lunes, 15 de abril de 2019

Citas: La nariz - Nikolái Gógol


"Impulsado por la decencia. Iván Yakovlevich se puso el uniforme sobre la camisa, y después de haberse sentado a la mesa, tomó un poco de sal, mondó dos cebollas, cogió un cuchillo y se dispuso a partir el pan con aire grave. Lo partió por la mitad, miró la parte interior y se quedó asombrado al notar una cosa blanquecina. La  fue raspando cuidadosamente con el cuchillo y la palpó con el pulgar. «¡Es una cosa muy dura! —dijo para sí—; pues ¿qué será?»
La sacó con los dedos y encontró una… ¡nariz! Yakovlevich dejó caer los brazos; luego comenzó a restregarse los ojos y volvió a tocar con el dedo la cosa. Era una nariz, una verdadera nariz, y él creía conocerla…".

"Se acercó tímidamente al espejo y se miró en él.
—¡Que el diablo lo entienda! ¡Qué porquería! —exclamó, escupiendo indignado—. ¡Si por lo menos tuviera otra cosa en lugar de la nariz! ¡Pero nada!
Después de haber apretado los dientes en un acceso de rabia, salió del salón y resolvió, contrariamente a su hábito, no mirar a nadie en el camino ni obsequiar a nadie con la más leve sonrisa".

"Mas de repente retrocedió, como si se hubiera quemado. Acababa de recordar que donde los demás tenían su nariz, él no tenía nada; y se echó a llorar a lágrima viva".

"—¿Y es su siervo el que se escapó?
—¿Qué siervo? ¡Eso no habría sido tan ruin! ¡No! Se me escapó… la nariz…
—¡Ejem! ¡Qué apellido más raro! ¿Y qué le robó el señor Nariz?
—¡Nariz! ¡Es que usted no me comprende! Mi nariz, mi propia nariz es la que desapareció, y no sé dónde. ¡El diablo ha querido jugarme un mala pasada!
—Pero ¿de qué manera desapareció? No comprendo.
—No sabría decirle de qué manera. Y lo más importante del asunto es que ella se pasea ahora por la ciudad y se hace tratar de consejero de Estado".

"El mayor entró en su habitación, se dejó caer cansado y triste en una butaca, dio unos suspiros profundos y exclamó:
—¡Dios mío! ¿Qué hice yo para merecer esto? Si hubiera perdido una mano o un pie…, no sería para tanto; pero un hombre sin nariz es…, ¡qué sé yo! 
Un pájaro que no es ave; un ciudadano que no tiene el derecho de ciudadanía, es algo que se puede olvidar".

"«Pero ¿qué haré si no queda pegada?»
Esta pregunta que se dirigió el mayor, le hizo palidecer.
Presa de miedo inexplicable, fue corriendo hacia la mesa y acercó el espejo para no colocarse la nariz oblicuamente. Le temblaban las manos. Con mucha atención y cuidado volvió a ponerla en su lugar. Pero ¡que espanto! La nariz no quedó adherida… Se la acercó a la boca, la calentó un poco con el aliento y la apretó de nuevo contra la superficie plana que había entre una y otra mejilla. 
¡La nariz no quedaba pegada!
—¡Quédate fija, pedazo de animal! —le dijo".

"No obstante, y a pesar de todo, al fin y al cabo, puede comprenderse tal vez algo de todo el asunto. Puesto que, considerándolo bien, ¿dónde no topamos con lo inconcebible? Y si reflexionamos sobre todo lo sucedido, parece cierto que, por lo menos, algo existirá de todo eso. Digan lo que quieran, en el mundo suceden cosas semejantes…, aunque muy raras veces, pero no obstante suceden…".





Nikolái Gógol

viernes, 12 de abril de 2019

Citas: Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes - Elena Favilli y Francesca Cavallo


Alek Wek, supermodelo (1959):

"Alek tiene un mensaje para todas las niñas del mundo:
—Eres hermosa. Está bien ser peculiar. Está bien ser tímida. No necesitas ser igual que los demás".

Alfonsina Strada, ciclista (1891-1959):

"«No lo logrará», decía la gente. Pero no había forma de detenerla.
Fue una carrera larga y agotadora, con fases de veintiún días en algunos de los senderos montañosos más empinados del mundo. De los noventa ciclistas que entraron a la competencia, sólo treinta cruzaron la meta.
Y Alfonsina fue una de ellos. La recibieron como una heroína.
Por desgracia, al año siguiente le prohibieron competir.
—El Giro de Italia es una carrera para hombres declararon los oficiales.
Pero eso tampoco detuvo a Alfonsina. Encontró la forma de concursar y estableció un récord de velocidad que se mantuvo durante veintiséis años, a pesar de andar en una bicicleta de veinte kilos y una sola velocidad".

Alicia Alonso, Bailarina (1921):

"En su infancia, Alicia sí podía ver, y ya era una bailarina excepcional con una gran carrera por delante cuando enfermó. Su vista iba empeorando con el tiempo. Se vio obligada a pasar meses en cama sin moverse, pero necesitaba bailar, así que lo hacía de la única forma posible.
—Bailaba en mi cabeza. Sin poder ver, sin poder moverme, quieta en mi cama, me enseñé a mí misma a bailar Giselle".

Amelia Earhart, Aviadora (1897-1937):

"Antes de partir, escribió: «Estoy consciente de los peligros. Quiero hacerlo porque quiero hacerlo. Las mujeres debemos intentar hacer las mismas cosas que los hombres. Si fracasamos, nuestro fracaso será un desafío para las demás»".

Amna Al Haddad, Levantadora de pesas (1989):

"Había una vez una periodista llamada Amna que era muy infeliz. Amna tenía sobrepeso y nada de condición física. Un día se dijo a sí misma: «Puedes hacer algo mejor que esto. Simplemente haz algo. Sal a caminar». Y eso hizo".

"—Me gusta ser fuerte —afirma Amna—. Ser mujer no significa que no puedas ser tan fuerte como un varón, ¡o hasta más!".

"—No importa tu edad, tu religión u origen étnico. El deporte es bueno para todos. El deporte genera paz y une a las naciones. Sin importar cuáles sean los desafíos, nunca te alejes de tus sueños.
Entre más persistas, más te acercarás a tus metas. Cuando las cosas se pongan duras, vuélvete más dura que ellas".

Anna Politkovskaya, Periodista (1958-2006)

"—¿Por qué pones en riesgo tu vida? —le preguntó una vez su esposo.
—El riesgo es parte de mi profesión —contestó ella—. Sé que me puede pasar algo. Sólo quiero que mis artículos ayuden a construir un mundo mejo".

Ashley Fiolek, Campeona de motocross (1990):

"En cinco años, Ashley ganó cuatro títulos nacionales. Y claro que también se cayó de la moto, ¡muchas veces! Ashley se rompió el brazo derecho, la muñeca derecha, el tobillo derecho, la clavícula (tres veces) y los dos dientes frontales, pero siempre se recuperaba y volvía a subirse a la motocicleta".

Balkissa Chaibou, Activista (1995):

"—Estudien con todas sus fuerzas. No es fácil, pero es nuestra única esperanza —les dice Balkissa a las niñas".

Brenda Chapman, Directora de cine (1962):

"Estudió animación de personajes en el Instituto de las Artes de California y pocos años después logró el sueño de su vida: trabajar haciendo películas animadas para Disney en Los Ángeles. Pronto descubrió que era una de las pocas mujeres animadoras en la empresa.
—Ahí fue cuando me di cuenta de por qué las princesas de Disney son tan indefensas: todas habían sido creadas por hombres — recuerda Brenda. Se prometió a sí misma crear un nuevo tipo de princesa: fuerte, independiente y… «valiente», pensó—. ¡Qué gran nombre para una película!".

Fadumo Dayib, Política (1973):

"—Mi mamá solía decirme: «Tienes todas las posibilidades del mundo en la palma de tus manos». Y es verdad".

Harriet Tubman, defensora de la libertad (1822-1913):

"—Me miré las manos para ver si seguía siendo la misma persona ahora que era libre. Todo era tan glorioso que me sentí en el cielo".

"Pensó en aquel esclavo fugitivo y en su propia familia, que seguía esclavizada en Maryland, y decidió ayudarlos. Durante los siguientes once años, volvió diecinueve veces a Maryland y rescató a cientos de esclavos.
Nunca la capturaron y jamás perdió a una sola persona".

Hatshepsut, Faraona (1508-1458):

"Hatshepsut reinó más y mejor que cualquier otro faraón en la historia de Egipto. Sin embargo, para muchos no fue suficiente.
Veinte años después de su muerte, alguien intentó borrarla de la historia. Destruyeron sus estatuas y borraron su nombre de todo registro.
¿Por qué? Porque la idea de una faraona asustaba a la gente. ¿Y si su éxito inspiraba a otras mujeres a tomar el poder?
Por fortuna, no es tan fácil borrar el recuerdo de alguien que ha quedado inmortalizada en piedra".

Hyllary Rodham Clinton, Candidata Presidencial (1947):

"Hubo una época en la que las niñas no podían ser lo que deseaban, pero esa época se ha terminado".

Kate Sheppard, Sufragista (1847-1934):

"Había una época en la que los hombres creían que las mujeres sólo existían para servirles. Creían que las mujeres debían cocinar y limpiar, cuidar a los hijos y no ocuparse de otras cosas.
También creían que las mujeres debían usar «ropa femenina», o sea vestidos largos y corsés muy ajustados. No importaba que esas prendas les impidieran moverse bien o hasta respirar; la idea era que se vieran bonitas.
Era impensable que las mujeres trabajaran, que practicaran deportes o que quisieran gobernar el país. Definitivamente era impensable. Ni siquiera tenían permitido votar. Kate, en cambio, creía que las mujeres debían tener las mismas libertades que los hombres: entre ellas la libertad de expresar lo que pensaban, de votar por quien quisieran y de usar ropa cómoda.
Un día, se puso de pie y declaró:

—Las mujeres deberíamos poder votar. Y deberíamos dejar de usar corsés".

Lozen, Guerrera (1840-1886):

"—No quiero aprender las labores de las mujeres ni quiero casarme —le dijo a su hermano Victori —. Quiero ser guerrera".

Malala Yousafzai, Activista (1997):

"—La educación les da poder a las mujeres. Los talibanes están cerrando las escuelas para niñas porque no quieren que las mujeres tengan poder".

"—Creyeron que las balas nos silenciarían, pero fallaron —dijo—. Tomemos nuestros libros y nuestros lápices. Son nuestras armas más poderosas. Una niña, una maestra, un libro y un lápiz pueden cambiar el mundo".

Manal Al-Sharif, Activista (1979):

"—Si los hombres pueden manejar, ¿por qué las mujeres no? —dijo Manal en su video. Era una simple pregunta, pero a las autoridades religiosas no les agradó en lo absoluto.
—¿Y si otras mujeres empiezan a manejar? Se van a salir de control —exclamaron las autoridades.
Así que unos cuantos días después Manal fue arrestada, y la hicieron prometer que no volvería a manejar jamás.
Sin embargo, su video ya había sido visto por miles de personas. Unas cuantas semanas después, cientos de valientes mujeres saudíes tomaron las calles con sus autos y desafiaron a las autoridades religiosas".

"Manal fue encarcelada de nuevo, pero siguió expresándose para animar a las mujeres a manejar y a luchar por sus derechos.
—No pregunten cuándo terminará la prohibición. Sólo salgan y manejen".

Michelle Obama, Abogada y Primer Dama (1964):

"—Tal vez no soy lo suficientemente inteligente. Tal vez no valgo lo suficiente —decía, angustiada.
Pero su madre le contestaba:
—Si se puede hacer, tú puedes hacerlo.
—Cualquier cosa es posible —le decía su papá".

"Su lema es: «Nadie nace siendo brillante. Te vuelves brillante a través del trabajo arduo»".

Nina simone, Cantante (1933-2003):

"Por eso escribió canciones como «Brown baby» o «Young, gifted and black». Nina Simone entendía cómo el racismo hería a la gente, así que quería que encontraran fuerzas en sus canciones.
—Lo peor de ese tipo de prejuicio es que, aunque te sientes lastimada y enojada y demás, también alimenta tus inseguridades. Y entonces empiezas a pensar que tal vez no vales lo suficiente — afirmaba".

Simone Biles, Gimnasta (1997):

"Un día, una periodista le preguntó:
—¿Cómo lidias con ese tipo de presión?
—Intento no pensar en ello. Por ahora, mi meta es ser más
consistente en las barras asimétricas.
—¿Y qué hay de la meta de ganar una medalla de oro?
—Las medallas no pueden ser metas —contestó Simone con una sonrisa—. Es como dice mi mamá: «Si dar lo mejor de ti te hace salir primera, ¡genial! Si significa terminar en cuarto lugar, también es genial»".

Sonita Alizadeh, Rapera, (1996):

"—En mi país, las niñas buenas se quedan calladas —dice Sonita—, pero yo quiero compartir las palabras que traigo en el corazón".

Virginia Woolf, Escritora (1882-1941):

"Virginia era ingeniosa, culta y muy sensible. Siempre que algo malo pasaba, se sentía sumamente triste durante semanas. Cuando estaba contenta, era la niña más alegre del planeta.
«Vivo intensamente», escribió Virginia en su diario".

"Virginia padecía una enfermedad llamada depresión, y los cambios de humor la afectaron siempre. Sin embargo, sin importar su estado de ánimo, siempre escribía. Llevaba un diario y escribía poemas, novelas y reseñas. Escribir le permitía ver sus propios sentimientos con más claridad y de ese modo alumbrar las emociones humanas en general".

"Hoy en día, la depresión tiene tratamiento. Ya sea que estés feliz, triste o algo intermedio, siempre es buena idea registrar tu estado de ánimo en un diario. Podrías convertirte en una gran escritora como Virginia y ayudar a otras personas a entender sus emociones y a llevar vidas llenas de sueños".

Wilma Rudolph, Atleta (1940-1994):

"Wilma compitió en veinte carreras y las ganó todas.
—No sé por qué corro tan rápido —decía—. Sólo corro.
Wilma se convirtió en la mujer más veloz del mundo, lo cual le trajo muchas alegrías a su familia y a su país. De hecho, en las Olimpiadas de 1960, Wilma rompió tres récords mundiales. Solía decir que la clave para ganar es saber cómo perder.
—Nadie gana todo el tiempo. Si puedes levantarte después de una derrota devastadora y vuelves a intentarlo, algún día serás una campeona".

Xian Zhang, Directora de orquesta (1973):

"Una noche, después del último ensayo de una hermosa ópera llamada Las bodas de Fígaro, el director de la orquesta llamó a Zhang y, sin darle explicaciones, le dijo:
—Mañana dirigirás la orquesta.
—Gracias —contestó ella con un chillido. ¡Estaba aterrada! 
Al día siguiente, convocó a la orquesta para hacer un ensayo adicional. Zhang era diminuta y apenas tenía veinte años. Cuando subió al podio, algunos de los músicos se burlaron de ella. Pero Zhang ni siquiera parpadeó. No sonrió. Simplemente alzó la batuta y esperó. Diez minutos después, la orquesta seguía su dirección con absoluto respeto.
—Mi vida cambió de la noche a la mañana —afirmó después".

Yusra Mardini, Nadadora (1998):

"Yusra había oído que Alemania era un buen lugar para los nadadores. El viaje era largo y llegar hasta ahí sería difícil, pero eso no la desanimó.
Su hermana y ella se unieron a un grupo de refugiados que durante un mes atravesó varios países y luego abordó una lancha de plástico hacia la isla de Lesbos. La lancha era para unas seis o siete personas, pero en ella había veinte amontonadas. De pronto, el motor se descompuso.
«Podemos morir en medio del mar», pensó Yusra. «¡Pero somos nadadoras!». Entonces, saltó al agua con su hermana y otro muchacho.
Entre los tres patalearon y jalaron y empujaron la lancha durante más de tres horas, hasta que por fin llegaron a la costa.
Cuando llegaron a Alemania, la primera pregunta que hizo Yusra fue:
—¿Dónde hay un club de natación?".






Elena Favilli y Francesca Cavallo

lunes, 8 de abril de 2019

Citas: El marqués y el sodomita: Oscar Wilde ante la justicia - Merlin Holland


"A final de junio, Queensberry se presentó en la casa de Wilde, en Tite Street, llevando con él a un boxeador profesional, y aunque no acusó directamente a Wilde de haber mantenido una conducta indecorosa con su hijo, le dijo: «Lo parece y se comporta como si lo fuera, que es igual de malo», y juró que le daría una paliza si volvía a encontrarlo en un restaurante público con su hijo. La famosa respuesta de Wilde a su amenaza no delataba el menor miedo: «No sé cuáles son las reglas de Queensberry —dijo—, pero la regla de Oscar Wilde es disparar sin preguntar»".

"La torre de marfil parece asaltada por la abyección. Mi vida se derrama sobre la arena".

"—¿El champán helado era una de bebidas favoritas?
—Sí, totalmente en contra de las órdenes de mi médico.
—¡No me interesan las órdenes de su médico!
—A mí sí. Está más sabroso cuando se desobedecen las órdenes del médico".

"Y a Robbie Ross: «Haber alterado mi vida habría supuesto admitir que el amor uraniano [es decir, homosexual] es innoble. Yo sostengo que es noble, más noble que otras formas»".

"Wilde proyectó un arco iris de colores prohibidos sobre la época gris del poder industrial y la construcción del imperio; llevó hasta el límite de lo tolerable sus ideas subversivas y su comportamiento subversivo… y entonces fue aún un poco más allá, aunque eso ya no lo toleraron".





Merlin Holland

miércoles, 3 de abril de 2019

Citas: La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada - Gabriel García Márquez



Un señor muy viejo con unas alas enormes:

"El mundo estaba triste desde el martes".

"Una mañana, Elisenda estaba cortando rebanadas de cebolla para el almuerzo, cuando un viento que parecía de alta mar se metió en la cocina. Entonces se asomó a la ventana, y sorprendió al ángel en las primeras tentativas de vuelo. Eran tan torpes, que abrió con las uñas un surco de arado en las hortalizas y estuvo a punto de desbaratar el cobertizo con aquellos aletazos indignos que resbalaban en la luz y no encontraban asidero en el aire.
Pero logró ganar altura. Elisenda exhaló un suspiro de descanso, por ella y por él, cuando lo vio pasar por encima de las últimas casas, sustentándose de cualquier modo con un azaroso aleteo de buitre senil. Siguió viéndolo hasta cuando acabó de cortar la cebolla, y siguió viéndolo hasta cuando ya no era posible que lo pudiera ver, porque entonces ya no era un estorbo en su vida, sino un punto imaginario en el horizonte del mar".

El mar del tiempo perdido:

"Frente a ella, apacentando su hambre reposada, estaba el viejo Jacob, un hombre que la quería tanto y desde hacía tanto tiempo, que ya no podía concebir ningún sufrimiento que no tuviera origen en su mujer".

"—Quiero morirme con la seguridad que me pondrán bajo tierra, como a la gente decente prosiguió ella—. Y la única manera de saberlo es yéndome a otra parte a rogar la caridad para que me entierren viva.
—No tienes que rogárselo a nadie -dijo con mucha calma el viejo Jacob—. Te llevaré yo mismo.
—Entonces nos vamos —dijo ella—, porque voy a morirme muy pronto".

"Al viejo Jacob no se le ocurrió nada más que pedirle un poco de tiempo para arreglar las cosas. Había oído decir que la gente no se muere cuando debe, sino cuando quiere, y estaba seriamente preocupado por la premonición de su mujer".

"Hizo una entrada tan sigilosa que la mujer se sobresaltó.
—Dios Santo —exclamó—, creí que era el arcángel Gabriel.
—Pues fíjese que no —dijo Tobías—. Soy yo, y vengo a contarle una cosa.
Ella se acomodó los lentes y volvió al trabajo.
—Ya sé que es —dijo.
—A que no —dijo Tobías.
—Que anoche sentiste un olor de rosas. 
—¿Cómo lo supo? —preguntó Tobías, desolado.
—A mi edad —dijo la mujer— se tiene tanto tiempo para pensar, que uno termina por volverse adivino".

"Tobías durmió casi todo el día. Clotilde lo alcanzó en la siesta y pasaron la tarde retozando en la cama sin cerrar la puerta del patio. Hicieron primero como las lombrices, después como los conejos y por último como las tortugas, hasta que el mundo se puso triste y volvió a oscurecer".

"—Yo se lo dije, Jacob —exclamó don Máximo Gómez—. Aquí lo tenemos otra vez.
Estoy seguro que ahora lo sentiremos todas las noches.
—Ni Dios lo quiera —dijo el viejo Jacob—. Este olor es la única cosa en la vida que me ha llegado demasiado tarde".

"Ella no pudo oírlo. En aquel momento navegaba casi a flor de agua en un mediodía radiante del Golfo de Bengala. Había levantado la cabeza para ver a través del agua, como en una vidriera iluminada, un trasatlántico enorme. Pero no podía ver a su esposo, que en ese instante empezaba a oír de nuevo la ortofónica de Catarino, al otro lado del mundo.
—Date cuenta —dijo el viejo Jacob—. Hace apenas seis meses te creyeron loca, y ahora ellos mismos hacen fiesta con el olor que te causó la muerte".

"—Soy el hombre más rico de la Tierra —dijo—. Tengo tanto dinero que ya no encuentro dónde meterlo. Y como además tengo un corazón tan grande que ya no me cabe dentro del pecho, he tomado la determinación de recorrer el mundo resolviendo los problemas del género humano.
Era grande y colorado. Hablaba alto y sin pausas, y movía al mismo tiempo unas manos tibias y lánguidas que siempre parecían acabadas de afeitar. Habló durante un cuarto de hora, y descansó. Luego volvió a sacudir la campanilla y empezó a hablar de nuevo. A mitad del discurso, alguien agitó un sombrero entre la muchedumbre y lo interrumpió.
—Bueno, mister, no hable tanto y empiece a repartir la plata".

"—Se va a morir con esa vida que lleva —dijo el viejo Jacob.
—Tengo tanto dinero —dijo el señor Herbert—que no hay ninguna razón para que me muera".

Muerte constante más allá del amor:

"—Entra —le dijo.
Laura Fariña se quedó maravillada en la puerta de la habitación: miles de billetes de banco flotaban en el aire, aleteando como la mariposa. Pero el senador apagó el ventilador, y los billetes se quedaron sin aire, y se posaron sobre las cosas del cuarto.
—Ya ves —sonrió—, hasta la mierda vuela".

"—Eres una criatura —dijo.
—No crea —dijo ella—. Voy a cumplir 19 en abril.
El senador se interesó.
—Qué día.
—El once -dijo ella.
El senador se sintió mejor. «Somos Aries», dijo. Y agregó sonriendo:
—Es el signo de la soledad".

"—Nadie nos quiere -suspiró él".

"Ella se abandonó a la misericordia de su destino. El senador la acarició despacio, la buscó con la mano sin tocarla apenas, pero donde esperaba encontrarla tropezó con un estorbo de hierro. -¿Qué tienes ahí?
—Un candado —dijo ella. 
—¡Qué disparate! —dijo el senador, furioso, y preguntó lo que sabía de sobra-: ¿Dónde está la llave?
Laura Fariña respiró aliviada.
—La tiene mi papá -contestó-. Me dijo que le dijera a usted que la mande a buscar con un propio y que le mande con él un compromiso escrito asegurando que le va a arreglar su situación".

"—Si quiere yo misma voy por la llave —dijo Laura Fariña.
El senador la retuvo.
—Olvídate de la llave —dijo— y duérmete un rato conmigo. Es bueno estar con alguien cuando uno está solo".

"Entonces ella lo acostó en su hombro con los ojos fijos en la rosa. El senador la abrazó por la cintura, escondió la cara en su axila de animal de monte y sucumbió al terror. Seis meses y once días después había de morir en esa misma posición, pervertido y repudiado por el escándalo público de Laura Fariña, y llorando de la rabia de morirse sin ella".

El último viaje del buque fantasma:

"Lo contramataron a golpes y lo dejaron tan mal torcido que entonces fue cuando él se dijo, babeando de rabia, ahora van a ver quién soy yo, pero se cuidó de no compartir con nadie su determinación sino que pasó el año entero con la idea fija, ahora van a ver quién soy yo".

La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada:

"Eréndira estaba bañando a la abuela cuando empezó el viento de su desgracia".

"Hizo una imitación tan real del canto de la lechuza, que los ojos de Eréndira sonrieron por primera vez.
Es mi abuela dijo.
¿La lechuza?
La ballena".




Gabriel García Márquez

sábado, 30 de marzo de 2019

Citas: El sabotaje amoroso - Amélie Nothomb



"Algunos países actúan como una droga".

"La pretensión induce a escribir".

"Mi madre siempre ha tenido el carácter más alegre del universo. La noche de nuestra llegada a Pekín, la fealdad la impactó de tal modo que se echó a llorar. Y se trata de una mujer que nunca llora".

"Sólo venden té. «China es un país en el que se bebe té», pienso.
Bien. Me acerco al viejecito que sirve este brebaje. Me ofrece un cuenco de té hirviendo.
Me siento en el suelo con el enorme cuenco. El té es fuerte, fabuloso.
Nunca había bebido uno así. En pocos segundos, me emborracha el cerebro.
Experimento el primer delirio de mi vida. Me encanta. Voy a hacer grandes cosas en este país. Doy brincos por el aeropuerto y voy dando vueltas como una peonza.
Y, bruscamente, me doy de narices contra el comunismo".

"Sin enemigo, el ser humano no es nada. Su vida es un sufrimiento, un agobio de vacío y de aburrimiento".

"Si te reconcilias con tu enemigo, deja de ser enemigo.
Y si ya no hay enemigo, hay que encontrar uno nuevo: todo vuelve a comenzar.
O sea que no resuelves nada en absoluto.
Así pues, hay que amar al enemigo pero no decírselo. En ningún caso hay que pensar en una reconciliación".

"Pero la auténtica belleza debe dejar lugar a dudas: debe dejar al alma una parte de su deseo".

"Actualmente ya no vivo en Pekín ni tengo caballo. He sustituido Pekín por el papel y el caballo por la tinta. Mi heroísmo se ha vuelto subterráneo".

"Un coche desconocido se detuvo delante del edificio contiguo.
Unos vecinos nuevos: otros extranjeros a los que encerrar en el gueto para que no contaminaran a los chinos.
El coche contenía enormes maletas y cuatro personas, entre las cuales figuraba el centro del mundo.
El centro del mundo vivía a cuarenta metros de mi casa.
El centro del mundo tenía nacionalidad italiana y se llamaba Elena. Elena se convirtió en el centro del mundo en el momento en que sus pies se posaron sobre el hormigonado suelo de San Li Tun".

"Con una sola mirada, uno percibía que amar a Elena sería al sufrimiento lo que Grévisse es a la gramática francesa: un clásico abucheado e indispensable".

"Aquel día llevaba un vestido de película en bordado inglés blanco. Yo me habría muerto de vergüenza si hubiera tenido que ponerme semejante atuendo. Pero Elena no pertenecía a nuestro sistema de valores y su vestido la convertía en un ángel en pleno proceso de floración".

"Salió del coche y no me vio.
Poco más o menos, aquélla fue la política que seguiría durante todo el año que íbamos a pasar juntas".

"Necesité tiempo para darme cuenta de que a Elena sólo le importaba una cosa: ser mirada. Así, sin saberlo, la hice feliz: la devoraba con la mirada. Me resultaba imposible dejar de mirarla. Nunca había visto nada tan hermoso. Era la primera vez en mi vida que la belleza de alguien me impactaba".

"Pero el misterio no acaba aquí.
Comprendí que no podía limitarme a amarla: era necesario que ella también me amara. ¿Por qué? Porque sí".

"Se lo comuniqué con toda sencillez.
Me resultaba natural tener que informarla:
—Tienes que amarme.
Se dignó mirarme, pero se trataba de una mirada que habría podido ahorrarme. Emitió una pequeña risa despectiva. Estaba claro que acababa de decir una tontería".

"—Tienes que amarme porque yo te amo. ¿Lo entiendes?".

"—¿Fabrice está enamorado de ti?
—Sí —respondió con indiferencia, como si resultase obvio.
—¿Y tú le amas?
—Soy su novia.
—¡Su novia! Entonces debes de verle muy a menudo.
—Todos los días, en la escuela.
—Ah, no, todos los días, no. Ni el sábado ni el domingo.
Silencio distante.
—Y por la noche tampoco lo ves.
Sin embargo, es sobre todo por la noche cuando los enamorados deben verse".

"—¿Así que harías cualquier cosa por mí? —retomó en tono divertido.
—¡Sí! —dije, esperando que me ordenase lo peor.
—Pues quiero que des veinte vueltas al patio corriendo, sin detenerte.
(...)
—Ya está —dije.
—¿Qué? —se dignó preguntarme—. Ah. Se me había olvidado. Vuelve a empezar, no te he visto.
(...)
—Aquí estoy otra vez.
—Bien —dijo ella, sin dar la impresión de haberme visto—. Veinte vueltas más.
Ni ella ni el ridículo parecían verme.
(...)
—Vuelve a empezar.
—¿Recuerdas lo que te conté? —pregunté tímidamente.
—¿Qué?
 —El asma.
—¿Acaso crees que te pediría que corrieras si no me acordara? —respondió con absoluta indiferencia".

"—Elena, te he mentido. Hace meses que te miento.
Dos ojos se levantaron. Me sorprendió su ausencia de sorpresa: estaban solamente al acecho.
Ya era demasiado tarde.
—Te quiero. Nunca he dejado de quererte.No te miraba por culpa de la consigna. Pero te miraba de todos modos, a escondidas, porque no puedo dejar de mirarte, porque eres la más hermosa y porque te quiero".



Amélie Nothomb

martes, 26 de marzo de 2019

Citas: Diarios de viaje - Franz Kafka


"Tendría que pasarme toda la noche escribiendo, tantas son las cosas que se me echan encima, pero sólo son cosas impuras".

"Voy detrás de dos muchachas que continuamente se vuelven, intranquilas y curiosas, para mirarme; intranquilo y curioso, pero encima indeciso, me dejo guiar por ellas a lo largo del monte, por un puente, un prado, bajo un terraplén del ferrocarril, hacia una sorprendente rotonda formada por la pendiente del bosque y el terraplén del ferrocarril y, mucho más arriba hacia un bosque que aparentemente se prolonga hasta bastante lejos".

"Tan abandonada me parecía aquella librería, tan abandonados los libros. Aquél era el único sitio en el que se notaba que Friedland estaba conectada con el mundo, pero aquella conexión era tan tenue".

"La campesina heroica (sibila délfica). Una ríe y otra que duerme recostada en su regazo se despierta y saluda con la mano. Describir el saludo de Max habría significado introducir en la descripción un elemento de hostilidad sólo aparente".

"La gran catedral: ¿vieja o nueva? Los hombres deben situarse en los lados. El sacristán nos recomienda unos lugares mejores. Le seguimos porque va en la misma dirección que nosotros, es decir, hacia la salida. Cuando llegamos a la puerta, parece creer que no encontramos los sitios que nos ha indicado, y se lanza hacia nosotros cruzando la iglesia. Nos empujamos afuera el uno al otro. Muchas risas".

"Me miró muchas veces, con la curiosidad de ver si dejaba de una vez de ponerme pesado mirándola".

"La chica que, al sentarse, dejaba ver bajo el vestido traslúcido su vientre indudablemente informe por encima de las piernas separadas y entre ellas, pero cuando se levantó el vientre se encogió como un decorado teatral detrás de un velo, lo que daba como resultado final un cuerpo femenino soportable".

"Es irresponsable viajar sin tomar notas, incluso vivir".

"Sensación agradable cuando el médico auscultaba una y otra vez mi corazón, pidiéndome que pusiera el cuerpo cada vez en una posición diferente, sin llegar a ninguna conclusión. Se detuvo especialmente palpando la zona del corazón, la cosa duró tanto que casi parecía que lo hiciera sin motivo alguno".

"Al parecer se ha puesto de acuerdo con su madre, con la que habla por la ventana desde la calle. Vestido rosa, mi corazoncito. Nerviosa por el gran baile de esa noche".

"Me despido para siempre. Ella no lo sabe, pero si lo supiera le daría lo mismo".

"Después de despedirme de ti estuve bastante tiempo sin sentirme solo. Y luego otra vez me he vuelto a ensombrecer tanto, que aquello no llegaba ni siquiera a soledad".

"La sola idea de que no vas a leer estas cosas enseguida, sino dentro de un tiempo, me hace sentirme inseguro".




Franz Kafka

viernes, 22 de marzo de 2019

Citas: Sueño de la libélula - Natsume Sōseki


"Mi pensamiento
sigue solo esa línea:
la golondrina".

"Deja que los pollitos
también conversen,
lluvia de ocaso".

"Cielos y tierra
en uno se han fundido:
niebla primera".

"Anda el patito
del todo enamorado,
naturalmente".

"Montes en primavera;
por mi nombre me llaman,
no sé de dónde".

"Y desde mi almohada
se ven marchar estrellas.
Va abriendo el alba".

"Mosca de otoño:
la atrapé; para, luego…
dejarla libre".

"Señor gorrión:
me cumple presentaros
a un tal «Espantapájaros»".

"Yendo va…, yéndose…;
y entre brumas, su flauta
de despedida".

"Al dios de los ciruelos
le pediré un amor,
sin saber cuál".

"La despedida:
al hilo de mis sueños,
con la Vía Láctea".

"Sueño de la libélula:
una vez, y otra, y otra…
la punta de una estaca".



Natsume Sōseki