"Sospecho que uno se hace lector para completar lo inacabado. Para completarse".
"Hay muchos que piensan que nuestro destino ya está escrito, que ninguna de nuestras acciones es fruto del azar".
"La memoria suele tender muchas tranpas".
"Los hombres son como los vinos, en algunos la juventud es una virtud, pero en otros es un pecado".
"—Uno nunca termina de conocer del todo a las personas —me dijo—, ni aún a las más cercanas".
"El SIDA es como una tormenta, nadie quiere sacar la cabeza para ver qué hay afuera".
"—Miedo al rechazo... Hermanito, voy a decirte algo, tal vez lo único que aprendí en mi corta vida. Si la cuerda no fuera delgada, no tendría gracia caminar por ella".
"—Uno de los motivos porque quiero tanto a este perro es por sus ojos. Desde que estoy enfermo la gente me mira de distintas maneras. En los ojos de algunos veo temor, en los de otros intolerancia. En los de la abuela lástima. En los de papá enojo y vergüenza. En los de mamá miedo y reproche. En tus ojos curiosidad y misterio. Los únicos ojos que me miran igual, en los únicos ojos que me veo como soy, no importa si estoy sano o enfermo, es en los ojos de mi perro. En los ojos de Sacha".
"—Valla paradoja, yo te acompañe en tus primeros pasos, y vos me acompañas en los últimos...".
"—Ninguna enfermedad te enseña a morir. Te enseña a vivir. A amar la vida con tada la fuerza que tengas. A mi el SIDA no me quita, me da ganas de vivir".
"Ayer volví, después de tantos años al río.
El agua, las piedras, los árboles, el viento, son los mismos.
Yo ya no soy el mismo.
Ya no me pregunto como será mi destino.
Le debo a Ezequiel el haberme enseñado que la vida no es más que eso: asomar la cabeza, para ver qué pasa afuera, aunque haya tormenta. Y una suite de Bach".
"No tengo otra forma de irme de aquí.
No sé si voy a volver. Siento que cada vez son menos las cosas que me atan a este lugar".
Antonio Santa Ana
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