El ensueño:
"¿Quién es el que amo? No
lo sabréis jamás".
"Y Él vive en mí
como un muerto en su
sepulcro, todo mío, lejos de
la curiosidad, de la
indiferencia y la maldad".
"Por sobre todas las cosas
amo tu alma".
"Entonces hablo para sentir
que existo, porque si no
hablara mi lengua se
paralizaría, mi corazón
dejaría de latir, toda yo me
secaría deslumbrada".
"Y Toda la
noche, con la yema rosada de
los dedos, acaricio los ojos
que te miraron".
"Te amo profundamente y no
quiero besarte. Y Me basta
con verte cerca, perseguir las
curvas que al moverse trazan
tus manos, adormecerme en
las transparencias de tus ojos,
escuchar tu voz, verte
caminar, recoger tus frases".
"Cuando recibí tus primeras
palabras de amor, había en mi
cuarto mucha claridad. Y Me
precipité sobre las puertas y
las cerré. Y Yo era sagrada,
sagrada. Nada, nadie, ni la
luz, debía tocarme".
"Estoy en ti. Y Me llevas y
me gastas. En cuanto miras,
en cuanto tocas, vas dejando
algo de mí. Y Porque yo me
siento morir como una vena
que se desangra".
"Tú, el que pasas, tú dijiste:
ésa no sabe amar. Y Eras tú el
que no sabías despertar mi
amor. Y Amo mejor que los
que mejor amaron".
"Y Pero
proyecto mi alma fuera de mí
y te alcanzo, te toco. Y Tú
estás despierto y te
estremeces al oírme. Y
cuando está cerca de ti se
estremece contigo".
"Si el silencio invade mi
cuarto y nada se oye mi
pensamiento se clava en ti".
Plenitud:
En la casa silenciosa, de
patios calmos, frescos y
largos corredores, solamente
yo velo a la hora de la siesta.
Y Quema el sol sobre los
mármoles. Y La blanca y
familiar perrita apoya sus
patas delanteras sobre mis
rodillas y me mira de un
modo extraño. Y Yo le
pregunto: ¿también sabes tú
que lo amo?".
"Susurro, lento susurro de
hojas de mi patio al atardecer.
¿Por qué me enloquecéis
susurrándome su nombre? Y
Él no vendrá hoy. Y Piensa en
mí, pero no vendrá hoy".
"En una columna me apoyo, y
te sueño. Y Mi mejilla, en
contacto con el frío mármol
hiela mi corazón. Y Gruesas
lágrimas caen de mis ojos. Y
Soy feliz, pero lloro".
"Pienso si lo que estoy
viviendo no es un sueño. Y
Pienso si no me despertaré
dentro de un instante. Y
Pienso si no seré arrojada a
la vida como antes de
quererte. Y Pienso si no me
obligarás a vagar de nuevo,
de alma en alma, sin
encontrarte".
Agonía:
"Sentados en un banco,
¿cuántas horas?, no me
atrevía a tomarte las manos. Y
En la blusa de mi vestido de
primavera cayeron, al fin,
pesadas, mis lágrimas. Y El
género las absorbió en
silencio, allí mismo, donde
está el corazón".
"Como el ladrón, en puntillas,
me acerqué, una, dos, tres
veces, a tocar las paredes que
te protegían".
"Un pájaro repite
insistentemente la misma nota
y mi corazón el mismo latido".
"No te
engañes: si me has encontrado
un día por las calles y te he
mirado, mis ojos iban ciegos
y no veían. Y Si te hallé en
casa de amigos y hablamos,
mi lengua dijo palabras sin
sentido. Y Si me diste la
mano o te la di, en un sitio
cualquiera, eran los
músculos, sólo los músculos,
los que oprimieron".
Noche:
"No volverás. Todo mi ser te
llama, pero no volverás. Si
volvieras, todo mi ser que te
llama, te rechazaría".
"Y De tu
ser mortal extraigo, ahora, ya
distantes, el fantasma
aeriforme que mira con tus
ojos y acaricia con tus manos,
pero que no te pertenece. Es
mío, totalmente mío. Me
encierro con él en mi cuarto y
cuando nadie, ni yo misma,
oye, y cuando nadie, ni yo
misma, ve, y cuando nadie, ni
yo misma, lo sabe, tomo el
fantasma entre mis brazos y
con el antiguo modo de
péndulo, largo, grave y
solemne, mezo el vacío...".
Alfonsina Storni
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