"—Y si eres inocente, ¿cuál es el problema?
—Usted no es inocente. Alguien ha muerto en su casa.
—En algún sitio hay que morir.
—En su casa, no en el cine, ni en el banco, ni en su cama. Ese fulano ha esperado a estar en su casa para irse al otro barrio. Las casualidades no existen".
"—(...) Si ha muerto en su sofá, ya no puede sentarse en él. Si ha muerto en su mesa, váyase acostumbrando a compartir sus comidas con él. Va a tener que cohabitar con un fiambre".
"—¿No está llevando la paranoia un poco lejos?
—Desde Kafka, está demostrado: si no eres paranoico, eres culpable".
"Sorprendido de haber pasado una velada tan agradable, regresé a mi casa.
Uno siempre se siente estimulado cuando habla de la muerte. Dormí con un sueño de superviviente".
"En este caso, mi muerto no era ningún ser querido y no estaba ni mucho menos desaparecido. Había elegido aquel singular momento de su vida para aparecer en la mía".
"Llegado a este punto, registré los bolsillos de su pantalón. Un llavero, que incluía las llaves de su coche. Los preservativos me dieron que pensar".
"Regresé a casa, donde el muerto me recibió con discreción.
—Olaf, ¿qué voy a hacer contigo?
No respondió".
"Por fin, aquello cesó.
Tembloroso, me tumbé en el sofá. El timbre del teléfono volvió a sonar.
Agarré el auricular y lo pegué a mi sien como si fuera a suicidarme".
"Sin embargo, la libertad no puede cargar con el peso del recelo. Quien haya decidido ser libre no puede ir arrastrando esos pensamientos mezquinos, puntillosos, burocráticos, que por qué dijo eso o por qué dijo lo otro, etc".
"Quería comerme la vida a bocados, sentir la exaltación de la existencia. Para conocer la embriaguez de navegar mar adentro, nada mejor que adoptar la identidad de un desconocido".
"Regresó cinco minutos más tarde.
—¿Desea algo más?
Me hubiera gustado responder: «Sí, que me haga compañía.» Impensable".
"Ella rió.
—En todo caso, me alegra que haya elegido un nombre sueco. Es muy delicado por su parte. Es como si me admitiera en su mundo.
«Mi querida Sigrid, eres tú la que me admite en tu mundo», pensé".
"—¿Acaso elegimos, Sigrid? Es el destino. Nos eligen a nosotros".
"Consiguió sacarme de quicio. No pude contenerme:
—¿Por qué tantas mujeres creen que comer tan poco resulta seductor?
—¿Por qué tantos hombres creen que el objetivo de las mujeres es seducir?
Me lo tenía merecido. Reí de corazón".
"Sonreí. De repente, pareció preocupada.
—¿Qué voy a hacer todo el día?
—Lo que hacemos.
—No hacemos nada.
—Es falso. Bebemos.
—¿Y nos vamos a pasar el día bebiendo?
—Bebiendo excelente champán: no existe mejor ocupación.
—¿Cuántas semanas tiene la intención de vivir así?
—Eternamente.
—¿En qué nos convertiremos?
—Ya lo veremos".
"La miré fijamente a los ojos.
—Sigrid, quiero dormir con usted.
Prometo no abusar de la situación.
—¿Por qué iba a concederle semejante permiso?
—Porque estoy bajo sus encantos.
En cuanto se marcha, aunque sólo sean cinco minutos, aunque sólo sea a la habitación de al lado, la echo de menos".
"Las mentiras tienen un curioso poder: el que las inventa las obedece".
Amelie Nothomb
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