"Los padres nos conectan —por encerrados que estemos en nuestra vida— con algo quenosotros no somos pero ellos sí; una ajenidad, tal vez un misterio, que hace que, aun juntos, estemos solos".
"Amé a mi madre como lo hace un niño feliz, sin pensarlo, sin dudas".
"Cuando me hice adulto y nos conocimos como adultos, nos tuvimos un gran respeto; podíamos decir «te quiero» cuando parecía necesario para aclarar las situaciones, pero sin detenernos en ello".
"No éramos una familia a la que la historia tuviera mucho que ofrecer".
"Para mi madre la historia se reducía a muy poco, no había acontecimientos heroicos o dramáticos, sólo pequeños asuntos, residuos olvidables, mezquinos algunos de ellos".
"Así empezó mi vida. Una vida que pasaba con mi madre, una sombra en una foto mía. Días. Tardes. Noches. Caminatas. Comidas. Ropa. Aceras. Películas. El hogar. Radio. Y los fines de semana, mi padre. Un hombre agradable, corpulento, cariñoso, que nos visitaba. Feliz de volver a casa. Feliz de marcharse".
"Allá arriba, encima del río. Permanecimos en el coche mientras mi padre reparaba la avería y mi madre me sujetaba con tanta fuerza contra ella que apenas me dejaba respirar. Tenía seis años. Ella siempre decía: «Te asfixiaba cuando eras pequeño.
Eras lo único que teníamos. Lo siento». Luego me contaba esta historia. Pero yo no lo sentía. Me parecía normal, pues ahí estábamos los dos.
«Asfixiarte» significaba «Aquí hay peligro», «El amor te protege». Todavía hoy son lecciones que respeto".
"Ha pasado mucho tiempo desde entonces y he recordado cosas de las que no hablo hoy. Algunas he tratado de volcarlas en novelas. He escrito cosas y las he olvidado. He contado historias. Y había más, una vida es más".
"Observaba que me quería; a veces me llevaba aparte por la mañana temprano, cuando podíamos estar solos y juntos como dos adultos, para decirme: «Richard, ¿eres feliz?». Y cuando le respondía que sí, me advertía: «Debes ser feliz. Eso es muy importante»".
"Así transcurría la vida. No completamente sin objetivo. Pero sin un objetivo claro.
Tal vez esto sea propio de toda vida con los padres: un sentimiento de que debería alcanzarse una meta, luego el reconocimiento de cuál es esa meta insoslayable y finalmente el devolver la atención a lo que está hoy aquí y presente. A lo que sólo está aquí".
"Hay algo, cierta esencia de la vida, que no surge con claridad de estas palabras.
No hay palabras suficientes. No hay acontecimientos suficientes. No hay memoria suficiente para rememorar toda una vida y ponerla en orden, darle exactitud".
Richard Ford
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