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"Y me gustaría poder amar a mi país sin dejar de amar la justicia. No deseo para él cualquier tipo de grandeza, y menos todavía la de la sangre y la mentira. Quiero que la justicia viva con él y le dé vida». «Pues no ama usted a su país», me contestó usted".
"Hace de eso cinco años, estamos separados desde entonces y puedo decir que no ha pasado un solo día en estos largos años (¡tan breves y fulgurantes para usted!) en que no me haya venido esa frase a la mente. «¡No ama usted a su país!». Cuando pienso hoy en esas palabras, se me hace un nudo en la garganta. No, no lo amaba, si no amar es denunciar lo que no es justo en lo que amamos, si no amar es exigir que el ser amado y la más hermosa imagen que de él nos forjamos coincidan".
"Nos veremos pronto si es posible. Pero para entonces, se habrá roto nuestra amistad".
"Soy su enemigo, cierto, pero sigo siendo un poco su amigo puesto que le hago partícipe de lo que pienso".
"Lo que su victoria no haya podido mermar, lo consumará su derrota".
"Porque venceremos, eso a usted le consta. Pero venceremos gracias a esa misma derrota, a ese largo tránsito que nos ha permitido dar con nuestras razones, a ese sufrimiento cuya injusticia hemos padecido y cuya lección hemos extraído. De él hemos aprendido el secreto de toda victoria y, si no lo perdemos algún día, conoceremos la victoria definitiva".
"Hemos aprendido que, en contra de lo que a veces pensábamos, el espíritu nada puede contra la espada, pero que el espíritu unido a la espada vencerá eternamente a ésta utilizada por sí sola".
"Jamás he creído en el poder de la verdad por sí misma. Pero ya es mucho que, a igual energía, la verdad triunfe sobre la mentira".
"Desde hace tres años, han sumido ustedes en la noche nuestras ciudades y nuestros corazones. Desde hace tres años, perseguimos entre tinieblas el pensamiento que, hoy, se alza en armas contra ustedes".
"«¿Qué es la verdad?», decía usted. Sin duda, pero al menos sabemos lo que es la mentira: es precisamente lo que nos han enseñado ustedes. ¿Qué es el espíritu? Conocemos lo contrario, que es el asesinato. ¿Qué es el hombre? Pero ahí, alto, porque lo sabemos. El hombre es esa fuerza que acaba siempre expulsando a los tiranos y a los dioses. Es la fuerza de la evidencia. La evidencia humana es lo que debemos preservar y nuestra certeza reside ahora en que su destino y el de nuestro país van unidos".
"Esa desesperante esperanza es la que nos sostiene en los momentos difíciles: nuestros compañeros serán más pacientes que los verdugos y más numerosos que las balas".
"Las palabras adquieren siempre el color de los actos o de los sacrificios que suscitan. Y la palabra patria adquiere entre ustedes reflejos sangrientos y ciegos, que me la harán siempre ajena, en tanto que nosotros hemos puesto en la misma palabra la llama de una inteligencia en la que el valor es más difícil, pero en la que el hombre sale ganando. Como habrá comprendido ya, mi lenguaje, en realidad, no ha cambiado".
"Las armas de que dispone el espíritu europeo contra ustedes son las mismas que ostenta esta tierra en su eterno renacer de cosechas y corolas. La lucha que mantenemos posee la certeza de la victoria porque tiene la obstinación de las primaveras".
"Se lo digo una vez más, porque debo decírselo, se lo digo porque es la verdad y porque ésta le enseñará el camino que mi país y yo hemos recorrido desde los tiempos de nuestra amistad: poseemos desde ahora una superioridad que les matará.
Abril de 1944".
"Queremos destruir el poder de ustedes sin mutilar su alma".
Albert Camus
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