domingo, 6 de marzo de 2022

Citas: Cuentos que no son cuentos - Silvia Iglesias

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 Recuerdos de la Recoleta I:

 "Tumbas sumergidas en el prolijo olvido del césped sintético y las flores de tela, despertaron su curiosidad. Leyó los nombres de los ocupantes. Le resultaron tan desconocidos como los anteriores. En los monumentos de mármol y en el bronce cuidado halló apellidos de la historia política. También descubrió otros que todavía son marcas comerciales de industrias activas, o al menos vivas en la memoria reciente.
En todos leyó placas que le hicieron pensar que la muerte borra los defectos y engrandece las virtudes. Que no importa que estas últimas fuesen pocas y deslucidas ante el incontable número de mezquindades del occiso. La muerte ejerció sobre el recuerdo el efecto contrario al que aplicó sobre el cuerpo".

"La muerte ejerció sobre el recuerdo el efecto contrario al que aplicó sobre el cuerpo".

Recuerdos de la Recoleta II:

"Volvió al paredón sin logar la calma, comprobó que no estaba la parrilla. Se apoyó en las paredes y se puso a revisar las fotos. El humo se veía perfectamente en cada una, aun en las últimas donde ingresa a los distintos mausoleos a su paso. En una creyó ver en el humo un rostro igual a la de la foto en la entrada de la tumba donde ingresaba. Siguió mirando otras fotos, volvió a esa y veía la cara de la foto y el humo con forma de un rostro igual. Se asustó, se dijo a si mismo que era un error, una ilusión óptica antropomórfica, se dispuso a borrarla pero se quedó repentinamente sin batería. Esa noche no durmió, porque aun recuperada en casa la memoria que contenía la fotos, el archivo no pudo borrarlo, ni con la cámara ni con su computadora personal".

El cruce:

"Volvió a su cama e intento dormir. Los ruidos en los pasillos no se lo permitieron. Miró su reloj, faltaban cinco minutos para la una. Se escuchaban puertas que se abrían y cerraban. La gente que transitaba los pasillos hablaba fuerte. El sonido de las voces se mezclaba con el de bultos arrastrados".

La rebelión de las ánimas:

La indescriptible sensación de plenitud que genera recorrer la ciudad de Buenos Aires un domingo muy temprano por la mañana, nos impulsa a creer que esta ciudad tiene un ángel que de tanto protegerla la esconde durante la vorágine del día y sólo le quita el velo por las noches. Será por eso que sólo unos pocos noctámbulos privilegiados realmente la conocen. No es solamente su arquitectura, mezcla de modernidad y pasado, la que la hace tan especial, hay algo en el ambiente, algo que se respira, se siente, que nos hipnotiza deteniendo el tiempo y quitándole importancia a las vidrieras que se transforman en contenedores de objetos informes".

"El corazón del anciano latía con velocidad, sentía que se ahogaba, respiraba y el aire le traía más olor a pólvora y a carne quemada; y sus oídos no lograban desprenderse de la letanía que gemían los presentes, mientras el frío y la humedad castigaban su cuerpo hasta sentir que se entumecían sus manos y sus pies. Los cuerpos agonizantes de los jóvenes comenzaron a arrastrarse hacia él sin dejar de mirarlo, a medida que se acercaban se aferraban a su cuerpo y lo jalaban hacia el piso. El corazón del anciano parecía que iba a reventar por la velocidad a la que latía, sus ojos se llenaron de lágrimas, su rostro se desfiguró del miedo. Sólo logró emitir un extraño gemido de terror que se escuchó como:
—¡No!".

Camino del sur:

"Iban hacia el sur, por la ruta que llega hasta donde el mundo termina; con un destino no tan lejano, pero por el mismo camino que transitan cientos de vehículos a diario que unen esa última frontera con la gran ciudad".

El secreto (el Duque Blanco I):

"Por qué te acercaste cantando lo mismo que yo escuchaba sin prestar atención. Sabía que era una vieja canción tuya que la sé de memoria desde no sé cuándo. Pero verte y escucharte no era algo que esperaba, acaso no eras tú, eras una alucinación o realmente un fantasma".

Porque te amo:

"Pero cuando me propone vivir juntos digo no, cuando me propone matrimonio digo no. Digo no porque no podría atarme, porque me da miedo atarme a la felicidad y que se transforme en dolor, porque te amo y sé que me amas más que yo, pero a la que temo es a mí otro yo, el que cree que solo debo sufrir, y yo le hago caso".







Silvia Iglesias 

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