"A veces llego demaciado pronto,
me adelanto.
Y hay gente que se aferra a la vida
más de lo esperado".
"Un ojo abierto.
El otro soñando".
"¿Hay algo peor que un chico que te odie?
Un chico que te quiera".
"—Cien metros —la retó—. me juego lo que quieras a que no me ganas.
Liesel no iba a ser menos.
—Me juego lo que quieras a que sí.
—¿Qué te juegas, pequeña Saumensh? ¿Tienes dinero?
—Claro que no, ¿y tú?
—No. —pero Rudy tenía una idea. Fue el galán el que habló por él—. Si gano, te doy un beso...
—¿y por qué quieres besarme? Voy sucia.
—Yo también".
"De vuelta a Himmelstrasse Rudy le advirtió:
—Algún día te morirás por besarme —le dijo".
"—¿Tienes hambre? —preguntó Rudy.
—Estoy hambrienta —contesto Liesel.
De un libro".
"Liesel no pudo responder enseguida. Tal vez fue la súbita sacudida amorosa que sintió por él. ¿O había sido así siempre? Era probable, privada del habla, deseó que la besara, que la agarrara de la mano y la atrajera hacia él. No importaba dónde. En la boca, en el cuello, en la mejilla. Tenía toda la piel libre para él, a la espera".
"He odiado las palabras y las he amado, y espero haber estado a su altura".
"Se estaba despidiendo y ni si quiera lo sabía".
me adelanto.
Y hay gente que se aferra a la vida
más de lo esperado".
"Un ojo abierto.
El otro soñando".
"¿Hay algo peor que un chico que te odie?
Un chico que te quiera".
"—Cien metros —la retó—. me juego lo que quieras a que no me ganas.
Liesel no iba a ser menos.
—Me juego lo que quieras a que sí.
—¿Qué te juegas, pequeña Saumensh? ¿Tienes dinero?
—Claro que no, ¿y tú?
—No. —pero Rudy tenía una idea. Fue el galán el que habló por él—. Si gano, te doy un beso...
—¿y por qué quieres besarme? Voy sucia.
—Yo también".
"De vuelta a Himmelstrasse Rudy le advirtió:
—Algún día te morirás por besarme —le dijo".
"—¿Tienes hambre? —preguntó Rudy.
—Estoy hambrienta —contesto Liesel.
De un libro".
"Liesel no pudo responder enseguida. Tal vez fue la súbita sacudida amorosa que sintió por él. ¿O había sido así siempre? Era probable, privada del habla, deseó que la besara, que la agarrara de la mano y la atrajera hacia él. No importaba dónde. En la boca, en el cuello, en la mejilla. Tenía toda la piel libre para él, a la espera".
"He odiado las palabras y las he amado, y espero haber estado a su altura".
"Se estaba despidiendo y ni si quiera lo sabía".
Markus Zusak
¡Hola! Acabamos de descubrir tu blog y te seguimos desde ahora. Ojalá que también te guste nuestro espacio :D
ResponderBorrarTodavía no hemos podido leer la novela, pero la película nos gustó ;)
¡Un abrazo grande de parte de los tres!
Hola!
BorrarGracías por pasarce, igualmente los sigo y también me gusto su sitio n.n
Si quieren les puedo pasar el libro en formato pdf.
Saludos.
Yo también quiero el formato pdf
ResponderBorrarHola, te dejo el link: https://www.lectulandia.co/book/la-ladrona-de-libros/
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