domingo, 3 de mayo de 2020

Citas: Betibú - Claudia Piñeiro


"Porque Nurit Iscar, la dama negra de la literatura argentina, hasta hace cinco años atrás casada y con dos hijos varones terminando el secundario y entrando a la Universidad, se enamoró de otro hombre y, entonces, además de divorciarse, escribió por primera vez una novela de amor. Que para colmo no termino bien. No termino bien ni en cuanto a la trama, ni en cuanto a la crítica, ni en cuanto a su aceptación entre quienes esperan con entusiasmo cada novela de Nurit Iscar. Como tampoco termino bien su propia historia de amor, de la que también prefiere olvidarse".

"A ver, ¿por qué el 65% de las mujeres duermen boca arriba y el 60% de los hombres boca abajo?, le pregunta a Karina Vives, la periodista de la sección de Cultura que se sienta en el escritorio a su izquierda, junto a una de las pocas ventanas de la redacción, la que da al bulevar. Y Karina, que lo conoce desde que entró a trabajar al diario hace ocho años y que sabe lo que significa para Jaime Brena haber tenido que dejar Policiales para ocuparse de notas como ésa, lo mira con cara de tonta y arriesga: ¿Porque aplastarse las tetas duele más que aplastarse el pito?, y le mantiene la mirada esperando la respuesta. La pija, nena, la pija, le dice Brena".

"Luego, esa noche, mientras comía en su casa con él y sus hijos, se sintió rara, en falta, como si hubiera percibido que detrás de los torpes movimientos de aquella tarde se escondía dentro de ella algo que no era apropiado, dadas sus circunstancias. Las circunstancias no son un tanque blindado, le dijo un tiempo después Lorenzo Rinaldi antes de besarla".

"No me quiero sentir responsable de eso, Betibú, no defiendas la moral donde no la hay. No es moral, es ética. ¿No es lo mismo? No, yo soy agnóstica".

"Pero yo quiero que lo haga "la dama negra de la literatura argentina". No. Quiero que lo haga mi Betibú, dijo, se acercó y la besó.
Y ella sintió que ése era el beso de Judas".

"Brena le preguntó, ¿cómo era el corte?, ¿hacia arriba?, ¿paralelo al piso? Paralelo al piso y sobre el final levemente hacia arriba. Lo mataron. ¿Por qué? Brena le da la regla. Degollate, le dice. El pibe le dice sin decir nada.  Degollate, pibe, le dice otra vez. Sin demasiado convencimiento, el pibe mueve la regla de izquierda a derecha. ¿Dónde terminó la mano? Levemente hacia abajo. Si te estuvieras desangrando sería notoriamente hacia abajo, es imposible cortarse uno mismo el cuello hacia arriba, es un movimiento antinatural".

"Síndrome de abstinencia de ciudad: me estresan los árboles, me estresa el verde, me rompe poderosamente las pelotas el canto de los pájaros a las seis de la mañana, el chirrido de los grillos, las ranas que croan toda la noche. ¿sabes lo que necesito, Carmen? Un hombre, amiga. No, cemento, mucho cemento y un café en la esquina de mi casa, responde Nurit".

"Okey, vos también me estás manipulando, pibe, pero me caes simpático. Gracias, es todo un avance en nuestra relación, bromea el pibe de Policiales".

"El pibe de policiales se levanta y vuelve al escritorio de Brena, ¿qué pasa, pibe?, le pregunta Brena. Te debo algo, le contesta. Brena no entiende. ¿Qué me debes? Una respuesta a una pregunta que me hiciste en la primera lección de este curso acelerado de ayuda al periodista capacitado. Eh, para, tampoco es para tanto".

"Ajá, dice Nurit, ¿y cuál es esa situación? Que la señora Campolongo no quiere que esta mujer ingrese. Pero cuál es el motivo, aunque no esté probado. Que aparentemente Anabella López le robó. Le robó. Sí, un queso. ¿Un qué? Un horma de queso. Una horma de queso. El hombre se le queda mirando, ella también a él. Si quiere la llamamos a la señora Campolongo y ella le cuenta mejor. ¿Me cuenta como le robaron el queso? Le cuenta a usted lo que necesita saber. Y dígame, yo al pesar del riesgo de que esta mujer me robe un queso la quiero tomar igual, ¿ustedes me van a dejar con ella o me lo van a impedir a punta de rifle? Son escopetas. Ah, a punta de escopeta, entonces. No, nosotros no le podemos impedir que usted lleve a trabajar a su casa a quien quiera, por eso que le dije de la libre circulación y el derecho al trabajo, es solo un consejo que la señora Campolongo les da a sus vecinos. Cortesía. Sí, cortesía. Qué amable. Sí. ¿Dónde tengo que firmar? ¿Firmar qué? La autorización de trabajo. Entonces le autoriza el ingreso. Sí, total, yo queso no como. Entiendo, dice el hombre de seguridad y ya no dice más".

"Más tarde cuando vuelvo a ver a Brena, se lo confirmo. Gracias, no sabe lo importante que será para mí. Antes de irse, el comisario Venturini dice: permiso, no quiero ser descortés con las señoras, y avanza en donde  hacia donde están las amigas de Nurit a las que saluda con fuerte apretón de manos —usa las dos manos al saludar—, que a Carmen le molesta y a Paula le excita".

"¿Usted no es Paula Sibona?, le pregunta. Ella tarda unos segundos en reaccionar y luego dice: Sí, soy Paula Sibona. Pero que emoción conocerla, usted es unas de mis actrices favoritas. Me acuerdo que la vi en esa película, cómo se llamaba... esa que usted hace de la mujer  de un hombre muy poderoso... El camino de la sal... ahí me salió... El camino de la sal. El camino al salitral, corrige ella. Eso, al salitral, me encantó, repite él que todavía sigue con la mano de Paula apretada en las suyas. Bueno, me voy y vuelvo dentro un rato, ya tendremos tiempo de hablar un poco más, Paula, dice el comisario, ¿la puedo llamar así? Así me llamo, contesta ella. El comisario Venturini se despide de las tres y se va. Te gustó, dice Nurit. Está que arde la hija de puta, confirma Carmen".

"Me emocionan los hombres que te aprietan la mano con esa firmeza, y si son morochos y bigotudos, más. Pero vos no sos de conformarte con que te aprieten solo la mano, amiga, dice Carmen. ¿Qué queres decir? Que te lo vas a cojer, traduce Nurit. Me calienta, es cierto, pero no puedo. ¿Por qué? ¿Cómo por qué?: yo hice el Conservatorio, yo fui Medea y Lady Macbeth en el Teatro San Martín, ¡yo estuve en Teatro Abierto!, ¿entienden? no me puedo cojer a un comisario... es una cuestión ideológica. ¿Y desde cuándo lo ideológico se te mezcla con el sexo?, se ríe Carmen. Desde siempre. ¿Querés que te nombre una seguidilla de ideológicamente incorrectos que te cojiste?, pregunta Nurit".

"Se lo queda observando un instante y luego agrega: Al final, no eras tan pelotudo vos. El pibe de Policiales lo mira exagerando su sorpresa por el comentario, Brena se ríe. Es un chiste, pibe, no sos un pelotudo, te falta calle nomás".

"¿Te acordas el caso de Giubeleo, no? Más o menos, dice el pibe para no reconocer que no tiene idea de qué le habla. Más o menos, dice Brena, mi Dios, una médica que desapareció de la faz de la Tierra sin dejar rastro en el 85. ¿Cuántos años tenías vos en el 85? No había nacido, contesta el pibe. Que lo parió, dice Brena, que lo parió, y se queda un rato mirando por la ventana. No habías nacido, repite con la vista perdida en el campo de golf que aparece a su derecha".

"Qué raro el lavaropas en la cocina, dice Brena. Es un lavaplatos, le corrige Nurit. Apa, eso sí que me vendría bien a mí, sigue Brena. A vos lo que te vendría bien es una mujer, no un lavaplatos, querido, se ríe el comisario Venturini. Yo opino lo mismo, se atreve a decir el pibe. A Nurit, por supuesto, no le hace gracia el chiste: Ah, qué halagador para cualquier mujer suplantar un lavaplatos. Los tres hombres se miran, y saben que es mejor no decir nada más relacionado con el lavaplatos y las mujeres".

"A veces pienso que las mujeres estás más preparadas que nosotros para pasar por algo como esto, dice el pibe, que la violación es un hecho temido por ellas, pero del que tienen conciencia. Alguien, en algún momento de sus vidas, le advirtió  que un hombre puede hacerles daño, que tienen que tener cuidado, que no vayan por lugares peligrosos, oscuros, cercanos a las vías, no sé, todas esas cosas que mi mamá les decía a mi hermana y nunca a mí. A los varones no, nosotros no hablamos de esos temas, no nos pertenecen, nadie nos advierte que también pueden vejarnos, violarnos, entonces, cuando sucede, quedamos absolutamente perdidos, desarmados, muertos como le paso a Casabets, porque lo que sucedió no podía pasar, a nosotros no, y hasta dudamos de la propia percepción: lo que paso no paso, es imposible, no es real".

"La soledad es un estado interior que puede practicarse, incluso, estando con otra gente".






Claudia Piñeiro

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