viernes, 25 de febrero de 2022

Citas: Equipaje Ancestral - Favio Anselmo Lucero


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 "Pequeño gran mundo:

"Entró bruscamente, se miró al espejo. Al cruel espejo que, últimamente, le mostraba no su cara, sino el rostro de la tristeza".

"Latiendo fuerte sus emociones, con nostalgia rememoró su pasado aristocrático, al cual había renunciado para perseguir sus sueños e ideales que lo llevaron a rodar por el mundo. Optó por dejar su vida acomodada y segura para ser explorador de ilusiones.
Un soñador. Buscaba otros placeres, otro confort.
Quería obtener la admiración de las personas solo por necesidad de amor".

El enigma de la cueva:

"Además, ella no hablaba como cada mañana, con verborragia.
Pensó que tenía una mala noticia que darle. Por momentos, no emitía una palabra. El mismo sigilo de la cueva estaba adueñándose de la casa. Un tibio sol juguetón, casi recién amanecido, iluminaba justo donde ella se sentaba. Por momentos, su cuerpo se desdibujaba. Solo veía el reflejo de la medalla".

Espesa niebla:

"Su físico… sintió la arena. Sus ojos se llenaron de luz, quedaron fijos, encandilados. El sudor se evaporó y un rápido movimiento recorrió su espalda. La neblina, ave de rapiña, envolvió ansiosamente su cuerpo.
Los asesinos represivos nunca fueron identificados por los ciegos y mudos testigos, amedrentados con tiros al aire de armas de fuego.
Todo lo que es o existe, horizontal de cuatro letras. Quién, dónde, cómo.
Estaba bañado en sangre".

Angelito niño:

"Manos suplicantes,
fervorosos ruegos
pidiendo piedad.
Manchadas de sangre
que te ahogarán".

"Destino marcado
sin la libertad.
Siempre prisionero,
duermes y no sueñas
con poder jugar.

Nacimiento mudo
que nunca dio a luz.
Hijo de la tierra que,
en lugar de cuna,
te dio un ataúd".

Amanece el oscuro:

"El café me volvió a la realidad.
Es increíble esa sustancia negra, amarga y fuerte, igual que mi vida; me hizo reaccionar".

"Un sacerdote besa mi frente fría, hace la señal de la cruz con el pulgar y todos mis compañeros se encuentran paralizados por el suceso.
Concluyó el rito, la oficina siguió su ritmo y, al cerrar mi correo, me fui silenciosamente pensando en la última frase: SIN AMOR DUELE MUCHO VIVIR".

La casa usurpada:

"Ahora es muy distinto. Todo cambió. Los señores ya no están: Nora continúa con el manejo de su propia familia. Los tiempos son otros. Las costumbres, también".

Solitos en la Docta:

"Fue sintiendo como un agujero en las entrañas, que aumentaba con el paso de las horas heladas, y que lo carcomió completamente, provocándole un vacío inmenso que agotó sus fuerzas. No podía ni levantar los brazos, desamparado en ese desierto blanco, en esa ahuecada existencia invisible, avergonzándose de estar vivo. La temperatura bajo cero congeló sus extremidades con violentos temblores, abandonado al dolor. Sin resistir, confundiendo su consciencia, su cuerpo dejó de contenerlo".

Un poeta en el ropero:

“Hecho para amar, dignidad humana.
Con derecho a amar, despojado”.

"Otras veces, canto canciones inventadas, para preguntarme
por qué. Me pregunto: ¿por qué estoy acá?, ¿a quién obedecer?
Quisiera engendrarme yo mismo de nuevo".

“Sin acercarse, sin mirar,
ni amigo, ni cómplice.
Hay que renunciar”.

"Estar y sentirme como me siento: más vivo que nunca. Ya no imagino utopías azules ni universales. Vivo la realidad de los momentos y las horas. Mis noches tienen la esperanza y el olor de las mañanas frescas de verano. Y mis días reverdecen alegres y luminosos, como en primavera.
La búsqueda y la lucha terminaron cuando decidí dejar esa vida adentro del ropero.
Al salir, el sol me iluminó la cara y los ojos para ver lo esencial.
Me dejé empapar por la lluvia. Entonces, me encontré con el amor, que le dio sentido a todo.
Hoy, soy lo que soy".

La declaración del heredero:

"No pudieron impedir que las heridas causadas se volvieran
luminosas, reflejando, en su espíritu, los colores del arcoíris".












Favio Anselmo Lucero

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