miércoles, 21 de octubre de 2020

Citas: Maria quiere ser tu amiga - Laura Marshall

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 "Me mira con indiferencia desde la pantalla. No he sentido su fría mirada 
desde hace más de veinticinco años, no he sido el objetivo de esa mirada, que te da a entender que está estudiándote, aunque no de una forma desagradable, sino evaluándote, comprendiendo más cosas sobre ti de las que tú quisieras que supiera la gente".

"El café ya está listo, y no me queda otra alternativa que sentarme de nuevo ante el ordenador portátil, donde Maria me ha estado esperando, constante e impenetrablemente. Me obligo a mirarla a los ojos, buscando en vano algún indicio de lo que iba a sucederle. Intento mirar la foto como lo haría alguien cualquiera: es de una colegiala normal, una foto antigua que ha estado encima del aparador de alguna madre durante años y a la que se le ha quitado el polvo todas las semanas. Pero no funciona; no soy capaz de mirarla así sabiendo cuál iba a ser su destino".

"Maria Weston quiere ser mi amiga. Quizá ese fuera siempre el problema:
Maria Weston quería ser mi amiga, pero yo la decepcioné. Ha estado revoloteando junto a mi conciencia durante toda mi vida adulta, aunque he sabido mantenerla fuera de ella, convirtiéndola tan solo en una borrosa sombra en el rabillo del ojo, fuera, casi por completo, de mi campo visual.
Maria Weston quiere ser mi amiga.
Pero Maria Weston está muerta desde hace más de veinticinco años".

"Al final decido dejar la foto actual y enviar la solicitud de amistad sin mensaje, después de algunas deliberaciones. Al fin y al cabo, ¿qué diablos iba a decirle? «Hola, Sophie, ¿qué tal te ha ido durante los últimos veintisiete años?». Suena un poco raro. «Hola, Sophie, he recibido una solicitud de amistad de Facebook de nuestra compañera de instituto, que lleva muerta mucho tiempo. ¿La has recibido tú también?». E incluso más raro si no la ha recibido".

"Fuera está anocheciendo. Cierro el ordenador portátil y me quedo sentada a la mesa de la cocina, quieta, durante un buen rato. Primero la solicitud de amistad de Facebook, luego la reunión y ahora el encuentro con Sophie… Me siento como si estuviera dando un paseo, o en un viaje al que nadie me preguntó si quería ir. Aunque estoy muy sorprendida por el giro de los acontecimientos, en cierto modo siempre he esperado que esto sucediera, o algo así. No sé quién está al volante ni hacia dónde nos dirigimos, pero las ruedas han empezado a moverse y no sé cómo detenerlas".

"—¡Louise!
Hace la intención de darme un beso en la mejilla pero se lo piensa mejor y me atrae hacia ella, envolviéndome en sus brazos, en su perfume, en su personalidad. Me abruman los recuerdos y las sensaciones. Los años transcurridos, durante los cuales me he esforzado tanto en olvidar, se esfuman y por un momento vuelvo a tener dieciséis años y a sentirme torpe, en conflicto, intensamente viva".

"Lo que ella desea más que nada es poder hacer las cosas bien, equilibrar la balanza. Aquella noche, el mundo perdió su equilibrio. Ojalá pudiera dar con el modo de recuperarlo. Puede que entonces pudiera seguir adelante con su vida. Vivir plenamente, comprometerse con el mundo, en vez de existir en esta vida a medias, en la que nadie sabe quién es ella de verdad".

"—¿Estás seguro? No parece esa clase de chica.
Ah, la gente más callada es la que tienes que vigilar más de cerca, Louise. ¿Aún no te habías enterado? —Sam sonrió—".

"Cuando salía de clase, se volvió hacia mí, con el rostro impasible. Si estaba a punto de echarse a llorar, no lo parecía. La impresión que daba era de pura rabia, de esa que es capaz de arrojar objetos por la habitación con su poder.
Sin hablar, me dijo que ahora sabía realmente quién era yo, y que se aseguraría de que viviera para lamentar este día. Me quedé inmóvil en mi mesa mientras un escalofrío de miedo me recorría la columna vertebral".

"Me quedo mirando fijamente al hombre, pensando en lo extraño que es ver en la vida real a alguien tan guapo como una estrella de cine, cuando advierto que la mujer que está a su lado es Esther. Me pongo absurda y patéticamente contenta al verla, y me acerco en seguida a ella.
¡Me dijiste que no ibas a venir!
Tengo ganas de abrazarla, pero sé que sería excesivo.
Parece avergonzada.
Después de todo, resulta que soy humana dice mirando a su marido".

"Cuando dejas algo tras de ti, crees que ya está, que ha desaparecido. Pero no puedes dejarte atrás a ti mismo. Es así; eres tú, de por vida".

"—Solo una cosa más —dice, sacando un sobre marrón del bolsillo interior de su chaqueta—. Encontramos algo cerca del cadáver.
Mete la mano en el sobre y saca una bolsa de plástico transparente. Me doy cuenta de lo que es antes de que diga nada más, y debo recurrir a todas mis fuerzas para mantener las manos quietas en mi regazo y respirar con normalidad.
¿Ha visto esto antes? —me pregunta.
Descansa inocentemente encima de la mesa, entre las dos.
No.
Intento responder con naturalidad, de forma neutra, sin hablar ni muy deprisa ni muy despacio.
¿No lo llevaba Sophie?
No, seguro que no. Llevaba un enorme collar de plata.
Reynolds no dice nada y se limita a volver a meter la bolsa de plástico transparente en el sobre. Una bolsa de plástico que contiene una fina cadena de la que cuelga un pequeño corazón de oro. Aunque han pasado más de veinticinco años desde que lo vi por última vez, reconocería ese colgante en cualquier parte. Me atormenta en sueños. Sin duda alguna, es el colgante de Maria Weston. El que llevaba la noche que desapareció".

"Me rodeo con los brazos, aunque en el coche hace calor. He pasado mucho tiempo sumida en la oscuridad, mintiéndoles no solo a los demás, sino también a mí misma. Sin embargo, ahora la puerta está abierta. Es tan solo una rendija, pero está abierta. Y la luz se filtra a través de ella".

"Estos días intento estar en contacto con la gente personalmente en lugar de hacerlo desde una pantalla. Ya no me aferro a los bordes de mi vida; estoy intentando reconstruirla a partir de los fragmentos que quedaron".

"La nube pasa y vuelve a salir el sol. Me siento a una mesa de la terraza, dejando el chocolate caliente de Henry con cuidado frente a mí. Él también se sienta. Si alguien nos está vigilando, nos verá a los dos sonriendo, bajo la luz del sol".




 Laura Marshall

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