lunes, 29 de enero de 2018

Citas: Historias de la palma de la mano - Yasunari Kawabata

Lugar soleado:

"En el otoño de mis veinticuatro años, conocí a una muchacha en una posada a
orillas del mar. Fue el comienzo del amor".

"La joven volvió a hablar.
—Me voy acostumbrando, aunque todavía me intimida un poco.
Esto significaba que podía volver a mirarla. Seguramente había juzgado rudo mi comportamiento. La observé con expresión radiante. Se sonrojó y me lanzó una mirada disimulada".

La joven que iba hacia el fuego:

"Entonces, sin palabras, conversé con su interior.
—¿Por qué bajas por la colina sola? ¿Es para morir quemada?
—No quiero morir, pero tu casa queda hacia el Oeste y por eso yo me dirijo hacia el Este.
Su imagen —un punto negro con el fondo de las llamas que inundaban mis ojos— laceró mis pupilas. Me desperté.
Las lágrimas se escurrían por mis sienes.
Ella había dicho que no quería ir hacia mi casa. Lo comprendí. Todo lo que ella pensara estaba bien. Forzándome a ser racional, en apariencia me había resignado a que sus sentimientos hacia mí se hubieran enfriado; sin embargo, con obstinación quería imaginar, sin relación con la muchacha real, que en algún lugar ella guardaba una brizna de sentimiento por mí".

"El sueño es expresión de mis emociones. Y sus emociones en el sueño eran las que yo había creado para ella. Eran mías. En un sueño no hay simulación ni fingimiento".

Canarios:

"Tal vez sea desagradable entregar criaturas vivas como recuerdo, pero nuestra memoria también está viva. Algún día los canarios se morirán. Y, cuando llegue el momento de que mueran nuestros mutuos recuerdos, dejémoslos morir".

"Lo diré claramente. Mi mujer se ocupaba de los pájaros, y ahora está muerta. Y como ella ha muerto, me pregunto si también los pájaros morirán. Y si así es, ¿era mi mujer la que me traía recuerdos de usted?".

Fotografía:

"Un hombre feo —es duro decirlo, pero ciertamente fue por su fealdad que se convirtió en poeta—".

La flor blanca:

"Le llegó una carta de su primo. «Mi pecho finalmente me está dando problemas. Sólo puedo decirte que se ha cumplido el destino al que ya me había resignado. Estoy tranquilo. Pero hay algo que me acongoja. ¿Por qué, cuando yo estaba sano todavía, no te pedí que me permitieras besarte? Por favor no dejes que tus labios se contaminen con este germen»".

"—Cuántas veces contemplé su cuerpo de un modo emocional. Pero también de un modo racional. Para mí, como doctor, su cuerpo era un laboratorio.
—¿Cómo?
—Un bello laboratorio. Y si la medicina no me hubiera reclamado desde los cielos, mis emociones la habrían matado.
Ella empezó a sentir aborrecimiento por el doctor, y se cerró la ropa, dando a entender que deseaba evitar su mirada".

"—(...) Tú das una belleza semejante a una fragancia, algo que no se puede ver con los ojos desnudos, como el polen que perfuma los campos de primavera".

"—(...) Mi novela ha encontrado un alma bella. ¿Cómo la escribiré? Pon tu alma en la palma de mi mano, como si fuera una bola de cristal. Yo la bosquejaré con palabras.
—¿Cómo?
—Con un material tan bello; si yo no fuera un novelista, mi pasión no te habría dejado vivir hasta un futuro tan remoto".

Punto de vista de niño:

"—No debes dejarte confundir. ¿Por qué? Puedes dejar tu casa y casarte por amor. Te lo digo por mi experiencia. Yo también me vi en tu mismo problema, pero elegí el camino equivocado y he sido infeliz durante treinta años. Creo que he arruinado mi vida".

El arreglo de bodas de los gorriones:

"—Si lo piensas bien, elegir novia es como jugar a la lotería. Se puede decidir tirando una moneda al aire".

Madre:

"Esta noche estuve con una mujer
Al abrazarla… la suavidad femenina
Mi madre también era una mujer
Derramé lágrimas, le dije a mi nueva novia
Sé una buena madre
Sé una buena madre
Pues yo no pude conocer a la mía".

"—Te veo como… Bueno, como a punto de cometer un suicidio de amor con tu enfermedad.
—Tal vez. Por ser una enfermedad pulmonar, las bacterias avanzan arrasando todo hasta mi corazón".

"—Es el mismo destino —dijo la mujer.
—¿Destino? Incluso si muero, no quiero usar esa palabra. La odio".

Una sonrisa en el puesto de venta nocturno:

"Al tiempo que regresaba la mano al empeine, giró la cabeza hacia mi lado y nuestras miradas se encontraron. Yo no estaba preparado para eso. Sin querer, ella me dedicó una pequeña sonrisa. 
Y yo, también involuntariamente, se la devolví".

"La sonrisa de la muchacha del puesto de fuegos artificiales me llegó directamente al corazón. Mientras observaba las posturas y acciones del dúo, la sonrisa que guardaba en mi corazón afloró en toda su pureza por esa muchacha. Era una sonrisa inocente".

"La sonrisa de la muchacha te estaba destinada, y si yo no hubiera estado mirando, probablemente tú se la habrías devuelto".

Hogar:

"Ceguera no necesariamente es sólo la que se padece en los ojos".

Estación de lluvias:

"Esposas, esposas, esposas, esposas. Oh, mujeres, ¿cuántas de ustedes, en este mundo, son llamadas de ese modo? Sé que no es inusual que todas las muchachas se conviertan en esposas de los hombres, pero, mis amigos, ¿han visto alguna vez una multitud de esposas? Es una dolorosa sorpresa, algo así como ver una muchedumbre de prisioneras".

"«Oh, maridos, en días con tardes lluviosas, particularmente en noches de lluvia de finales de otoño, apresúrense hacia las estaciones donde sus esposas los aguardan. No puedo garantizar que el corazón de una mujer, al igual que un paraguas, no sea entregado a otro hombre»".

Hábitos de dormir:

"«No quiero dormir. ¿Por qué debemos dormir? Si siendo amantes, debemos dormir, ¡imagínate!». Las noches en que quisiera quedarse con él, diría esto, como si fuera algo misterioso".

"—Más bien deberías decir que la gente hace el amor justamente porque duerme. Un amor que nunca durmiera sería aterrorizante. Algo ideado por un demonio.
—No es cierto. En primer lugar, te recuerdo que al principio ninguno de los dos dormía, ¿o sí? No hay nada tan egoísta como dormir".

Paraguas:

"Era la primera vez que la tocaba. El calor del cuerpo que podía sentir a través de las yemas de sus dedos le hizo intuir la calidez que podría experimentar de tenerla desnuda entre sus brazos".

"A lo largo de su vida recordaría el calor de su cuerpo cada vez que mirara esa fotografía".

Máscara mortuoria:

"—Tal vez estés pensando que algo se apaga en nuestro amor ahora que ya no hay lugar para los celos. Pero cuando esté muerta, tendrás motivo para padecerlos. Seguramente, por algo —dijo y expiró".





Yasunari Kawabata

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