Y ahora hablemos sobre el final del último semestre. Se perdió usted cuatro, casi cinco semanas de clase. Dice su madre que tuvo la gripe.
De hecho, se refiere a mi hermana Kate, pero no lo sabe. Fue ella quien llamó por teléfono para justificar mi ausencia, porque mi madre ya tiene suficientes preocupaciones.
—Si eso fue lo que dijo, ¿quiénes somos nosotros para discutírselo?".
"—Hablaré con la enfermera para que se encargue de realizarle el test de drogas. —Taladra el aire para señalarme con el dedo—. Como periodo de prueba se entiende «un periodo para poner a prueba la idoneidad de alguien; un periodo durante el cual el estudiante debe mejorar». Mírelo si no me cree y, por el amor de Dios, siga vivo.
Lo que no digo entonces es: «Quiero seguir vivo». Y no lo digo porque, teniendo en cuenta la gruesa carpeta que tiene delante, jamás me creería. Y una cosa más que tampoco creería: estoy luchando para permanecer en este mundo asqueroso de mierda".
"Mis pies se convirtieron en charcos y desaparecieron. Luego fueron mis manos. No dolía, y recuerdo que pensé: «No debería importarme porque no duele. Desaparezco, y ya está». Pero sí me importaba".
"Antes, diez páginas no me suponían ningún problema. Cuando un profesor pedía diez páginas, yo escribía veinte. Si quería veinte, le entregaba treinta. Escribir era lo que mejor se me daba, mejor que ser hija, novia o hermana. La escritura y yo éramos lo mismo. Pero ahora, escribir es una de las cosas que soy incapaz de hacer".
"Vuelvo a levantar la mano.
—¿Podemos elegir pareja?
—Sí.
—Elijo a Violet Markey.
—Eso ya lo hablarás... con ella después de clase.
Giro la silla para poder verla, y apoyo el codo sobre el respaldo.
—Violet Markey, me gustaría que fueras mi pareja en este trabajo".
"—Tómalos, estúpido —dice Roamer al pasar por mi lado y, con el hombro, me da un golpe fuerte en el pecho.
Me entran ganas de agarrarle la cabeza y estampársela contra una taquilla, y luego cogerlo por el cuello y sacarle el corazón por la boca, porque lo de estar despierto te aporta eso, la sensación de que todo dentro de ti está vivo, dolorido y ansioso por recuperar el tiempo perdido".
"Charlie asiente.
—Lo que tenemos que conseguir es que eches un polvo.
Es una referencia indirecta al incidente del campanario. Si echo un polvo, no intentaré suicidarme. Según Charlie, echar un polvo lo soluciona todo. Si los líderes mundiales echaran con regularidad buenos polvos, los problemas del mundo desaparecerían".
"—Eres un cerdo, Charlie.
—Y tú me quieres.
—Ya te gustaría a ti que te quisiera. ¿Por qué no eres más como Finch? Finch es un caballero.
Poca gente diría eso de mí, pero una de las cosas que me gustan de esta vida es que puedes parecerle alguien distinto a todo el mundo".
"Pero apenas oigo lo que me dice porque, por encima del hombro de Bren, la veo de nuevo: Violet. Noto que estoy enamorándome, algo que ya sé lo que es".
"Continúo aquí, y me siento agradecido, porque de lo contrario estaría perdiéndome todo esto. A veces, estar despierto está bien.
—Hoy no —canto—. Porque me ha sonreído".
"Reglas de Finch para las excursiones
1. No hay reglas porque la vida ya tiene suficientes reglas".
"Yo no soy perfecta. Tengo secretos. Vivo en el caos. Y no solo mi habitación es un caos, sino también yo. A nadie le gusta el caos".
"Desde que dejé de escribir, leo más que nunca. Palabras de otras personas, no mis palabras: mis palabras se han volatilizado".
"Levanto las manos y veo que no tiemblan. Están tranquilas, y miro a mi alrededor, miro el cielo estrellado y los campos, las casas durmientes y oscuras, y estoy aquí, hijos de puta. Estoy aquí".
"—Pero ese no fue el motivo. El porqué es que ya nada importa. Ni el instituto, ni ser animadora, ni los novios, los amigos, las fiestas, los programas de escritura creativa, ni... —Agita los brazos como enfrentándose al mundo—. Todo eso no son más que cosas para llenar el tiempo hasta que muramos.
—Tal vez. O tal vez no. Independientemente de que sean cosas para llenar el tiempo o no, me alegro de estar aquí. —Si algo he aprendido es que hay que sacar el máximo provecho de todo—. Te importan lo suficiente como para no saltar".
"—¿Puedo preguntarte una cosa? —dice, mirando al suelo.
—Claro.
—¿Por qué te llaman Theodore el Friki?
Ahora soy yo el que mira al suelo, como si fuese la cosa más interesante que he visto en mi vida".
"Mi recorrido habitual sigue la carretera nacional, pasando por delante del hospital y la zona de acampada hasta llegar al viejo puente construido en acero que todo el mundo, excepto yo, parece haber olvidado. Corro por encima del muro —que hace las veces de guardarraíl—, y cuando termino sin haberme caído, sé que estoy vivo".
"Vuelvo corriendo a casa, cargado de peso y vacío a la vez. «Esta vez será diferente. Esta vez me mantendré despierto.»
Corro hasta que se detiene el tiempo. Hasta que mi mente se detiene. Hasta que lo único que percibo es el metal gélido de la matrícula en contacto con mi mano y el bombeo de la sangre".
"«Existen distintas maneras de morir. Puedes saltar desde el tejado o irte envenenando a diario y lentamente con la carne de otros»".
"—Y bien, ¿qué andamos buscando?
—No lo sé. Algo que sea menos limpio y reluciente, tal vez un poco más sexy. Ya me he hartado de los ochenta.
Brenda frunce el entrecejo.
—¿Es por esa... como se llame? ¿La flacucha?
—Violet Markey, y no está flacucha. Tiene caderas.
—Y un culo sabroso, sabrosón —apunta Charlie, que se ha sumado a nosotros.
—No. —Bren niega con la cabeza con tanta fuerza y a tal velocidad que parece que esté dándole un ataque—. Tú no te vestirás para complacer a una chica, y menos a una chica como esa. Tú tienes que vestirte para complacerte a ti. Si no le gustas por lo que eres, es que no la necesitas para nada".
"Me río y paro enseguida.
—Reír está bien, que lo sepas. Ni se abrirá la tierra. Ni tampoco te irás al infierno. Créeme. Si el infierno existe, iré allí antes que tú, y estarán tan ocupados conmigo que ni siquiera podrán admitirte".
"—Decca, cuéntame qué has aprendido hoy —dice mi madre.
Pero antes de que le dé tiempo a responder, digo:
—Me gustaría contar primero lo mío.
Dec deja de comer el tiempo suficiente como para poder mirarme, boquiabierta, la boca llena de guiso a medio masticar. Mi madre sonríe con nerviosismo y se agarra al vaso y al plato, como si fuera a levantarse y a tirarlo todo por los aires.
—Pues claro, Theodore. Cuéntame qué has aprendido.
—He aprendido que en este mundo existe el bien si te esfuerzas por encontrarlo. He aprendido que no todo el mundo es decepcionante, y en eso me incluyo a mí, y que un montículo de 383 metros puede parecer más alto que un campanario si te encuentras al lado de la persona adecuada".
"—No es culpa tuya. Y disculparse es una pérdida de tiempo. Tienes que vivir tu vida para nunca tener que decir que lo sientes. Es más fácil hacerlo bien de entrada y así no tener que pedir disculpas".
"Se inclina hacia delante y añade: «Antes de morir quiero saber qué es un día perfecto»".
"—«Theodore Finch, en busca del Gran Manifiesto.»
Me mira con intención, y sé que está de nuevo completamente presente.
—No sé qué quiere decir.
—Quiere decir: «La necesidad de ser, de querer ser importante y, si de morir se trata, morir con valentía, con clamor... Perdurar, en suma»".
"Conozco lo suficientemente bien la vida como para saber que no puedes contar con que las cosas permanezcan intactas e inmóviles, por mucho que te gustaría que así fuera. No puedes evitar que la gente muera. No puedes evitar que se marche. Ni siquiera uno mismo puede evitar marcharse".
"Lo que es complicado es crecer y superar la etiqueta que te han puesto".
"—Hay una chica. La llamaremos Lizzy. —Elizabeth Meade es la jefa del club de macramé. Es tan agradable que no creo que le importe que le tome prestado el nombre con el fin de proteger mi intimidad—. Hemos entablado una amistad, y eso me hace muy, pero que muy feliz. Estúpidamente feliz. Tan feliz que mis amigos no me aguantan de tan feliz que estoy".
"—Es precioso.
—Precioso es una palabra preciosa que deberías utilizar más a menudo. —Se estira para taparme un pie que se ha escapado de debajo de la manta—. Es como si fuera nuestra".
"—Uno de los problemas que presenta la gente es que a menudo se olvida de que lo que de verdad cuenta son las pequeñas cosas. Todo el mundo está ocupado esperando en el Lugar de la Espera. Si nos parasemos un momento a recordar que existen cosas como la torre Purina y una vista como esta, todos seríamos más felices".
"Me gusta que comprenda todos los colores en uno, y se me ocurre una idea. Pienso en escribirla a modo de canción, pero me siento delante del ordenador y le envío un mensaje a Violet: «Eres todos los colores en uno, con su máxima intensidad»".
"Cuando tres o cuatro kilómetros más adelante vuelve a mirarme, dice:
—¿Sabes lo que me gusta de ti, Finch? Que eres interesante. Que eres diferente. Y que puedo hablar contigo. Pero que no se te suba a la cabeza.
El ambiente está cargado y rebosa electricidad. Tengo la sensación de que si alguien encendiera una cerilla, el aire, el coche, Violet y yo explotaríamos al instante. Mantengo la mirada fija en la carretera".
"—Acaba siempre lo que empieces, tío".
"—(...) Deberías saber dónde te metes antes de implicarte sentimentalmente
—Por si no te has dado cuenta, ya estamos implicados sentimentalmente, Finch. Y por si no te has dado cuenta, yo también estoy rota".
"Violet es oxígeno, carbono, hidrógeno, nitrógeno, calcio y fósforo. Los seis elementos de los que todos estamos compuestos, aunque no puedo evitar pensar que es algo más que eso, que posee otros elementos de los que nadie ha oído hablar y que la diferencian de todos los demás".
"«Todo irá bien.
»Todo irá bien.
»No se vendrá abajo.
»Todo irá bien.
»Saldrá bien.
»Estoy bien. Bien. Bien.»".
"—¿Ha estado otra vez hoy en lo alto del campanario?
—Dios mío, ¿acaso tienen cámaras de seguridad instaladas allá arriba?".
"—Estoy bien. Créame, si decido suicidarme, será el primero en saberlo. Le reservaré un asiento en primera fila, o al menos esperaré hasta que tenga más dinero para el juicio.
Nota para mí mismo: el suicidio no es cuestión de broma, sobre todo para las figuras de autoridad que, de un modo u otro, son responsables de ti.
Intento controlarme.
—Lo siento. Ha sido de mal gusto. Pero estoy bien. De verdad".
"—No estás solo. —Y antes de que pueda decirle «De hecho lo estoy, lo cual forma parte del problema. Todos estamos solos, atrapados en el interior del cuerpo y de la mente, y sea cual sea la compañía que podamos tener en esta vida, no es más que pasajera y superficial», me presiona con más fuerza hasta que temo que acabe partiéndome el brazo—. Y seguiremos hablando".
"«Trastorno bipolar —dice mi cerebro, etiquetándose—. Bipolar, bipolar, bipolar.»
Y vuelta a empezar: «Estoy roto. Soy un farsante. Soy imposible de amar...»".
"—¿Por qué lo haces? ¿No te cansa que la gente hable constantemente de ti?
—¿Incluida tú?
Se queda callada.
—Lo hago porque me recuerda que estoy aquí, que sigo aquí y que tengo algo que decir".
"«La cadencia del sufrimiento ha empezado.»
Cesare Pavese
Estoy
hecho
trizas".
"—Sí, esto no está sucediendo.
Sus dientes y sus ojos destellan bajo la luz ultravioleta.
—Estoy intentando ayudarte.
—Yo no necesito ayuda. Yo no soy Eleanor. Solo porque no pudiste salvarla no tienes por qué intentar salvarme a mí.
Empiezo a enfadarme.
—Eso no es justo.
—Solo quería decir que estoy bien.
—¿De verdad?".
"Recuerdo correr por una carretera y llegar a un vivero de flores.
Recuerdo su sonrisa y su risa cuando yo era mi mejor yo y ella me miraba como si fuera una persona sin nada malo y entera. Recuerdo cómo me miraba de la misma manera incluso cuando ya no lo era. Recuerdo su mano en la mía, la sensación que me producía, como si fuera alguien y algo que me pertenecía".
"«Si este azul estuviera ahí siempre; si este vacío se conservara siempre.»
No había nada que pudiera haberlo hecho durar más tiempo".
"Y me doy cuenta de una cosa: no es lo que tomas, sino lo que te llevas".
"Ya no tengo raíces, pero floto, toda de oro. Siento que mil posibilidades nacen en mí".
Jennifer Niven