miércoles, 21 de septiembre de 2022

Citas: El hospital hostil - Lemony Snicket

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"CUANDO un escritor termina una frase con la palabra «stop» escrita en mayúsculas, puede deberse a dos razones STOP. La primera, que esté escribiendo un telegrama, es decir, un mensaje codificado que se transmite a través de un conductor eléctrico STOP. En un telegrama, la palabra «stop» en mayúsculas indica que se ha llegado al final de una oración STOP. La otra razón para que un escritor acabe una frase con la palabra «stop» en mayúsculas sería advertir a los lectores de que el libro que tienen en las manos es tan rematadamente malo que si ya han empezado su lectura, lo mejor que pueden hacer es hacer un alto STOP. Sin ir más lejos, este libro narra una etapa especialmente desdichada de la penosa vida de Violet, Klaus y Sunny Baudelaire, así que si estáis en vuestro sano juicio, será mejor que lo cerréis inmediatamente, os lo llevéis a una montaña bien alta y lo arrojéis desde la cima STOP. No existe razón humana que os obligue a leer una palabra más sobre las desgracias, traiciones y penalidades que aguardan a los tres pequeños Baudelaire, al igual que no existe razón humana que os obligue a salir a la calle y arrojaros a las ruedas de un autobús STOP. El «stop» de esta oración os brinda la última oportunidad de interpretarlo como advertencia del autor para que interrumpáis la lectura, para que deis el alto al sinfín de desdichas que os aguardan en estas páginas, al horror paralizante que comienza con el siguiente párrafo, y obedezcáis el«STOP»y os detengáis STOP".


"Rodeados de cuerda de nailon, cera para suelos, cuencos de sopa, cortinas, caballos de madera, chisteras, cables de fibra óptica, barras de labios rosa, orejones, lupas, paraguas negros, pinceles, trompas de pistones y sus respectivas compañías, aguardaban la respuesta a su telegrama mientras se sentían cada vez más solos".

"UNA de las expresiones más absurdas que emplea la gente —y la gente emplea infinidad de expresiones absurdas— es el dicho inglés «No news is good news», o sea, «La falta de noticias es una buena noticia», o lo que es lo mismo, que si no sabes de una persona, mejor, porque eso indica que todo le va bien. Evidentemente, la expresión no tiene mucho sentido, porque podría haber otras mil razones para que dicha persona no hubiera dado señales de vida. Podría estar ocupada. O rodeada de comadrejas furibundas, o aprisionada entre dos neveras, sin escapatoria posible. Puestos a eso, igual podríamos decir «La falta de noticias es una mala noticia», salvo que bien podría ser que la persona no diera señales de vida porque acaba de subir al trono o está participando en una competición de atletismo. El caso es que es imposible saber por qué una persona no da señales de vida, hasta que las da y te explica sus motivos. De lo cual se deduce que lo más acertado sería decir «La falta de noticias es falta de noticias», aunque eso suena tan obvio que ni siquiera puede considerarse una expresión".

"«Somos Voluntarios Frente al Dolor, repartir alegría es nuestra misión.
Si alguien dice habernos visto tristes, cometerá una gran equivocación.
Visitamos a los que están enfermitos, procurando hacer a todos sonreír.
Incluso a los que sangran por la nariz o de la tos ferina parecen morir.
Tralará, tralarí, que te mejores con nuestra canción.
Jo jo jo, jijiji, aquí tienes tu globo-corazón.
Visitamos a los que están malitos, procurando hacerles reír a carcajadas.
Incluso si el médico les ha dicho que va a tener que cortarlos en tajadas.
Cantamos de noche, cantamos de día, cantamos a la vida con alegría.
Tanto para muchachos con huesos rotos, como para muchachas con afonía.
Tralará, tralarí, que te mejores con nuestra canción.
Jo jo jo, jijiji, aquí tienes tu globo-corazón.
Cantamos para las mujeres con gripe, cantamos para hombres con sarampión.
Y si tú respiras algún microbio, también te dedicaremos una canción.
Tralará, tralarí, que te mejores con nuestra canción.
Jo jo jo, ji ji ji, aquí tienes tu globo-corazón»".

"Un colega mío, llamado William Congreve, escribió una obra de teatro muy triste que empieza con la frase siguiente: «El hechizo de la música amansa a las fieras», frase que aquí significa que si estás nervioso o preocupado, escuchar música podría calmarte o levantarte el ánimo. En este instante, por ejemplo, estoy agachado tras el altar de la catedral de la Presunta Virgen, mientras un amigo mío toca al órgano una sonata que pretende no sólo calmarme sino que el sonido de mi máquina de escribir no llegue a oídos de los feligreses sentados en los bancos. La melodía melancólica de esa sonata me recuerda una canción que mi padre cantaba mientras lavaba los platos, y al escucharla consigo que se me olviden temporalmente hasta seis o siete de mis problemas".

"Bueno, pues ha llegado la hora de las presentaciones —saludó el barbudo alegremente—. Me gusta conocer personalmente a todos nuestros voluntarios.
—Yo me llamo Sally —dijo Violet— y...
—No, no —la interrumpió el barbudo—, los VFD no utilizamos nombres. Nos referimos a los demás compañeros como «hermanos» y «hermanas», pues somos como hermanos.
—No lo entiendo —dijo Klaus—. Yo creía que sólo se pueden llamar hermanos a los que tienen los mismos padres.
—No siempre, hermano —contestó el barbudo—. Hay quienes somos hermanos porque compartimos una misma causa".

"—¡Caramba, qué caras más tristes! —observó—. Bueno, levantad esos ánimos. Seguro que estén donde estén, vuestros padres lo estarán pasando bien, de modo que nada de malas caras. La alegría es fundamental para los Voluntarios Frente al Dolor".

"—¿Qué vamos a hacer en el hospital? —quiso saber Violet, ansiosa por cambiar de tema.
—Justo lo que nuestras siglas indican —contestó el barbudo—. Somos voluntarios y luchamos contra el dolor y la enfermedad.
—No tendremos que poner inyecciones, ¿verdad? —preguntó Klaus—. Las agujas me dan un poco de miedo.
—Claro que no. Nosotros sólo hacemos cosas alegres. Principalmente, recorremos los pasillos del hospital cantando a los enfermos, y les regalamos globos en forma de corazón, como dice nuestra canción.
—¿Y con eso se lucha contra la enfermedad? —preguntó Violet.
—Sí, porque al recibir un globo con tanta alegría, el paciente es capaz de imaginar que mejora de su enfermedad. Cuando imaginas algo, ese algo se hace realidad —explicó el barbudo—. Suele decirse, y no de forma gratuita, que una actitud alegre es el arma más eficaz contra la enfermedad".

"Uno puede chasquear los dedos y sonreír al mismo tiempo por muchas razones, evidentemente. Si escuchas una música agradable, por ejemplo, quizá tú chasquido de dedos y tu sonrisa indiquen que esa música posee un hechizo tal que ha amansado la fiera que llevabas dentro. Si trabajas como espía profesional, quizás ese chasquido de dedos y esa sonrisa sean un mensaje en clave para transmitir un secreto. Pero uno también chasquea los dedos a la vez que sonríe cuando de repente le viene a la memoria algo que intentaba recordar. Hal no estaba escuchando música en el archivo, y tras nueve meses, seis días y catorce horas de investigación, me atrevo a asegurar con cierto conocimiento de causa que tampoco se dedicaba al espionaje, por lo que sería lógico concluir que acababa de recordar algo.
—Acabo de recordar por qué me resultabais los tres tan familiares —dijo Hal, mientras conducía a Sunny por otro pasillo lleno de archivadores para mostrarle dónde emplear sus dientes, razón por la que su voz llegó flotando hasta los dos mayores como si hablara por megafonía—. No me detuve a leerlo, por descontado, pero vi algo relacionado con vosotros en el expediente de los incendios Snicket".

"ESTE libro no trata de Lemony Snicket. No vale la pena contar la historia de Snicket, porque ha pasado mucho tiempo desde aquello, y porque nadie puede hacer nada al respecto, y sólo se me ocurriría apuntarla en los márgenes de estas páginas si con ello consiguiera que la lectura de este libro resultara aún más desagradable, inquietante e increíble de lo que ya es. Esta obra trata sobre Violet, Klaus y Sunny Baudelaire, y del hallazgo que hicieron en el archivo del Hospital Heimlich, que cambió vida para siempre, y que a mí aún me pone los pelos de punta cuando estoy solo por las noches STOP. Pero si este libro tratara de mí y no de tres niños que en breve se encontrarán con alguien a quien esperaban no ver nunca más, tal vez hiciera una pausa un instante para explicaros algo que hice hace muchos años y cuyo recuerdo aún me persigue. Lo hice por necesidad, pero no estuvo bien y, aún hoy, siento una pequeña punzada de remordimiento al recordarlo. A veces me encuentro haciendo una actividad agradable, como pasear por la cubierta de un barco, otear la aurora boreal con un telescopio o dar una vuelta por una librería y colocar mis libros en lo más alto de la estantería para que nadie sienta la tentación de comprarlos y leerlos, cuando de pronto me acuerdo de lo que hice y me digo a mí mismo: «¿De verdad fue por necesidad? ¿De verdad fue por absoluta necesidad por lo que robé el Azucarero de Esmé Miseria?»".

"—¿Baudelaire? —preguntó la reportera de El Diario Punctilio—. ¿Los Baudelaire que mataron al conde Omar?
—Olaf —corrigió el calvo.
—Me he perdido —se lamentó un voluntario—. Aquí hay demasiada gente que se hace pasar por otra gente".

"Hoy, sentado en esta habitación minúscula, escribiendo estas letras de molde con este lápiz mayúsculo, siento como si mi vida entera no hubiera sido más que una funesta representación teatral creada para divertimento de otro y como si el autor teatral que dio ese cruel golpe a mi destino contemplara el espectáculo desde algún lugar allá en lo alto, riendo a carcajadas".








Lemony Snicket

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