"El cielo está nublado y hace frío en esta media tarde de principios de marzo".
"El silencio es ahora tenso como la cuerda de un violín o como la nota más alta de una trompeta".
"Los rostros de chicos y chicas brillan como manzanas que revientan de maduras".
"¡Había cumplido quince años! Un dolorcito, un pellizco en el pecho, hizo que se despertará de golpe. ¡Quince años! ¡Cuánto había esperado los quince! "Ya vas a ver, cuando tengas quince..." "Ahora no, cuando tengas quince..." "¡Eh! ¿Pensás que tenés quince?..." Y bueno, ya estaba".
"Niqui la escucha arrobado y se une al recuerdo:
—Juntábamos pedazos de vidrios y lozas de colores y decorábamos las casitas...
—Pescábamos mojarritas en la laguna...
—Hacíamos una carretilla voladora y nos íbamos a la Luna...
El Marciano no resiste más.
—¡Eh, che! Pará la mano, viejo... Córtenla... A delirar no les gana a nadie... A ver si porque son de un pueblo son unos genios ustedes".
"—Ahí te doy la razón ¿ves? —aprueba el Marciano melancólicamente—. Volver a la casa a estudiar nunca puede ser muy divertido...
—Por eso te digo, lo divertido es participar. ¿No les decía que estamos participando en el proceso económico?
—"Proceso económico!" ¡Hay... que ver!".
"Era menor, y no podía vivir solo todavía. ¡Dios! ¡Cuándo pasaría el tiempo! ¡Y cuándo sería dueño de su vida! Se sentía como un objeto que alguien no se sabía nunca quién, sacaba y ponía de un lugar a otro".
"—Qué cara de inteligente tiene —dice Inés— ¿se fijaron?
—¿No te digo? Tenes que venir de afuera y hacerte el lindo, para que te digan inteligente... ¡Hay... que ver!".
"—¿Pero no se saludan siquiera? —pregunta incrédula Lori, que no entiende como Josefina puede resistir.
—No se niega el saludo a un hermano... —murmura severamente Tamara—, fiel a sus principios de universal hermandad, más firmes, todavía en este caso.
—¡Qué hermano ni hermano! —ondula con vehemencia Josefina— ¿No te acordas más de los que nos hizo el día de la Plaza Pringles? Además...
—¿Además de qué?... —pregunta Lori ansiosamente.
—Además... bueno, se los digo si me prometen que de aquí no sale...
—Pero seguro... Dale, ¿qué paso?
—Que tu mano derecha no sepa lo que hace la izquierda...
—¿Y eso que tiene que ver? —la impaciencia de Lori hace callar casi violentamente a Tamara— cállate y deja que cuente".
"—Oigan, che —se enfureció de pronto Anibal—, yo vine a estudiar contabilidad, no a escuchar cantitos idiotas...
—Pero Anibal... —el Marciano ladeó la boca en la más sarcástica de sus sonrisas, por favor, ¿no ves que están hablando "de cosas de la cultura"?
—¡Me voy! ¡No los banco más! —Y Gustavo hizo ademán de ir hacia la puerta.
—¿No vas a probar la torta que me va alcanzar ahora mi mamá? —preguntó el Marciano poniendo la cara más estúpida del mundo.
Gustavo se paró en seco.
—Bueno, esta bien —dijo sin darse la vuelta—, por esta vez me quedo, pero si dejan de joder y estudian; yo me tengo que sacar un ocho, che.
—Ocho patadas en el culo te voy a dar si seguís mandándote la parte. ¿Desde cuándo tanto amor al estudio? ¡Un ocho! ¡Hay... que ver!".
"Escribe pronto y cuéntame cosas. Yo... pues lo de siempre, sangre y orina bajo el microscopio... Lo demás, igual. Te abraza fuerte, Pepe".
"Robbie toma lo que le da el otro. Es una fotografía. Allí están Niqui, él y Pablo pescando junto al río. Niqui añade con esfuerzo:
—La sacó el abuelo y la mandó para que te la llevaras...
Los árboles del río, las cañas, los rostros, se vuelven completamente borrosos bajo los ojos llenos de lágrimas del muchacho. Se echa a los brazos del otro sin mirarlo. Niqui hunde la cara en su hombro".
Alma Maritano
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