viernes, 12 de diciembre de 2025

Citas: Flecos del abismo - Victoria Guarinos

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 "Entendía lo que desde fuera nunca se ve. Que para quebrar el silencio, para gritar, el único camino es el naufragio. Que combatirlo significa el fracaso absoluto".


"De esas humillaciones Adán empezaría a conocer la soledad, esa sombra que lo dejaba alicaído y plantaba las primeras semillas de la desconfianza.
Nadie salió a defenderlo, jamás".

"Llevaba muchos más sin derramar ninguna lágrima, ya ni recordaba cuándo. Se sentía muerto por dentro y pensó «yo tampoco quiero volver a casa». Lo quiso decir en voz alta, pero sus labios estaban sellados al igual que sus lacrimales secos. Vacío, sin más.
Insensibilizado, pues había tanto dolor mezclado que se había convertido en un pozo sin fondo.
El sol apareció a la mañana siguiente sin que él hubiera podido cerrar los ojos.
Se había dado cuenta de lo mucho que deseaba poder llorar, poder chillar, pedir ayuda, confesarse. Pero estaba dividido, roto. Su razón quería, su corazón no. Todas esas emociones ocultas lo paralizaban otra vez y lo dejaban hueco por dentro".

"Al llegar al instituto todo cambiaría. Para muchos esa sería de las mejores etapas de su vida, mientras que Adán, que todavía se lamía las heridas de lo sucedido —¿qué suceso, exactamente? Eran ya demasiados como para identificar de dónde provenía cada lesión—, se adentraría en un pozo sin fondo, oscuro y lleno de pesimismo".

"Trece veranos contaba ya el muchacho, trece inviernos, trece infiernos".

"Dicen que los ojos son el reflejo del alma. Que cada uno tiene una aura marcada por sus experiencias y que somos acnés, sin darnos cuenta, a aquellos que sintonizan con nuestra misma energía. Se podría explicar de mil formas: que se reconoce el dolor, que se empatiza mejor cuando la angustia es parecida, que el patrón que formamos en nuestra conducta no verbal se reconoce con los que experimentan nuestras mismas circunstancias, etc.
El caso es que aquellos tres jóvenes llevaban juntos desde que tenían memoria y nunca se habían percatado del lazo que los unía, de que su profunda amistad se debía no solo a los años compartidos, sino a las vivencias que cada uno callaba, pero que compartían con tal solo mirarse".

"—Sé lo de tu amigo —soltó de repente—. Lo sabe toda la familia y ni una palabra han dicho. Lo borran porque las cosas feas no las quieren".



Victoria Guarinos

Citas: Senderos de ira - Andry Milan Ferreiro

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 "—Aren respetaba a Khalil —había explicado Karina a los demás—, no a mí. Me parece bien que queráis entrar en un nuevo clan y no seré yo quien os lo impida, pero no esperéis que me reciban con los brazos abiertos.
Pese a las palabras de Karina, los demás insistieron en intentarlo.
—Si no entras tú, nosotros tampoco lo haremos —le había dicho Doel—. Estaremos contigo hasta el final".


"Khalil levantó las cejas con pereza.
—Se debe a que soy un niño olvidado que ha sido elegido por el Hermita más poderoso —dijo Khalil, que sabía perfectamente la respuesta—. Estoy bastante cansado de todo eso.
Los tres se quedaron en silencio un momento, hasta que Khalil habló de nuevo.
—Entiendo que sea algo curioso y yo tampoco me imagino por qué me escogió, pero Távoc tendrá sus razones. Si os digo la verdad, no creo que sea tan importante. En vez de estar mirándome a mí, deberían estar fijándose en ti. Tú eres el auténtico genio.
—Para ti no es tan importante porque lo has normalizado, pero, para tu desgracia, todo lo que está relacionado contigo es un misterio —le explicó Bartelus, aunque Khalil ya lo sabía—. La mayoría siente curiosidad por ver qué serás capaz de hacer. Cualquier escogido por Távoc llama la atención ¿pero tú? No tienes ascendientes guerreros ni perteneces a una familia noble o rica. No eres nadie. Tu existencia empieza en ti mismo. Tiene todo el sentido del mundo que todos te estén mirando".

"—No sé. —Lionel movió la cabeza, pensativo, valorando todas las opciones—. Quizás me he vuelto demasiado cuidadoso —se acarició la barba y se dirigió a Nánkert—. No quiero que te pase nada, muchacho.
Sus palabras hicieron sonreír a Nánkert. No quería que le pasara nada, pero estaba dispuesto a hacerlo luchar a sabiendas de que podría morir en cualquier combate".

"Eran niños olvidados. No conseguían nada. No vivían muchos años.
Solo luchaban por sobrevivir hasta que la muerte los reclamaba, y ese momento solía llegar más pronto que tarde".

"—La vida de una persona vale demasiado como para perderla por puro divertimento —afirmó Nánkert, e intentó ver mejor quién se ocultaba bajo la capucha".

"—Imagino que te sorprende que te lo diga —le dijo Rójem al ver que Nánkert no comentaba nada—, pero si tú me has avisado de las nudilleras, creo que lo correcto es que yo te advierta también.
Ambos se pararon en el centro de la arena y se miraron.
—Una pelea justa es siempre una buena forma de morir —le dijo Rójem mientras levantaba la espada".

"—Pero incluso si el hecho de suicidarse fuese un acto de cobardía más que de valentía, sigue siendo mi hermano y no me arrepiento de nada de lo que hice. Pero, por otro lado, vosotros me habéis enseñado lo que significa ser realmente valiente, sobre todo tú… y el problema al que yo me tengo que enfrentar no es nada en comparación con lo que debéis enfrentar vosotros a diario. Por eso volveré a casa y tendrás ese dinero.
Karina lo miró sin poder creerse lo que oía.
—Solo dame dos días más —le pidió Peter casi en forma de súplica—. Déjame disfrutar dos días más de mi miserable libertad".

"—¿No crees en el destino, Nánkert? —Valeria se sentó en la cama, manteniendo la distancia.
Nánkert negó con la cabeza.
—Pues es el destino el que nos ha vuelto a unir —le aseguró ella—, por eso estás aquí. Has venido a mí. Yo nunca estoy en el Foso y justo en tu primera pelea tuve que sustituir a mi madre. ¿No te das cuenta? ¿Cómo llamar sino destino a eso?
—Casualidad.
—No. Nuestros caminos se cruzaron para estar siempre unidos el día que nos encontramos en Écer.
—No estoy de acuerdo".



Andry Milan Ferreiro

Citas: Todavía - Narya A. Vicens

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 "—¿Para qué? 
—No estoy hablando contigo, ¿sabes? — Eithrie se giró por encima del hombro hacia un Raneb sonriente y le sacó la lengua—. Estoy hablando con Sha. 
—Estás hablando contigo, y sabes tan bien como yo porqué tú y yo nos quedamos y el resto se marchan, Eith. —Ante el tono amable del anciano, la niña solo pudo resoplar de nuevo mientras Maisha decidía que esa mano no le iba a dar la leche que quería y se ponía a buscar por otro lado—. Tú todavía eres demasiado joven y yo ya soy demasiado viejo. Estorbaríamos.
—Estoy cansada de esa palabra. 
—¿Cuál? 
—“Todavía”. Es como si me cerrara todos los caminos. 
—Lo bueno del “todavía”, mi niña —rio él—, es que acabará desapareciendo. Es el “ya” el que de verdad preocupa".

"—Sabes que tienen razón. —La voz de Raneb sonaba triste, resignada—. Deberíais… 
—No. —La respuesta de su madre fue seca, y la niña apretó fuerte los ojos para que no la pillaran. Ni tienen razón ni es una opción. 
—Te lo agradezco, pero… 
—Escúchame bien. —Podía oír a su madre moviéndose a su espalda, posiblemente caminando de un lado a otro mientras hablaba, pero no se atrevió a girarse para comprobarlo —. No me importa nada lo que hagan el resto, ni por qué motivos lo hagan: las niñas y yo nos quedaremos contigo hasta que… 
—¿Hasta que qué, Nadje? —Raneb la interrumpió, y sus palabras se clavaron en el pecho de la niña—. ¿Hasta que os arrastre al hambre por querer alimentarme? ¿Hasta que me muera, y vosotros conmigo? 
—Hasta que te mueras, sí, pero no para morirnos contigo. —Se hizo el silencio unos instantes, lo suficientemente largos como para que Eithrie se preguntara si se había acabado la conversación—. Nos quedaremos para vivir contigo, para compartir el tiempo que te queda. Para que Maisha tenga otros brazos que la acunen, para que Eithrie tenga tantos días contigo para recordar como sea posible, para que yo tenga a alguien que me recuerde que todavía queda gente buena en el mundo".

"—Raneb tiene miedo, ¿pero sabes lo que el miedo no le dice? 
—¿Qué? 
—Que nosotras le queremos tanto que si él no está, no habrá camino que andar. —Nadzieja levantó la mirada hacia el hombre—. Si él no viene, nadie va a marchar. 
—Porque somos gente buena, y la gente buena no deja a nadie atrás".

"—He tenido mucho miedo —dijo Eithrie, las palabras atragantándosele de repente. 
—Todos lo hemos tenido. Lo importante, mi niña —le respondió Raneb con dulzura —, es lo que has hecho con ese miedo. 
—¿Qué he hecho? 
—Luchar. —Levantó una mano para enredarle el pelo cariñosamente".

"—No puedes morirte, Raneb —le decía cada noche, y el anciano intentaba sonreír. 
—Todavía no es mi hora —le respondía, y ella se acurrucaba a su lado para dormir, la oreja pegada a su pecho para oír el latido de su corazón".

"—No puedes morirte, Raneb.
—No me moriré nunca mientras tú todavía me quieras, mi niña".


Narya A. Vicens