lunes, 28 de noviembre de 2022

Citas: Breviario de la dignidad humana - Albert Camus

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 "En medio de la plenitud del aire y la fertilidad del cielo, parecía que la única tarea de los hombres era vivir y ser felices".
(La mort heureuse)

"El interés por la libertad y la independencia solo son concebibles en un ser que aún conserva la esperanza".
(La mort heureuse).

"Cuando observo mi vida y su secreto color […] descubro que es a un tiempo la lluvia y el sol, el mediodía y la medianoche".
(La mort heureuse)

"Siempre nos equivocamos dos veces con los seres queridos, primero a su favor y luego en su contra".
(La mort heureuse)

"El error […] consiste en creer […] que existen condiciones para la felicidad. Lo único que importa es la voluntad de ser feliz".
(La mort heureuse)

"¿Qué es un hombre? […] Es esa fuerza que siempre termina derrocando a los tiranos y a los dioses".
(Lettre à un ami allemand)

"Como artistas tal vez no tengamos necesidad de intervenir en los acontecimientos de nuestro siglo. Pero como hombres sí".
(L’artiste et son temps)

"Estamos en alta mar. El artista, como cualquiera, también debe remar, a ser posible sin desfallecer, es decir, viviendo y creando".
(Conférence du 14 décembre 1957)

"Los sueños varían con cada hombre, pero la realidad del mundo es nuestra patria común".
(Conférence du 14 décembre 1957)

"El arte, en cierto sentido, es una rebelión contra aquello que de fugaz e incompleto tiene el mundo".
(Conférence du 14 décembre 1957)

"Siempre he tenido la sensación de vivir en alta mar, amenazado en el corazón de una felicidad majestuosa".
(L’Été, La mer au plus près)

"Decidimos perdurar desde el instante en que no nos dejamos morir, y entonces le reconocemos a la vida un valor, al menos relativo".
(L’Été, L’Énigme)

"Algunas noches cuya placidez se prolonga, sí, ayuda a morir saber que volverán sobre la tierra y el mar cuando ya no estemos".
(L’Été, La mer au plus près)

"Quienes se aman y deben separarse pueden vivir sumidos en el dolor, pero no hay desesperación: saben que el amor existe".
(L’Été, La mer au plus près)

"No existe amor a la vida sin desesperación de vivir".
(L’envers et l’endroit, Amour de vivre)

"La guerra no es buena, porque vencer a un hombre es tan amargo como ser vencido".
(Le premier homme)

"El auténtico amor no es una decisión ni es libre. El corazón, sobre todo el corazón, no es libre. El amor es inevitable, es el reconocimiento de lo inevitable".
(Le premier homme)

"Pero ¿qué es la felicidad sino el simple acuerdo entre un ser y la existencia que lleva?".
(Noces, Le désert)

"Arder es mi reposo. Pero no solo nos hace arder la dicha, sino también el trabajo incesante, el matrimonio incesante o el deseo incesante".
(Carnets)

"Me di cuenta de que realmente había personas más grandes y auténticas que otras. Y que sin duda conformaban en todo el mundo una sociedad invisible que justificaba la existencia".
(Carnets)

"Poe y las cuatro condiciones de la felicidad:
1) la vida al aire libre
2) el amor de una persona
3) la renuncia a cualquier ambición
4) la creación".
(Carnets)

"Nietzsche, por monótona que fuera su vida exterior, prueba que el pensamiento por sí solo, profesado en soledad, constituye una aventura tremenda.
(Carnets)

"Es necesario amar la vida antes de amar su sentido, dijo Dostoievski. Sí, y cuando el amor a la vida desaparece ningún sentido nos consuela".
(Carnets)

"No es cierto que el corazón se gaste (sino el cuerpo, que nos engaña)".
(Carnets)

"No lamentarse. No hacer valer lo que somos, ni lo que hacemos. Y, al dar, considerar que hemos recibido".
(Carnets)

"La belleza, que ayuda a vivir, también ayuda a morir".
(Carnets)

"¿Qué añade el amor al deseo? Algo inestimable: la amistad".
(Carnets)

"Quien no da nada no tiene nada. La mayor desgracia no consiste en no ser amado, sino tan solo en no amar".
(Carnets)






Albert Camus

miércoles, 23 de noviembre de 2022

Citas: El malentendido - Albert Camus

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 "MARTA
No es usted tan vieja como para llegar a ese extremo, madre. Le quedan cosas mejores que hacer.

LA MADRE
Si ya sabes que bromeo. Pero, en fin, cuando se llega al final de la vida, bien puede una tomarse un respiro. No puedes pasarte la vida siendo tan rígida, tan dura".

"LA MADRE
(...) Sólo quería decirte que a veces me gustaría verte sonreír.
MARTA
Alguna vez sonrío, se lo juro.
LA MADRE
Yo no te he visto nunca.
MARTA
Es que sonrío en la habitación, cuando estoy sola".

"MARTA (Agitada.)
¡Ah, madre! Cuando hayamos juntado mucho dinero y podamos abandonar esta tierra sin horizontes, cuando dejemos atrás esta posada y esta ciudad lluviosa, y cuando hayamos olvidado este país lóbrego, el día en que por fin estemos frente al mar, con el que tanto he soñado, ese día me verá usted sonreír. Pero hace falta mucho dinero para vivir libre ante el mar. Por eso no deben darnos miedo las palabras".

"LA MADRE
Desgraciadamente, antes tenemos mucho que hacer. Si todo va bien, iré contigo, claro. Pero yo no tendré la sensación de dirigirme a mi morada. Al llegar a cierta edad, no existe morada donde sea posible descansar, y ya es mucho haber podido levantar esta mísera casa de ladrillo, repleta de recuerdos, donde a veces logras dormirte. Pero, por supuesto, tampoco estaría mal poder alcanzar a la vez el sueño y el olvido. (Se levanta y se encamina hacia la puerta.) Prepáralo todo, Marta. (Pausa.) Si es que de verdad merece la pena".

"JAN
(...) En definitiva, se trata de encontrar las palabras adecuadas.
MARÍA
Modo sólo hay uno: hacer lo que haría cualquiera en tu caso, decir: «Aquí estoy», y dejar que hable tu corazón.
JAN
El corazón no es tan sencillo".

"MARTA
(...) ¿De modo que regresa usted al país de donde viene?
JAN
Quizá sí.
MARTA
Es un país hermoso, ¿no?
JAN (Mira por la ventana.)
Sí, es un país hermoso.
MARTA
Dicen que, en esas tierras, hay playas totalmente desiertas.
JAN
Es cierto. No hay nada que recuerde la presencia del hombre. Al amanecer encuentra uno en la arena las huellas que han dejado las patas de las aves marinas. Son las únicas señales de vida. Y los atardeceres…
(Se interrumpe.)
MARTA (Con voz queda.)
¿Y los atardeceres?
JAN
Son impresionantes. Sí, es un país hermoso.
MARTA (Cambiando completamente de tono.)
La de veces que lo he pensado. Algunos viajeros me han hablado de él, y he leído lo que he podido encontrar. Muchas veces, hoy sin ir más lejos, en medio de la desapacible primavera de este país, pienso en el mar y en las flores de allá.
(Pausa; luego con voz sorda.) Y el imaginarlo me deja como ciega ante todo lo que me rodea.
(JAN la mira con atención y se sienta suavemente ante ella.)
JAN
Lo entiendo. Allí la primavera se apodera de uno, las flores brotan a millares sobre los muros blancos. Si se pasea usted durante una hora por las colinas que rodean mi ciudad, regresa con la ropa impregnada de olor a miel y a rosas amarillas.
(MARTA se sienta también.)
MARTA
Es maravilloso. Lo que aquí llamamos primavera es una rosa y dos capullos que acaban de crecer en el jardín del claustro. (Con desprecio.) Eso basta para emocionar a los hombres de mi país. Pero el corazón de esos hombres se parece a esa rosa avara. Un soplo más poderoso los marchitaría; tienen la primavera que se merecen.
JAN
No es usted muy justa. Porque también tienen ustedes el otoño.
MARTA
¿Qué es el otoño?
JAN
Una segunda primavera en la que todas las hojas son como flores. (La mira con insistencia.) Puede que ocurra lo mismo con las personas; quizá sólo con que fuera más paciente con ellas, las vería usted florecer".

"LA MADRE
Cuando las cosas arrancan mal, ya no hay nada que hacer".

"LA MADRE
(...) Lo sé ahora, que hablo con el corazón; vuelvo a vivir en el momento en que ya no soporto vivir".

"MARÍA (Retrocede.)
No, no…, soy yo la que está loca y la que oye palabras que nunca se habían pronunciado en la faz de la Tierra. Sabía que nada bueno me esperaba aquí, pero no estoy dispuesta a participar en esta demencia. No entiendo, no la entiendo…
MARTA
Mi papel no es convencerla, sino simplemente informarla. Usted misma se rendirá a la evidencia.
MARÍA (Como distraída.)
¿Por qué han hecho ustedes eso?
MARTA
¿En nombre de qué me hace esa pregunta?
MARÍA (Gritando.)
¡En nombre de mi amor!
MARTA
¿Qué quiere decir esa palabra?
MARÍA
Quiere decir todo lo que, ahora, me desgarra y me muerde, este delirio que abre mis manos impulsándome a matar. Si no fuera por la obcecada incredulidad que perdura en mi corazón, sabría usted, loca, lo que quiere decir esa palabra al sentir que le desgarro la cara con las uñas.
MARTA
La verdad es que utiliza usted un lenguaje que no entiendo. Amor, alegría, dolor, son palabras que no me caben en la cabeza".

"MARÍA (Gritando.)
¡Oh, Dios mío! ¡No puedo vivir en este desierto! Hablaré contigo y sabré dar con las palabras. (Cae de rodillas.) Sí, a ti me encomiendo. ¡Compadécete de mí, vuélvete hacia mí! ¡Óyeme, dame tu mano! ¡Ten piedad, Señor, de los que se aman y están separados!

(Se abre la puerta y aparece EL CRIADO ANCIANO.)

EL ANCIANO (Con voz clara y firme.)
¿Me ha llamado usted?
MARÍA (Volviéndose hacia él.)
¡Oh, no lo sé! Pero ayúdeme, porque necesito ayuda. ¡Tenga piedad y consienta
en ayudarme!
EL ANCIANO (Con la misma voz.)
¡No!".












Albert Camus

sábado, 19 de noviembre de 2022

Citas: Consecuencias de decir te quiero - Manu Erena

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 "Dañarse, porque alguna vez sentirás que todo se desmorona, sentirás que te estrellas y quien pensabas que nunca te iba a fallar lo ha hecho. Pero recuerda siempre lo que te ha dicho tu madre, llorar es sano. A veces, un adiós a tiempo puede salvarte del caos".


"Me tocaría ser fuerte
y afrontar que la vida
puede abandonarte en tu propio desastre
en cualquier momento,
y a nadie le va a importar.

Y sí, es muy bonito
pensar que nunca te dejarán
por otros atardeceres
llenos de constelaciones,
cuando tú eres una simple estrella".

(A quién vamos a engañar)

"¿Podrías luchar,
sabiendo que Troya
sigue ardiendo?

Después,
lo único que quedará
serán cenizas".

(Lucha)

"Hace poco me fijé
en la herida que tienes
como sonrisa, rota.

Llevas meses
soportando el viento
que intenta desgarrarte
por completo".

(Segundas oportunidades)

"Ya la única salida que queda
es terminar con todo esto,
y con las lágrimas más puras que he derramado
te confieso que sé
que me vas a echar de menos.
Pero yo llevo sin verme una vida entera".

(Las razones)

"Mi piel empezó a ser de cristal,
y comenzó a rasgar
todo lo que se cruzaba a mi paso.

Sentía que todo
era sumamente frágil
y que era incapaz de impedir
que cortara cada sentimiento
que quedaba dentro de mí".

(Cristal)


"Me hace feliz pensar
en todas las veces que has sonreído
al verme al llegar a tu casa un domingo,
o después del colegio,
cuando solo con darme la mano
mi desastre se convertía en armonía".

(Siempre)

"He intentado aparentar
que lo tengo todo bajo control,
cuando en realidad
voy cuesta abajo y sin frenos.

Lo he intentado, y he fallado".

(Lo he intentado)

"Euforia, ¿no crees?
Sabes que la caída
puede ser jodida
pero aun así quieres intentarlo.
Sabes que debes de hacerlo.

Quieres saber
lo que realmente se siente
cuando estás a punto de quemarte.
Porque te gusta el caos,
y por eso crees que vale la pena
intentarlo una vez más".

(Querer quemarse)

"Ahora,
todos los recuerdos
están obsesionados por buscar
una simple salida
para poder escapar de mi cuerpo,
aludiéndome una y otra vez
cuando me intentabas
acariciar el alma
sin querer romperme en mil pedazos".

(Aprendimos demasiado tarde)

"La vida sigue.
Cambias.
La gente también cambia.
Los miedos crecen.
Pero tienes que ser fuerte.

Porque la vida sigue,
y hoy en día,
quien se queda parado,
pierde".

(Game over)




Manu Erena

martes, 15 de noviembre de 2022

Citas: Aforismos, visiones y sueños - Franz Kafka

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 "Todos los errores humanos provienen de la impaciencia, de una ruptura precipitada del método, de la aparente aprehensión de una cuestión aparente".


"Si se llega a un punto determinado, ya no hay regreso posible. Hay que alcanzar ese punto".

"El instante decisivo del desarrollo humano es continuo. Por ello los movimientos revolucionarios que declaran la nulidad de todo lo acaecido con anterioridad tienen razón, pues todavía no ha ocurrido nada".

"El primer signo del conocimiento incipiente es el deseo de morir. Esta vida parece insoportable, cualquier otra, inalcanzable. Ya no se siente vergüenza de querer morir; se solicita que nos lleven desde la antigua y odiada celda a una nueva que, a partir de ese momento, aprenderemos a odiar. Un resto de fe contribuirá a ello.
Durante el transporte pasará casualmente el Señor por el corredor, verá al prisionero y dirá: «A éste no debéis encerrarle de nuevo, viene conmigo»".

"Como un camino en otoño: tan pronto como se barre, vuelve a cubrirse de hojas secas".

"No dejes que el Mal te confunda y creas que puedes tener secretos para él".

"Con la misma firmeza con que la mano sostiene la piedra. Pero la mano la sostiene con tanta firmeza para lanzarla más lejos. No obstante, el camino conduce también por esa distancia".

"Tú eres la obra, ningún discípulo hasta donde la vista alcanza".

"El verdadero enemigo te transmite un valor sin límites".

"¿Cómo puede alguien alegrarse por el mundo excepto cuando se huye hacia él?".

"Hay una meta, pero ningún camino. Lo que llamamos «camino» es duda".

"Nos ha sido impuesto hacer lo negativo, hacer lo positivo ya nos ha sido dado".

"No hay un «tener», sólo hay un «ser», sólo un «ser» anhelante del último suspiro, de la asfixia".

"Antes no entendía por qué no recibía ninguna respuesta a mi pregunta, hoy no comprendo cómo pude creer que podía preguntar. Pero antes no creía en absoluto, sólo preguntaba".

"La palabra «sein» significa en alemán ambas cosas: «existir» y «pertenecerle a él»".

"Hay preguntas que no podríamos olvidar, si no fuéramos liberados de ellas por naturaleza".

"Se intenta mentir lo menos posible sólo cuando se miente lo menos posible y no cuando se tiene la menor oportunidad posible de mentir".

"Quien ama en el mundo a su prójimo no comete una injusticia mayor ni menor que el que se ama a sí mismo en el mundo. Sólo queda la cuestión de si lo primero es posible".

"Desde un aspecto teórico existe una posibilidad de alcanzar la felicidad completa: creer en lo indestructible en sí y no aspirar a ello".

"La verdad es indivisible, es decir no puede reconocerse a sí misma; quien quiera reconocerla, debe ser mentira".

"Depende de nuestros actos oscurecer todavía la imagen en esta vida o hacerla desaparecer del todo".

"Para evitar un error de palabras: lo que tiene que ser eficazmente destruido debe ser antes completamente afianzado; lo qué se desmorona, se desmorona, pero no puede ser destruido".

"A veces el Mal se encuentra en la mano como una herramienta. Lo hayas reconocido o no, permite que le dejes a un lado sin resistencia, si posees la voluntad para hacerlo".

"Las alegrías de esta vida no son las suyas, sino nuestro miedo ante el ascenso a una vida superior; los tormentos de esta vida no son los suyos, sino nuestra propia mortificación por causa de aquel miedo".

"¿Qué significan hoy las comprobaciones de ayer? Significan lo mismo que ayer, son verdad, sólo que la sangre discurre por entre las grandes piedras de la ley.

(Diarios)".

"Aquí estaba mi instituto; en aquel edificio del lado opuesto, mi universidad. Un poco más hacia la izquierda se encuentra mi oficina. En este pequeño círculo —y trazó con su dedo un par de pequeños círculos— queda encerrada toda mi vida.

(Kafka a su profesor de hebreo Friedrich Thieberger)".

"Quizá no pueda permanecer mucho tiempo en el mismo lugar. Hay hombres que sólo pueden adquirir un sentimiento de apego a la patria cuando viajan.

(A Tila Rössler)".

"Estoy aquí, en la ciudad, desde hace ya más de veinte años. ¿Puedes imaginarte lo que eso representa? Veinte veces he pasado aquí cada estación del año (…). Los árboles han crecido durante veinte años, qué pequeños deberíamos volvernos entre ellos. Y todas esas noches, ya sabes, en todas las casas. Una vez nos apoyamos en esta pared, otras en aquélla, así la ventana gira a nuestro alrededor.

(Diarios)".

"La semana pasada me adaptaba perfectamente a la calle en la que vivo y a la que he denominado: «calle para que los suicidas tomen impulso».

(A Hedwig Weiler)".

"Praga no te suelta. No a nosotros dos. Esta madrecita tiene garras. Hay que adaptarse o incendiarla desde dos puntos distintos, desde Vysehrad y desde Hradschin, entonces sería posible escapar.

(A Oscar Pollak)".

"Vivo con mi familia, entre seres excelentes y dignos de ser amados, como un extraño entre extraños.

(A Felice Bauer)".

"Soy un enfermo mental, la enfermedad pulmonar es sólo un desbordamiento de la enfermedad mental.

(A Milena)".

"Estamos abandonados como niños extraviados en el bosque. Cuando permaneces ante mí y me miras, qué sabes tú de los dolores que hay en mí y qué sé yo de los que hay en ti. Y si yo me arrojara a tus pies y llorara y te contara, qué sabrías más de mí que del infierno, si alguien te hubiese dicho que allí hace calor y es un lugar espantoso. Sólo por eso los seres humanos deberíamos mostrarnos entre nosotros tan respetuosos, tan pensativos y amantes como si estuviéramos ante las puertas del infierno.

(A Oskar Pollak)".

"No es miedo al Georgental, donde, tan pronto llegara, la misma noche, seguro que me habituaría. No es tampoco una voluntad débil, que exige que la decisión sólo se produzca cuando la razón lo ha calculado todo, lo que es, la mayor parte de las veces, imposible. Aquí se trata de un caso límite, en el que la razón puede realmente calcular y siempre llega al mismo resultado: que debo viajar. Más bien es miedo ante el cambio, miedo de dirigir la atención de los dioses hacia mí al realizar una acción demasiado grande para mis circunstancias.

(A Max Brod)".

"¿Te asusta pensar en la muerte? Yo sólo tengo un miedo horrible al dolor… Por lo demás, uno se puede aventurar a la muerte.

(A Milena)".

"No me he redimido con la escritura. He muerto durante toda mi vida y ahora moriré realmente. Mi vida fue más dulce que la de otros, tanto más horrible será mi muerte.

(A Max Brod)".

"El escritor que hay en mí morirá, naturalmente, enseguida, pues una figura semejante carece de suelo, de consistencia, no es ni siquiera de polvo; sólo es posible en la vida terrenal más absurda, sólo es una construcción de la sensualidad. Éste es el escritor. Yo mismo, sin embargo, no puedo seguir viviendo, puesto que no he vivido.
He permanecido siempre barro, no he logrado que la chispa se convirtiese en fuego, sólo la he utilizado para iluminar al cadáver. Será un entierro peculiar: el escritor, algo, por consiguiente, inconsistente, entregará al viejo cadáver, al cadáver de siempre, a la tumba.

(A Max Brod)".

"La muerte tuvo que sacarle de la vida del mismo modo en que se saca a un inválido de una silla de ruedas. Estaba aferrado a la vida con la misma fuerza y peso con los que el inválido se sentaba en la silla de ruedas.

(En: Fragmentos póstumos)".

"La amo y no puedo hablar con ella. La espío para no encontrármela.

(En: Fragmentos póstumos)".

"Querido Max: acerca de tu asunto sólo te digo, mientras no tenga tu respuesta, que yo también creo en un liderazgo de la mujer, del mismo modo que tuvo lugar por ejemplo en el pecado original, donde, como quizá en la mayoría de los casos, no le mereció la pena. También tu mujer es en ese sentido una líder al llevarte en cierta manera sobre su propio cuerpo hacia otra; que ella, después de haberte llevado, te contenga, pertenece a una categoría distinta. Sí, quizá te dirija algo más. Tienes razón cuando dices que la profundidad de la vida sexual propiamente dicha sigue siendo inaccesible para mí. Así lo creo yo también. Por eso evito también juzgar esta parte de tu caso o me limito sólo a la afirmación de que ese fuego, que para ti es sagrado, no posee la fuerza necesaria para quemar las resistencias para mí ya inteligibles. No sé por qué hay que interpretar el caso de Dante como tú lo haces. Se trata de un caso diferente al tuyo, al menos como se ha desarrollado hasta ahora: a él se le murió; tú, sin embargo, la dejas morir para ti al sentirte obligado a renunciar a ella. Por lo demás, también renunció Dante, aunque a su manera, y se casó por propia voluntad con otra, lo que no habla en favor de tu interpretación.

(A Max Brod)".

"La fundamentación de la necesidad de volverse sano es bella pero utópica. Lo que me propones como tarea podría haberlo realizado quizá un ángel sobre la cama de matrimonio de mis padres o, todavía mejor: sobre la cama matrimonial de mi pueblo, presuponiendo que tenga uno.

(A Max Brod)".

"Yo soy la novela. Yo soy mis historias.

(A Felice Bauer)".

"… Escribo de un modo diferente al que hablo, hablo de un modo diferente al que debiera pensar y así sucesivamente hasta la más profunda oscuridad.

(A Ottla y la familia)".

"Cuando no escribo, sobre todo desde que en los últimos años se ha convertido en una ley, obedece a motivos estratégicos. No confío ni en las palabras ni en las cartas, tampoco en mis palabras ni en mis cartas. Quiero compartir mi corazón con seres humanos y no con fantasmas que juegan con las palabras y leen las cartas con la lengua colgando.

(A Max Brod)".

"Entre tanto, después de haber sido azotado por momentos de demencia, he comenzado a escribir y esta actividad se ha convertido para mí, de la manera más cruel (de una crueldad inaudita, de ello no hablo) para todo el que me rodea, en lo más importante del mundo, casi como para el loco lo es su demencia (si la perdiera «erraría su sentido») o para una mujer su embarazo. Esto no tiene nada que ver, como lo repito aquí, con el valor de lo escrito, el valor lo reconozco con precisión extrema, pero también el valor que tiene para mí… Por eso mantengo la actividad de escribir con el temblor de la angustia ante toda molestia, y no sólo la actividad de escribir, sino también la soledad que por esencia le pertenece. Y si ayer dije que usted no debería venir el domingo por la noche, sino el lunes, y usted preguntó dos veces: «¿entonces no por la noche?», y yo al menos tuve que responder a la segunda pregunta: «descanse por una vez», la respuesta no era más que una mentira, pues lo que realmente opinaba era que quería mi soledad.

(A Robert Klopstock)".

"Quizá sea posible, no lo sé, que comience a escribir un hombre que domine el caos. Serían libros sagrados. O que ame, eso será amor, no miedo del caos (…). El poeta sólo es posible en el mundo ordenado.

(A Max Brod)".

"Se habría conformado con una cárcel. Terminar como un preso, ésa era una meta en la vida. Pero era una jaula. El ruido del mundo penetraba señorial e indiferente, como en su casa, a través de las rejas. El preso estaba realmente libre, podía participar en todo, nada de lo que ocurría fuera se le escapaba. Podría haber abandonado la jaula, las barras mantenían entre sí una distancia de un metro. Ni siquiera estaba preso.

(Diarios)".

"Mi celda — mi fortaleza.

(En: Fragmentos póstumos)".

"El Mal es lo que distrae.
El Mal sabe del Bien, pero el Bien no sabe del Mal.
Sólo el Mal posee conocimiento de sí mismo.
Uno de los recursos del Mal lo constituye la conversación.

(En: Cuadernos en octavo)".

"Soy sucio, Milena, infinitamente sucio, por eso armo tanto ruido con la pureza.
Nadie canta de un modo tan puro como los que se encuentran en lo más profundo del
infierno; lo que tenemos por el cántico de los ángeles, es su cántico.

(A Milena)".






Franz Kafka

viernes, 11 de noviembre de 2022

Citas: Una alma valerosa - Fred Uhlman

 

"Recuerdo como si fuera hoy el momento en que te vi por primera vez, un gélido día de invierno de enero de 1932, poco después de ingresar en el Gymnasium Karl Alexander. Nunca había estado en una escuela, pues me había educado con tutores, y me sentí sencillamente aterrorizado cuando el viejo Klett, nuestro director, me puso en manos del desgraciado profesor Zimmermann, a quien la mayoría de nosotros tratamos tan abominablemente. ¡Pobre diablo! Era demasiado apacible, demasiado débil, demasiado bueno, y los muchachos detestan a los débiles y a los buenos. Lo que exigen y respetan es la autoridad, la disciplina y el miedo".


"Lo más extraordinario sucedió en ese momento: me miraste fijamente a los ojos. No creo equivocarme. Me miraste fijamente a los ojos y yo miré a los tuyos y quise rezar por ti, y te amé".

"Por lo que a mí se refería, no me importaba lo más mínimo que fueras judío o hindú, negro, verde o blanco; todo lo que quería era hablar contigo y ser tu amigo".

"Cuando volví a casa, fui directamente a mi habitación.
No podía ver a mis padres.
Tenía que estar solo.
¿Cómo decirles que, por fin, había encontrado un amigo, pero que mi amigo era judío?".

"No recuerdo quién dijo: «Algunas personas se enfrentan a la muerte con indiferencia no porque tengan más valor, sino porque tienen menos imaginación». Por desgracia, yo tengo demasiada. No quiero ser ahorcado. ¡A las cinco de la tarde!".

"—¿Qué hay de malo en ser judío? Nuestro Señor era judío.
—Mira, no pienso discutir sobre eso. Sabes que odio a los judíos. Los he odiado desde que era niña. Soy polaca, y los he visto vivir en sus guetos apestosos: sucios tratantes de ganado y usureros estafando a los confiados cristianos, conspirando, ¿es que no has oído hablar de Los protocolos de los sabios de Sión? A Dios gracias que tenemos a Hitler, el único hombre que puede salvarnos. ¿Me prometes que no volverás a ver nunca más a ese judío?
—No —repliqué—. No te lo prometo. Tengo casi diecisiete años, y tengo derecho a elegir a mis amigos".

"—Dime —dije—, ¿tú te interpondrías si quisiese casarme con una judía?
—En términos generales, haría todo lo posible para disuadirte de ello.
Después de todo eres un Hohenfels.
—¿Y en términos no tan generales?
—Haría una excepción si tuviese unos cuantos millones. Entonces podríamos restaurar el Burg. Bueno, saluda de mi parte al Pequeño Moisés y a Von Waldeslust.
Y se marchó".

"—Padre —dije un día—, ¿te puedo pedir un favor?
Esto, obviamente, lo sorprendió, pues nunca le había pedido nada.
—¿Y de qué se trata? —preguntó, esperando quizá que le iba a pedir dinero.
—¿Te importaría dejar de llamar a mi amigo «Pequeño Moisés»? Me ofende profundamente. Por favor, entiende que es mi amigo. Judío, o no, es mi amigo, y como yo tengo casi diecisiete años, debes permitirme escoger a mis propios amigos, del mismo modo que yo nunca me atrevería a burlarme de aquellos de tus amigos a los que considerara por debajo de mí. Hans es, con mucho, el chico más inteligente de mi clase, el único al que respeto y admiro. Su padre fue oficial, lo hirieron en Verdún y obtuvo la Cruz de Hierro de Primera Clase. Quizá no tenga un título, pero vale tanto como tus Cassel, tus Rothschild y todos esos a los que llamas «judíos prominentes».
¡Considero que los Schwarz son mis judíos prominentes, y tú no tienes derecho a ofenderlos y, de paso, ofenderme a mí!
Mi padre me miró atónito. Era la primera vez que me había atrevido a criticarlo y a hablarle de hombre a hombre.
Pero entonces sucedió algo inesperado.
En lugar de mostrarse furioso, sonrió:
—De acuerdo, muchacho, juro que no volveré a hacerlo. Fue una tontería por mi parte, y una falta de consideración. De saber que te afectaba tanto, no lo habría hecho. ¿De acuerdo, hijo?
Me sentí verdaderamente conmovido. Era la primera vez que establecía contacto con él, y me sentía agradecido".

"—Transmite mis más humildes saludos a tu pequeño... —se detuvo— amigo mosaico, cuya astucia admiro muchísimo. Es un —(pausa)— hombrecito muy, pero que muy listo. Será mejor que tengas cuidado, hijo mío. Aunque no seas kosher, quizá te engulla. Por cierto, ¿no tienes que hacer deberes?".

"He vuelto a leer lo que escribí ayer sobre mis padres. Estoy desesperadamente preocupado por ellos, en especial por mi madre. ¿Qué sucederá cuando sepa que he muerto a manos de sus amigos nazis, y se dé cuenta de que la guerra está perdida, y Alemania en ruinas? ¿Cómo afrontará el hundimiento de su mundo? ¿Querrá afrontarlo, o le parecerá que no merece la pena vivir? La última vez que la vi, después del desastre de Stalingrado, no había cambiado lo más mínimo. La guerra estaba casi ganada, dijo, y Alemania sería el amo de Europa.
Recuerdo lo mucho que intenté entonces establecer contacto con ella y descubrir qué clase de mujer era. ¿Tenía alma? ¿Tenía sentimientos? Eso es lo que quería saber entonces, como siempre he querido saberlo. Y una y otra vez no pude hallar respuesta".

"Ignoro si esta carta llegará a tus manos. La he redactado para ti con la esperanza de que, mal escrita como está, pueda ayudarte a entender mis actos, que nunca fueron deshonrosos.
He podido mostrarme débil y desorientado, pero jamás he faltado al honor. Perdóname, mi querido y viejo amigo..., si puedes. Me diste los mejores meses de toda mi vida. A ti te debo mi amor por la poesía, por el saber.
Ahora debo acabar.
La muerte me llama.
Reza por mí. Por mi alma. Aunque no creas en Dios, ¡reza, reza por mí!
Por siempre, por toda la eternidad, tuyo,



Konradin von Hohenfels".





Fred Uhlman

domingo, 6 de noviembre de 2022

Citas: El retorno - Fred Uhlman

 

"Es cierto, había barajado la idea de hacer escala allí una noche interrumpiendo el vuelo de regreso a América, pero la había rechazado. ¿Por qué ir allí, cuando nada podía destruir el pasado, cuando sólo podía esperar dolor de esa visita?".

"Elsas podría no reconocer a Raiser, y Raiser podría no reconocerlo a él: se sentarían allí una eternidad sin sospechar que una vez, hace mucho tiempo, habían sido amigos y leían poesía juntos bajo el centelleo de la luna".

"Desde Auschwitz había evitado hablar alemán o leer libros en alemán.
Cuando se le preguntó de dónde venía, acortó las preguntas respondiendo en broma: "Honolulu".
¿Se puede esperar que un extraño entienda esto? ¿Cómo podría él, que había amado a Alemania con un amor apasionado, explicar su vergüenza de pertenecer a un país que, a pesar de haber dado al mundo Beethoven y Bach, Goethe y Schiller, no había movido un dedo para salvar a sus compatriotas judíos?".

"¿Y entender que ahora tenía miedo de hablar con una persona porque no podía estar seguro de que esa persona no se hubiera ensuciado las manos con la sangre de toda su familia? Quien había recibido una herida que no se puede curar, así como la piel de alguien no se puede curar".

"Se sentó, pidió una copa de vino y encendió su pipa. Se alegró de estar solo. Nadie por allí sabía de su existencia. En esta ciudad donde había vivido durante treinta años, no había nadie a quien le
importara si Simón Elsas estaba vivo o muerto, pero eso no importaba.
No deseaba nada más que estar solo y saborear la amargura de este día de otoño, su belleza, tristeza y desesperación".

"El gordo se volvió hacia la mujer. "Lieschen", gritaba de mesa en mesa. «¡Lieschen! ¿Qué te dije? ¡Es Simón!" Y antes de que Simon pudiera detenerlo, el hombre agarró sus manos y se las apretó con entusiasmo. "¡Qué belleza verte de nuevo!" La transición de lei formal a tu familiar tuvo un efecto desagradable en Elsas. "¿No me reconoces?" Simon se obligó a estudiar más detenidamente el rostro del hombre, a quitar algunas capas de manteca como quien pela una naranja para llegar a
la fruta, a descubrir alguna pista sobre su identidad íntima. No sirvió de nada.
Era un asunto desesperado, como tratar de limpiar una pintura muy dañada o encontrar el hueso en una cebolla. No vio nada más que el rostro redondo y ordinario, radiante de alegría, de un completo extraño".

"Las penas no lo habían agriado; no era cínico, aunque estaba convencido de que el mundo era en gran parte una jaula de locos".

"Aquí la Sra. Haber interrumpió.
“El porcentaje es aún mayor, supera el cincuenta por ciento.
"Ya es suficiente, Fritz", dijo bruscamente. “Simon no viajó desde Estados Unidos hasta aquí para escuchar discursos deprimentes. Quien está muerto está muerto y nosotros estamos vivos». Ella lo miró con una sonrisa tímida y tarareó con la boca cerrada: "Freut euch des Lebens, weil noch das Làmpchen gliiht, pflùcket die Rose eh 'sie vierblùht (Disfruta de la vida mientras la luz aún está encendida, recoge la rosa antes de que se desvanezca)".

"¿Y qué has estado haciendo todos estos años?".
"He vivido"".

"Adiós". La voz tenía el tono tranquilo de alguien que saluda al hombre de la limpieza.
"Adiós, querida", dijo.
Le abrió la puerta y la cerró de inmediato. Entonces ya no se escuchaban "Adiós, Hans". Todavía estaba de pie junto a la ventana, mirando hacia la creciente oscuridad. ruidos excepto el de la puerta crujiendo y chirriando.
Mientras se alejaba lentamente, Elsas miró por última vez la casa, las puertas cerradas, los postigos, el portón, los árboles muertos. Nunca la volvería a ver.
La casa estaba allí, toda corrientes de aire y grietas, perdida en el jardín cubierto de maleza. Nada podría restaurarlo a su estado anterior. Pertenecía al pasado envenenado de Elsas, había que olvidarlo cuanto antes, como si nunca hubiera existido".

"No te he conocido por un minuto de retraso. Quería decirte adiós. Me di cuenta de que no podía dejar que te fueras así.
Lloré mucho tiempo cuando te fuiste. Parecías tan severo, eras tan extraño y frío, parecías más un juez que mi viejo amigo. Si me hubieras dado tiempo, si hubieras sonreído, aunque sea una sola vez, podría
haberte explicado muchas cosas. Y estoy seguro de que lo habrías entendido y, tal vez, me habrías perdonado.
Ahora no queda nada. ¿Por qué volviste? ¿Y por qué no trataste de entender cuando volviste?".

"Elsas leyó las palabras dos veces y se preguntó por un momento si debería regresar. Pero poco después vio la larga extensión de los edificios del aeropuerto, vio los aviones alineados, las torres y el equipo de radar. El taxi paró, Elsas pagó y tomó la maleta. Leyó la carta una vez más, luego la rompió y, con un movimiento rápido, como dando vuelo a una paloma blanca, arrojó los fragmentos al aire. El viento se los llevó".







Fred Uhlman

martes, 1 de noviembre de 2022

Citas: Cadáver exquisito - Agustina Bazterrica

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 "Media res. Aturdidor. Línea de sacrificio. Baño de aspersión. Esas palabras aparecen en su cabeza y lo golpean. Lo destrozan. Pero no son solo palabras. Son la sangre, el olor denso, la automatización, el no pensar. Irrumpen en la noche, cuando está desprevenido. Se despierta con una capa de sudor que le cubre el cuerpo porque sabe que le espera otro día de faenar humanos".


"Ahora que es la mano derecha del jefe tiene que controlar y preparar a los nuevos empleados. Enseñar a matar es peor que matar. Saca la cabeza por la ventana. Respira el aire compacto, que arde.
Quisiera anestesiarse y vivir sin sentir nada. Actuar de manera automática, mirar, respirar y nada más. Ver todo, saber y no decir. Pero los recuerdos están, siguen ahí".

"Cuando leyó la noticia sintió escalofríos. Fue el primer escándalo público y el que instaló la idea en la sociedad de que, después de todo, la carne es carne, no importa de dónde venga".

"«Sé que cuando me muera alguien va a vender mi carne en el mercado clandestino, alguno de esos parientes lejanos y horribles que tengo. Por eso fumo y tomo, para que el sabor de mi carne sea amargo y nadie disfrute con mi muerte». Da una pitada corta y dice: «Hoy soy la carnicera, mañana puedo ser el ganado»".

"Agarra una birome y se pone a escribir. Él no le aclara que le puede mandar el pedido de manera virtual. Le gusta ver cómo Spanel escribe en silencio, concentrada, seria.
La mira fijo mientras ella completa el pedido con letra apretada. Spanel tiene una belleza detenida. Lo inquieta porque hay algo femenino debajo de un aura bestial que se cuida muy bien de mostrar. Hay algo de admirable en ese desapego artificial".

"Sergio, uno de los aturdidores, lo saluda y entra a la sala de descanso. Está vestido de blanco, con botas negras, barbijo, delantal de plástico, casco y guantes. Lo abraza. «Tejo querido, ¿dónde estabas?». «Haciendo el recorrido con los clientes y proveedores. Vení que te presento».
Cada tanto sale a tomar cervezas con Sergio. Le parece un tipo auténtico, uno que no lo mira con media sonrisa porque es la mano derecha del jefe, uno que no está pensando en qué ventaja puede sacar, uno que no tiene reparos en decirle lo que piensa. Cuando murió el bebé, Sergio no lo miró con lástima ni le dijo: «Ahora Leo es un angelito», ni lo miró en silencio sin saber qué hacer, ni lo evitó, ni lo trató diferente. Lo abrazó y se lo llevó a un bar y lo emborrachó y no paró de contarle chistes hasta que los dos lloraron por las carcajadas. El dolor siguió intacto, pero él supo que tenía un amigo".

"Los operarios hacen un corte preciso desde el pubis hasta el plexo solar. El más alto pregunta por qué hay dos operarios por cada cuerpo. Él responde que uno hace el corte y el otro cose el ano para evitar cualquier expulsión que contamine el producto. El otro se ríe y dice: «No me gustaría tener ese trabajo»".

"Uno se puede acostumbrar a casi cualquier cosa, excepto a la muerte de un hijo.
¿Cuántas cabezas tienen que matar por mes para que él pague el geriátrico del padre? ¿Cuántos humanos tienen que sacrificar para que él olvide cómo acostó en la cuna a Leo, lo arropó, le cantó una canción y al día siguiente amaneció muerto? ¿Cuántos corazones tienen que ser guardados en cajas para que el dolor se transforme en otra cosa? Pero el dolor, intuye, es lo único que lo hace seguir respirando. 
Sin la tristeza, no le queda nada".

"Él lo respeta por eso. Se va a preocupar cuando deje de mirarlo, cuando el odio no lo sostenga más. Porque el odio da fuerzas para seguir, mantiene la estructura frágil, entreteje los hilos para que el vacío no lo ocupe todo".

"Despide al más alto con un apretón de manos y le dice: «Te vamos a estar llamando». El más alto le agradece sin demasiada convicción. Pasa siempre, piensa, pero otra reacción sería extraña.
Nadie que esté realmente cuerdo se alegraría por hacer ese trabajo".

"—¿Cómo es posible que no tengas paraguas?
Él suspira levemente y piensa que, otra vez, va a tener la misma discusión de todos los años.
—No lo necesito. Nadie lo necesita.
—Todos lo necesitan. Hay zonas que no tienen construidos los techos protectores.
¿Querés morirte?
—Marisa, ¿en serio pensás que si un pájaro te caga en la cabeza te vas a morir?
—Sí".

"Los mellizos se ríen, se hacen señas, susurran. Los dos tienen el pelo sucio o grasoso.
—Chicos, por favor, estamos comiendo con el tío. No sean maleducados.
Habíamos quedado con papá en que en la mesa no se susurra, se conversa como adultos, ¿no?
Estebancito lo mira con un brillo en los ojos, un brillo lleno de palabras como bosques de árboles quebrados y tornados silenciosos. Pero la que habla es Maru:
—Estamos adivinando qué gusto tendría el tío Marquitos.
La hermana agarra el cuchillo con el que está comiendo y lo clava en la mesa. El sonido es furioso, veloz. La hermana dice: «Basta». Lo dice despacio, midiendo la palabra, controlándola. Los mellizos la miran sorprendidos. Él nunca vio una reacción semejante en su hermana. La mira en silencio. Mastica un poco más de arroz frío, sintiendo tristeza por toda la escena.
—Me tienen harta con ese juego. Las personas no se comen. ¿O son salvajes ustedes?".

"No pudo llorar, en ningún momento, ni siquiera cuando vio el ataúd pequeño y blanco bajando a la tierra. Se quedó pensando en que le hubiera gustado un ataúd menos llamativo, que entendía que era blanco por la pureza del niño que estaba dentro, pero ¿realmente somos tan puros cuando llegamos al mundo?".







Agustina Bazterrica