"Uno no puede pasar la vida solo por completo".
"Ellis se aproximó para sentarse algo más allá. Estudiando a la chica sintió una punzada de desencanto. Era fea".
"—Cállate —dijo—. ¿No puedes dejar de lloriquear?
Pero no la miraba y ella no tenía modo de saber que le estaba hablando. Ningún sonido llegaba a su tumba de silencio".
"—No me has preguntado por el reloj. ¿Nunca piensas en ti misma?
—Yo no importa —dijo Grace—. No soy nadie. Nunca he sido nadie.
—Pero, ¿no te gustaría ser alguien? —propuso Crane, sonriéndole—. ¿Nunca pensaste en ser la señora de una casa como ésta? ¿En tener dinero para gastar, disfrutar de cierta felicidad?
Ella lo miraba con los ojos dilatados por la grata sorpresa.
—¡Oh, sí!
—Bueno, a veces los sueños se hacen realidad —señalo él, suavemente—".
"En ese instante tuvo la sensación de que su destino estaría ligado al de ella. Supo, por instinto, que valía la pena ayudarla, pues ella le devolvería cien veces el favor. Se sentía solo y necesitaba una compañera; en el momento creyó cargar con una llorona sin agallas, pero era un error.
La oruga se había convertido en una mariposa; la transformación era electrizante.
Arrugó el entrecejo. ¿Se estaba enamorando de ella? Analizó la cuestión, estudiando sus propios sentimientos con la frialdad de siempre. Era posible".
"Descubrió que lo desesperaba la posibilidad de perderla y se olvidó de sí mismo; olvidó su dolor y el hecho de que lo ahorcarían si la policía lo atrapara. Solo podía pensar en ella".
"—¿Sí? —dijo Ellis, con ojos pétreos—. ¿Y ella?
—Por ella no te preocupes. Se queda conmigo.
—Oh, no, nada de eso —replicó Ellis—. Llegamos juntos, nos vamos juntos".
"De pronto Crane le dio una bofetada.
—¡Mujerzuela vulgar! —le gritó—. ¡Ya te enseñaré a hablarme así! ¡Cómo te atreves a compadecerme!
—¡Crane! —gritó Ellis—. No seas teatral. Toma una copa y dominate, hombre".
James H. Chase
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