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"El día después de mi regreso a casa, junté valor suficiente para mirarme en el espejo y pude reconocer el miedo y la frustración en unos ojos de un celeste tan claro que parecían grises e identifiqué como los míos. Los ojos fueron lo único que no había cambiado en ese rostro que me resultaba extraño. Bueno, no era del todo extraño, en parte seguía reconociéndome a mí misma o por lo menos a una parte de mí. No solo mi rostro había cambiado, también mi cuerpo, la casa y la gente me resultaban extraños".
"La primera vez que creí vislumbra algo de claridad en mis recuerdos fue una tarde gris del mes de Mayo. Estaba en el consultorio de Noemí.
Le estaba comentando que ya podía sentir a mi hija moviéndose en mi vientre cuando ella me preguntó si le permitía utilizar la hipnosis e intentar recuperar algunos de mis recuerdos, para que de esa forma, me sintiese un poco mejor conmigo misma.
Acepté sin pensarlo. No sabía que algunas veces es mejor mantener algunos pensamientos muy ocultos y encerrados dentro de la mente".
"El día en el que nació mi hija sentí que me arrancaban la mitad de mi vida".
"Yo me preguntaba cómo es posible olvidar a alguien si no puedes dejar que se vaya".
"—¿Quieres algo de tomar? ¿Un té o un café?
—Un vaso de agua estaría bien.
—Agua, mi especialidad —bromeó dirigiéndose hacia la cocina".
"Algunas veces, la verdad es demasiado dolorosa y para escapar del dolor la mente tiene que abandonar la realidad".
"Si mi vida fuese una historia de esas que tienen finales felices, bien podría haber terminado ahí, pero la vida real difícilmente acaba como uno desea".
"Algunas veces la curiosidad es más fuerte que la prudencia y la sabiduría juntas".
Alejandra Abraham
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