lunes, 19 de noviembre de 2018

Citas: Ácido sulfúrico - Amélie Nothomb



"Llegó el momento en que el sufrimiento de los demás ya no les bastó: tuvieron que convertirlo en espectáculo".

"No es casual que los humanos lleven nombres en lugar de matrícula: el nombre es la llave de la persona. Es el delicado ruido de su cerradura cuando queremos abrir su puerta. Es la metálica melodía que hace que el don sea posible".

"La matrícula es al conocimiento de los demás lo que el carnet de identidad a la persona: nada".

"—Si no tiene inconveniente, prefiero el tratamiento de usted.
—Creía que éramos amigas.
—Precisamente por eso. Dejemos el tuteo para los que no nos quieren".

"—Es la primera vez que la veo reír.
—Río de felicidad. Hablan, discuten, como si fuera importante. ¡Es maravilloso!
—Usted es la que es maravillosa. Gracias a usted han olvidado que estaban comiendo mierda.
—¿Usted no?
—Yo no es el primer día que me doy cuenta de su poder. Sin usted, estaría muerto.
—Morirse no es tan fácil".

"Cualquiera que viva un infierno durable o pasajero puede, para enfrentarse a él, recurrir a la técnica mental más gratificante de cuantas existen: contarse un cuento".

"El infortunado que puede llenar su pecho con un soplo de grandeza levanta la cabeza y ya no encuentra motivos para quejarse.
A menos que observe la cámara que espía su dolor. Entonces sabe que el público verá en él a una víctima y no a un luchador trágico. Vencido de antemano por la caja negra, deja caer las armas épicas de su relato interior. Y se convierte en lo que la gente verá: un pobre tipo machacado por una historia exterior, una porción congrua de sí mismo".

"Dios resulta tanto más necesario cuanto más evidente es su ausencia".

"En efecto, sería fácil ser Dios si el mal no existiera, pero entonces tampoco habría ninguna necesidad de Dios".

"Además, uno siempre es más hermoso cuando hay un término para designarlo, cuando posee una palabra sólo para él. El lenguaje es menos práctico que la estética. Si, al querer hablar de una rosa, no dispusiéramos de ningún vocablo, si cada vez tuviéramos que decir «la cosa que se despliega en primavera y que huele bien», la cosa en cuestión sería mucho menos hermosa. Y cuando la palabra es una palabra lujosa, en este caso un nombre, su misión consiste en revelar la belleza".

"—Quizá me equivoqué al aceptar convertirme en kapo. Pero ahora que lo soy, es demasiado tarde.
—Nunca es tarde para dejar de ser un monstruo".

"«¡Si te repugno, mejor aún! Me encanta no gustarte, y eso sólo hará que el precio que hay que pagar me guste todavía más»".

"—Basta. Haces que aumente mi deseo.
—Si realmente tuviera el deseo que asegura tener, sería capaz de pronunciar mi nombre.
Zdena palideció.
—Cuando uno siente lo que usted, necesita pronunciar el nombre de la otra persona. No es casual que haya hecho lo imposible para saber el mío. Y ahora que lo sabe y que me tiene delante, es incapaz de llamarme por mi nombre".

"«Lo peor es que eso no me impide amarla. Es como si me gustara todavía más.
De tanto resistirse a darme lo que se da tan fácilmente, de tanto irritarse como si le estuviera pidiendo el sacrificio de su padre y de su madre, me muero de deseo»".

"—Entonces ¿de qué me serviría salvarte?
—Para que siga con vida —dijo Pannonique, a la que divertía esta clase de tautología.
—¿Y eso, a mí, de qué me sirve?
—Acabo de decírselo: para que siga con vida.
—No me sirve de nada.
—Sí. La prueba es que la simple idea de mi muerte la horroriza. Necesita que viva.
—¿Por qué?
—Porque me ama".

"—¿Me equivoco?
—No lo sé. ¿Tú me quieres?
—No —dijo Pannonique perentoria.
—Qué descaro.
—Usted me quiere: no es culpa suya ni mía. Yo no la quiero: es lo mismo".

"—Estás perdiendo el tiempo. Aun cuando exista un infierno, me da lo mismo abrasarme en él.
—Existe un infierno, estamos en él".

"—Me ha salvado la vida. Ha salvado la humanidad, lo que queda de humanidad en este mundo.
—Basta ya, no te sientas obligada a decir estas cosas.
—En absoluto. Tengo que expresarle la admiración y la gratitud que siento por usted. Es una necesidad, Zdena. Necesito decirle que es la persona más importante de toda mi vida.
—Espera. ¿Cómo has dicho?
—… la persona más importante…
—No. Me has llamado por mi nombre".

"Depositó el tarro y creyó explotar de amargura. «¡No me has dado nada y sufro!
¡Te he salvado y me dejas morir de hambre! ¡Y tendré hambre hasta el día de mi muerte! ¡Y te parece justo!»".

"—Eso no es todo. He decidido hacer feliz a los demás.
—Ah —dijo Pietro Livi, consternado ante la idea de ver a la sublime Pannonique entregándose a la beneficencia—. ¿Y cómo piensa hacerlo? ¿Se va a convertir en dama de la beneficencia?
—No. Estoy estudiando violonchelo.
Rió de alivio.
—¿Violonchelo? Eso es magnífico. ¿Y por qué el violonchelo?
—Porque es el instrumento que más se parece a la voz humana".




Amélie Nothomb 

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