viernes, 14 de diciembre de 2018

Citas: El chico de la ventana del baño - Lady Reynolds


"Ea, el dicho de toda la vida. Si la vida te quita el gel, pues te duchas con champú".

"Resbalo con el gel que había en el suelo, cayendo así e impactando con lo que se llama la rabadilla, y más abajo de eso, contra el suelo.
—¡Me cago en Dios! —Se me escapa sin poder evitarlo.
Tengo tendencia a ser grotesca cada vez que me caigo, choco y/o tropiezo; cada vez que impacto y me hago daño, mejor dicho. Eso se lo debo a mi padre. No debió haberme educado como si yo poseyera la boca de un camionero cada vez que mi dedo meñique del pie decidía darse un buen golpetazo contra la puerta.
—¿Estás bien? —Se oye de repente, lo que me escandaliza sobremanera.
Quiero decir, cuando te caes en la ducha estando sola, lo menos que esperas es escuchar una voz salida de la nada.
A consecuencia de la extraña voz no identificada que acabo de oír, levanto la mirada al techo, asustada.
—¿Jesús? ¿Eres tú? —Y eso es lo primero que se me ocurre soltar—. Lo siento, no quería cagarme en tu padre o en lo que sea ese tipo para ti, pero es que…
Una risa me interrumpe.
—No soy Jesús".

"—¿Ahora quién es la maleducada? —pregunta después de un buen rato.
Cierro el grifo y cojo el champú.
—No es muy normal que le hable a un completo desconocido mientras estoy desnuda duchándome.
—Suponía que estabas desnuda, no tenías que aclararme esa información —se queja, o al menos a mí me lo parece.
—Todo el mundo se ducha desnudo, no he dicho nada malo.
—Ya, pero yo vivía mejor en la ignorancia".

"Qué va. Hacer la vista gorda no equivale a que los problemas desaparezcan. O los resuelves o te quedas con ellos, pero no van a desaparecer solos".

"—Esto… ¿De verdad te interesa? No tienes por qué fingir, es aburrido escuchar las…
—Claro que me interesa, hombre —le interrumpo—. Ya he aceptado el hecho de que nuestras duchas son una especie de sesiones terapéuticas, al menos para mí.
Lo escucho reírse".

"Yo, con toda la parsimonia del mundo, me levanto para poner a lavar su camiseta, ducharme y cambiarme de ropa. Quiero que salga de mi vida y quiero que lo haga al completo, así que eso implica devolverle lo único que me ha dado durante estos cinco años juntos: su camiseta. Que ni siquiera me la regaló, repito: se la robé".

"—Thiago, ¿estás ocupado? —pregunto, cruzando las manos delante de la boca.
El agua deja de oírse desde su baño. Genial, creo que iba a ducharse.
—No, no, dime, Clara. —Carraspea—. Hola, por cierto. —Se ríe.
—Hola, ¿qué tal? —Me río también.
—Bien… ¿Me querías decir algo o solo saludarme?
—No, no, verás… —Me rasco la nuca, un poco nerviosa—. La cosa es que mañana no puedo quedar contigo.
Hay un corto silencio que se me hace eterno. ¿Se lo estará tomando bien?
—Huy, ¿se puede saber por qué?
Me llevo un mechón detrás de la oreja y después coloco mis manos sobre la cintura. Miro mis chanclas de florecitas. A ver, ¿qué le cuento yo?
—Es una urgencia a la que no podía negarme. —Carraspeo para intentar conseguir que mi voz sea más creíble, o eso creo—. Una amiga está embarazada y…
—¿Me estás diciendo que mañana va a dar a luz?".

"—¿Sí? —pregunto en cuanto me acerco a mi hermano, que mantiene la puerta abierta.
El desconocido se queda mirándome fijamente durante un rato antes de reaccionar. Parece que pasan mil cosas por su cabeza en ese pequeño instante.
—Creo que me he equivocado —se disculpa. Entonces reconozco su voz.
Es la voz de Thiago, esa misma voz con la que llevaba hablando desde hace tanto tiempo a través de la ventana del baño. ¡Dios bendito, es él!
—¿Thiago, eres tú? —pregunto, y él conecta su mirada con la mía, pero no le da tiempo a responder porque mi madre nos apremia desde dentro".

"—Hay algo que debes saber… —dice, tanteando el terreno para soltarme una que creo que es gorda.
Es gay. Ay, santo Jesús, que nos ha salido gay. Ay, por Dios… Ay, por Dios… ¡Clara, Clara, Clara!
¡Qué tonta! Te gusta un chico al que no le gustan las chicas. Espera, entonces…, ¿su novia? ¿Y las cosas que hacían en el baño? Pero ¿qué…?
¡Que el mundo pare que yo me bajo!".

"—¿Clara? —me llama Thiago.
—Necesito un minuto para calmarme, gracias.
—¿Qué? Pero… Pero si estás en el baño. ¿No prefieres venir a sentarte en el sofá?
—El sofá no tiene un agujero donde liberar el contenido de tu vejiga, ¿o el tuyo sí?
Suelta una carcajada estruendosa.
—Está bien, te espero en el salón. Intenta no escaparte por la ventana —se burla".

"—A veces no se necesitan los ojos para encontrar el amor".

"—Oh, Dios… Pero ¡¿qué haces?!
Acaba de trepar y con un brinco aterriza en mi terrado. Yo lo miro de pies a cabeza comprobando que no le falta nada y él me sonríe tan tranquilo.
—¿Sorprendida?
—Dios… ¿Ahora también eres Spiderman?".

"—¿Adónde quieres llegar? —pregunto sin rodeos.
—A que, si tú y yo queremos, podemos seguir siendo amigos al mismo tiempo que mil cosas más.
Levanto una ceja.
—¿Mil cosas más? ¿Thiago estás…?
Me mira con expresión extrañada.
—¿Te crees que estoy ligando contigo, Clara?
Me quedo helada. Ay, madre… ¿No es eso lo que está haciendo?
—Eh…
Y de repente comienza a reírse.
—¡Qué tonta! —exclama entre carcajadas.
«¡Tierra, trágame!», grito para mis adentros.
Ahora o nunca, Clara, ¡salta y acaba con tu humillación para siempre!
—Te estás poniendo roja… —advierte, como si yo no lo supiera.
—Yo…, yo…
—¿Tú, tú, qué? —interroga.
La cara me arde. ¡Qué vergüenza! No sé, creía que… como ha dicho «ser amigos al mismo tiempo que ser mil cosas más», pues creía que estaba… ¡Ay, por Dios, qué vergüenza!
—Dios…, quiero lanzarme —mmurmuro.
—¿Qué?
—¡Nada!".

"Voy a seguirle la broma, pero no puedo porque un grito nos interrumpe desde abajo:
—¡¿Van a saltar?!
Debo decir que me han entrado ganas de reírme como una loca cuando me he dado cuenta de lo que estaba pasando.
—¿Lo has oído? —pregunto a Thiago. Él asiente mirando abajo.
—¡No saltéis! ¡No vale la pena! —gritan desde abajo.
Veo que Thiago arruga la frente y me mira. Yo me tapo la boca con una mano, pero empiezo a reír de todas formas.
—¿Se creen que…?
—¡Sí! —confirmo, asintiendo mientras me sigo riendo.
—Qué fuerte. Se creen que nos vamos a suicidar".





Lady Reynolds

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