domingo, 17 de noviembre de 2019

Citas: Anatomía de las distancias cortas - Marta Orriols


Princesa:

"Una nota agria ha quedado sostenida en el aire como el preludio de la melodía que la acompaña cada vez que baja al infierno: Princesa. Princesa. Princesa".

"Se aparta el pelo de la cara, debatiéndose con furia hasta conseguir que ningún rizo le tape los ojos. Se escurre por la boca del metro y de pronto las escaleras se suceden sin fin. La pendiente la invita a la oscuridad, escabrosa, como cada una de las veces que se adentra en ella desde que ha perdido un poco de sí misma".

"Dos minutos para el próximo tren. Solo un par de almas perdidas esperan como ella bajo tierra".

Kind of Blue:

"La brisa, como si de una inspectora se tratara, revisaba cada rincón del comedor bellamente dispuesto para la cena. No había nadie y, visto así, los objetos adoptaban una presencia casi humana con esa quietud imponente solo turbada por el movimiento volátil de las cortinas".

Sísifo en la novena planta:

"—Sabía que al final un día me llamarías. ¿Qué pasa? ¿Qué es de tu vida?
Marc le hace un gesto con la cabeza para que entre y ella mira el piso, estupefacta. Hace una pompa de chicle.
—La madre que te parió, Marc. Aquí no debes de tener problemas de humedades, cabrón".

"—¡Marc, pst, Marc! —Va hacia ella con los hombros encogidos, turbado—. Marc, abajo en recepción hay una señora que pregunta por ti. Dice que es tu abuela.
(...)
—Ahora esperarás aquí sin moverte. Di que no te moverás, yaya.
—No te moverás, yaya. —Ríe su propia broma, pizpireta.
—¡Yaya, por favor! Espérame aquí, no tardaré, ¿de acuerdo? —La deja sentada, con las medias de nailon que le caen por las delicadas piernecillas. 
Marc corre hacia el ascensor con un nudo en el estómago. De nuevo la quietud. Se muerde las uñas mientras el ascensor asciende. El aviso sonoro, las puertas, la moqueta, la mirada inquisitiva de Fernández, la sonrisa maliciosa de la heroína de cómic manga con superpoderes cuando se cruzan por el pasillo, y finalmente Elisenda, que le barra el paso cargada con unos archivos.
—Me avisan de recepción. —Mira hacia los lados para asegurarse de que nadie la oye—. Es tu abuela… Pregunta por ti, está alterada.
(...)
—Señoras, señores, disculpen. Les presento a mi abuela. —Ella se quita la boina de lana rosa y hace una leve reverencia—. No nos molestará, descuiden. Si me permiten, podemos continuar.

El anuncio del ascenso de Marc no llega y, a pesar de que la reunión culmina con éxito, ya no llegará. Tendrá que volver a empezar de cero. Sentado en la silla del que ya no es su despacho, observa a Angelina de espaldas, con su boina de lana rosa, que contempla embelesada el mar y tararea su melodía con una voz casi imperceptible, casi como si le contara aquel cuento antes dormir".

La buena nueva:

"—¿Crees que podemos vernos algún día? ¿Podemos quedar? Tampoco estuvo tan mal, ¿no?
Marta no dice nada y sigue andando.
—¡Marta!
Se detiene, furiosa.
—Nico, tengo mucho trabajo. No debería haberte contado nada, ha sido un error.
—Pero los errores nunca pasan porque sí".

Ficción:

Él deja caer la mano por dentro de la blusa hasta rozarle el sujetador. Se miran de reojo y se sonríen. Quizá hagan el amor, hoy —es probable, piensa Ariadna, porque es viernes y no hay excusas—, y además hace semanas que los dos están muy cansados y se duermen mientras deciden en silencio quién dará el primer paso de tocar al otro y poner en marcha unas intenciones vagas".

"Acabarán letárgicos, tendidos con piernas y brazos que ya conocen el camino de regreso.
El amor, el sexo, el hambre, el sueño.
Lejos, allá afuera, la luna infinita embellece la ciudad como un fotograma incapaz de abarcar tanta realidad".





Marta Orriols

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