viernes, 22 de noviembre de 2019

Citas: Querido nadie - Berlie Doherty


"Es posible que todos deseemos cruzar el horizonte, entrar en el espacio quizá, llegar a un territorio desconocido y, allí, encontrarnos a nosotros mismos. Este libro es una especie de viaje, pero todavía no sé dónde va a terminar".

"Hoy, 2 de octubre, empiezo a escribir y es como abrir una puerta al pasado".

"Cuando miré el paquete reconocí enseguida la letra. Era de Helen. Recordé la última vez que nos vimos; la expresión de su rostro entonces, mi sufrimiento. Abrí el paquete y lo vacié encima de la cama. Sólo había un montón de cartas. Las cogí una por una, sin entender qué significaba aquello. Todas empezaban igual:

Querido Nadie.
Me senté y una creciente sensación de angustia se apoderó de mí. Ella y yo fuimos una vez las personas más importantes de nuestro mundo".

"Ella miró a otro lado con una chispa de risa en los ojos y se levantó para ayudar a su madre a descargar detergentes y zumo de pomelo no azucarado.
Yo la observaba mientras colocaba cosas en un armario debajo de la pila.
Podía verla reflejada en la ventana, dos Helen que se juntaban y separaban cuando se movía hacia atrás o hacia delante, de la mesa al fregadero. Yo quería que se diese la vuelta y me sonriera. Sabía que yo la estaba mirando, lo mismo que yo sabía que estaba en medio de sus pensamientos".

"Llamé a Helen en cuanto tuve ocasión. Sólo quería oír su voz. Estaba de pie en el vestíbulo, sonriendo sin decir nada, seguro de que ella también sonreía al otro extremo del teléfono.
—¿Qué estás haciendo? —pregunté.
—Sonreír.
—Lo sabía.
—¿Y qué estás haciendo tú?
—Sonreír también".

"Me quedé escuchando el zumbido del teléfono e imaginé que Helen subía aquellas escaleras verde musgo hasta su habitación, corría las cortinas y quizá se paraba a mirar cómo caía el agua nieve iluminada por las farolas de la calle.
Eres tan dulce. Tan suave —murmuré al colgar el teléfono.
—Gracias —dijo mi padre, que bajaba las escaleras a mis espaldas—. Creía que no lo habías notado".

"—¡Qué raro! —dijo, papá—. Yo no supe cuánto quería a tu madre hasta
que me dijo que me dejaba. Pensarás que debería odiarla, y así fue más tarde.
A nadie le gusta ser rechazado, ¿sabes? La odié porque no me quería. Y la odié porque estaba separando a una familia".

"Si hubiera muerto, yo lo habría superado mejor. Hay manera de enfrentarse a la muerte. Hay funerales y flores y llanto. Hubiera sido terrible, pero yo habría sabido con absoluta certeza que se había ido para siempre y que no volvería a verla, y de alguna forma habría continuado con mi vida y
con vosotros. Pero mientras alguien está vivo, siempre hay una posibilidad de que regrese y nunca puedes desvincularte por completo. Yo quería que volviese, a pesar de lo mucho que la odiaba por haberse ido".

"—Uno cree que es el único al que le ha sucedido eso, hasta que entra en el bar y habla de ello. Entonces, uno se pregunta: ¿y esto es amor? Yo no sé qué es el amor. Una trampa para conservar la especie humana, eso es lo que es".

"Llevé la carta en el bolsillo unos cuantos días y, por fin, Helen la echó al buzón de correos. Después de un par de semanas, dejé de esperar respuesta. A fin de cuentas, yo no era nada para mi madre. Era una mota de polvo, y me habían echado de un soplo".

"—Tengo que decirte algo —empecé muy decidido.
Ella se había puesto a dar vueltas, se apartaba de mí y volvía otra vez.
—Y yo tengo que decirte algo a ti —me contestó—. La tutora de sexto quiere que me examine de danza. ¡Hasta ahora nadie lo ha hecho en nuestro instituto!
Seguía dando vueltas, excitada como un niño pequeño, y yo me contagié y empecé a bailar igual que ella, como si sólo tuviera piernas y unos codos que empujaban por todas partes. Me reía y ella se reía conmigo.
—¿Qué querías decirme? —me gritó.
—Lo he olvidado. No sería importante.
Recuerdo que me aparté el pelo de los ojos y le sonreí, con ganas de broma. Me callaría. Tenía la sensación de que habría muchas ocasiones para decirlo. Además, de momento, no sabía si podría pronunciar las palabras sin sonrojarme.
—¿Cuántas palabras eran, Chris? —me preguntó tranquilamente Helen.
—Dos —dije yo.
Y ella se rió de mí y dijo:
—Yo también dos, Chris".

"—Helen, ¿qué pasa?
Y entonces ella contestó con una voz hueca, asustada, cansada, que difícilmente hubiera reconocido como la suya y que no olvidaré en mi vida".

"Querido Nadie:

En el cuarto de baño de casa hay un grifo que no cierra bien. Necesita una nueva válvula, eso es todo, según dice mamá. Unas veces no se oye y otras tiene a uno despierto toda la noche con su monótono e insistente tap, tap tap.
Así me siento yo contigo.
Es como oír el latido de mi propio corazón y no ser capaz de pararlo.
Como pisadas en la oscuridad.
No sé siquiera si estás ahí.
Pero la idea de que puedas estar es como un tap, tap, tap, que no desaparece de día ni de noche, de día y de noche ahora, monótono, lento e insistente como el latido de un pulso que no se detiene, como un reloj que nunca apaga su tictac".

"—No quiero que entres —dijo.
—No, no quiero entrar. Pero tampoco quiero separarme de ti".

"Es sorprendente lo que uno puede llegar a creer si de verdad quiere creerlo".

"Y si estoy embarazada, qué, qué, qué.
Pasé un día espléndido con Chris, cuando creímos que todo podía ser una falsa alarma.
Pero todo sigue igual. Todo.
Un pequeño y horrible pulso late dentro de mí, muy dentro.
Vete, vete, vete.
No hay nadie ahí.
Por favor, no estés ahí".

"22 de marzo

Querido Nadie:

Hoy he traído a casa un test de embarazo. Esta mañana me encontraba mal otra vez. Tú eres un cultivo extraño dentro de mí. Eres una enfermedad. No quiero que existas".

"He sacado la varilla, y no tenía la punta coloreada. La tenía blanca. He leído las instrucciones otra vez. Si la punta está rosa, estás embarazada. Si está blanca no estás embarazada. No estoy embarazada. Tú no existes. No eres nadie".

"30 de marzo

Querido Nadie:

Anoche decidí lo que tenía que hacer. No te pido perdón por esto.
Después de todo, tú no me pediste permiso para instalarte en mí. Eres como esos sicomoros que siguen brotando, no se sabe de dónde, en nuestro jardín.
Mamá siempre los arranca.
—No os queremos aquí —dice.
Ahora sé bien lo que quiere decir".

"Querido Nadie: tú no lo pediste. Yo no tengo nada que darte. Nada. Lo siento con todo mi corazón".

"«Querida Nell», escribí. Las letras flotaban sobre el papel: «El bebé es también mío, es un huevecito, es la vida misma». No sabía lo que estaba escribiendo; a decir verdad, ni siquiera veía bien la hoja de papel.
«Doscientos millones de espermatozoides intentaron penetrar en ti, y sólo éste lo hizo. Nada en el mundo volverá a ser igual, nunca, nunca. Es único. Soy yo en ti, Helen, y tú en mí. Por favor, no lo destruyas. Yo te amo, hagas lo que hagas»".

"Chris fue uno de los últimos en salir. Tenía aspecto de haber pasado la noche en vela. Iba solo, con la cartera colgada al hombro, y caminaba como ausente. Si no le hubiera llamado, habría pasado de largo. Se puso pálido al verme. Fui hacia él y esperé a que dejara la cartera en el suelo. Y cuando me abrazó se lo dije. 
Pequeño Nadie. Ahora no quiero separarme de ti".

"—¡No me reconozco! —dijo riendo—. Parece de otra vida. Aunque en aquellos días yo era el dueño del mundo. Como tú ahora, Chris.
Yo cerré los ojos.
—Pero tú tienes más oportunidades de las que yo tuve nunca —continuó papá.Me sentía incapaz de alejarme de su voz.
—Aprovéchalas. Nunca se puede volver a empezar".

"—El problema no va a desaparecer, ya lo sabes —me decía—. Será cada vez más grave. Y cuanto más tiempo lo dejes, peor".

"—El lenguaje es poder —solía decir—. La literatura es amor. Y la poesía es el alimento del alma".

"—El tiempo lo curará —dijo mi madre".

"Helen tiene razón: no estoy preparado para ti ni para ella. No estoy todavía preparado para mí mismo".





Berlie Doherty

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