"El amor es un combate perdido de antemano.
Al principio, todo es hermoso, incluso tú. No das crédito a estar tan enamorado.
Cada día trae consigo su liviana carga de milagros. Jamás nadie en el mundo había conocido tanta felicidad. La felicidad existe y es muy simple: consiste en un rostro.
El universo sonríe. Durante un año, la vida no es más que una sucesión de soleadas mañanas, incluso cuando nieva por la tarde. Te dedicas a escribir libros sobre esta cuestión. Te casas, lo antes posible: ¿para qué reflexionar cuando uno es feliz?
Reflexionar te entristece; la vida debe ganar la partida".
"—Nos hemos separado de común desacuerdo —masculla Marc al entrar en el Bus. Y añade—: Me casé con Anne porque era un ángel, y ése ha sido precisamente el motivo de nuestro divorcio. Creí que estaba buscando el amor hasta el día en que me di cuenta de que lo único que deseaba era huir de él.
Una vez pasado el ángel, cambia de tema:
—Mierda —exclama—, aquí las tías están buenas, debería haberme lavado los dientes antes de venir. ¡Eps! Señorita, es usted hermosa como un corazón. ¿Me permite que la desnude, por favor?
Marc Marronier es así: finge ser un degenerado bajo su trajecito de pana lisa porque le da vergüenza mostrarse tierno".
"¿Cómo he podido permitir que las apariencias dicten mi vida hasta llegar a este punto? A menudo se dice que «hay que mantener las apariencias». Yo digo que hay que asesinarlas, es el único modo de salvarse".
"Ya no sonrío. No tengo las fuerzas suficientes para hacerlo. Estoy muerto y enterrado. No tendré hijos. Los muertos no se reproducen. Soy un muerto que estrecha la mano de la gente en los cafés. Soy un muerto más bien sociable, y muy friolero. Creo que soy la persona más triste que jamás he conocido".
"Uno puede ser alto, moreno y llorar. Para madurar, basta descubrir de repente que el amor dura tres años. Es el tipo de descubrimiento que no le deseo ni a mi peor enemigo: es una manera de hablar, ya que no tengo peor enemigo".
"Un mosquito vive un día, una rosa tres días. Un gato, trece años, el amor, tres. Así son las cosas. Primero hay un año de pasión, luego un año de ternura y, finalmente, un año de aburrimiento.
El primer año, uno dice: «Si me abandonas, me MATO.»
El segundo año, uno dice: «Si me abandonas, lo pasaré muy mal pero lo superaré.»
El tercer año, uno dice: «Si me abandonas, invito a champán»".
"Repetir a menudo estas tres frases:
1) LA FELICIDAD NO EXISTE.
2) EL AMOR ES IMPOSIBLE.
3) NADA ES GRAVE.
En serio, puede parecer una estupidez, pero esta receta quizás me haya salvado la vida cuando estaba tocando fondo. Probadla en vuestra próxima depresión. Os la recomiendo".
"Los cuentos de hadas sólo existen en los cuentos de hadas. La verdad resulta más decepcionante. La verdad siempre es decepcionante, ésa es la razón por la cual todo el mundo miente".
"El divorcio nunca es fácil. ¿En qué clase de basura nos hemos convertido para creer que se trata de un acto sin gravedad?".
"El divorcio es una pérdida de la virginidad mental. A falta de esa «buena guerra» que nos mereceríamos, este tipo de desastres (como perder a tu madre o a tu padre, quedar paralítico a causa de un accidente de tráfico, perder tu casa por culpa de un despido abusivo) son los únicos acontecimientos que nos enseñan a convertirnos en hombres".
"Las únicas veces que, de ahora en adelante, coincidiréis, será en presencia de una sonriente abogada que, para más inri, tendrá el mal gusto de estar embarazada hasta las cejas. Nos daremos un beso en la mejilla como viejos amigos. Iremos a tomar un café juntos como si el mundo no acabara de venirse abajo. A nuestro alrededor, la gente seguirá viviendo. Charlaremos en un tono jocoso, y cuando nos despidamos como si nada, será para siempre. «Hasta la próxima» será la última mentira".
"En el medio en que vivo, no te haces ninguna pregunta antes de los treinta años, y cuando los cumples, ya es demasiado tarde para responderla, por supuesto.
La cosa funciona así: tienes veinte años, te diviertes un poco y, cuando te despiertas, ya tienes treinta. Se acabó: tu edad no empezará nunca más con el dígito 2. Debes resignarte a tener diez años más que hace diez años y diez kilos más que el año pasado. ¿Cuántos años te quedan? ¿Diez? ¿Veinte? ¿Treinta? La esperanza de vida media todavía te concede cuarenta y dos si eres hombre, cincuenta si eres mujer.
Pero no tiene en cuenta las enfermedades, la caída del cabello, la chochez, las manchas en las manos. Nadie se plantea estas preguntas: ¿Hemos aprovechado la vida lo suficiente? ¿Deberíamos haber vivido de un modo distinto? ¿Estamos con la persona adecuada, en el lugar adecuado? ¿Qué nos ofrece este mundo? Desde el nacimiento hasta la muerte, conectamos nuestra existencia a un piloto
automático, y hace falta una valentía sobrehumana para cambiar de rumbo".
"A los veinte años, creía saberlo todo de la vida. A los treinta, me di cuenta de que no sabía nada. Acababa de dedicar diez años a aprender todo lo que, a partir de entonces, debería desaprender".
"Fui imprudente, fatuo, ingenuo y estúpido. Lo he pagado con creces y al contado. Me merezco la debacle que estoy viviendo. Estaba como todo el mundo, como tú, lector, convencido de ser la excepción que confirma la regla. Por supuesto, la infelicidad no iba a afectarme, conseguiría esquivarla. El fracaso es algo que sólo les ocurre a los demás. Un día, el amor se marchó y me desperté de un sobresalto. Hasta entonces, me había esforzado en interpretar el papel de marido satisfecho. Pero llevaba demasiado tiempo engañándome a mí mismo para, un día, empezar a engañar a otra persona".
"Lo único importante en el amor es: ¿a partir de cuándo empiezas a mentir? ¿Sigues estando igual de contento al regresar a casa para reencontrarte con la misma persona que te está esperando? Cuando le dices «Te quiero», ¿lo piensas de verdad?
Llegará —fatídico— el momento en que tendrás que esforzarte. En que tus «te quiero» ya no tendrán el mismo sabor. A mí, la voz de alarma me pilló en la fase de afeitado. Me afeitaba todas las noches para no pinchar a Anne al besarla por la noche.
Y, una noche —ella ya estaba durmiendo (había salido sin ella hasta el amanecer, el típico comportamiento lamentable que uno se permite con la excusa del matrimonio) —, no me afeité. Pensé que no era grave, ya que ella no iba a darse cuenta. En cambio, aquello significaba simplemente que ya no la quería".
"El amor se acaba cuando es imposible volver atrás. Así es como uno se da cuenta: el agua no volverá a pasar por debajo del puente, reina la incomprensión; uno ha roto sin siquiera darse cuenta".
"Aquella noche, en el transcurso de mi fiesta particular, un amiguete se me acercó para charlar conmigo (no recuerdo quién era, ni cuándo, ni mucho menos dónde).
—¿A qué viene esa cara? —me preguntó.
Recuerdo haberle respondido:
—A que el amor dura tres años.
Aparentemente, aquello tuvo su efecto: el tipo se esfumó. Desde entonces, recurro a esta réplica allí donde voy. En cuanto pongo cara triste y me preguntan por qué, replico de buenas a primeras:
—Porque el amor dura tres años.
A la larga, empiezo a pensar que podría ser un buen título para un libro".
"Escuchar que el amor dura tres años no es agradable; es como un truco de magia fallido, o como cuando el despertador suena a mitad de un sueño erótico.
Pero hay que acabar con la mentira del amor eterno, sobre el que se fundamenta nuestra sociedad, artesano de la infelicidad de la gente.
Después de tres años, una pareja debe separarse, suicidarse, o tener hijos, que son las tres maneras de confirmar su final".
"Durante mucho tiempo, mi único objetivo en la vida fue autodestruirme.
Hasta que, en una ocasión, sentí deseos de ser feliz. Es terrible, me siento avergonzado, perdonadme: un día experimenté esa vulgar tentación de ser feliz. Lo que he aprendido desde entonces es que aquél era el mejor modo de destruirme.
En el fondo, y sin habérmelo propuesto, soy un chico coherente".
"Me equivocaba. Jean-Georges está solo en casa. Parece dispuesto a escucharme.
Me agarra por la solapa y me zarandea como un parquímetro que no imprime el tíquet después de haberse tragado la moneda de diez machacantes.
—Anoche te pregunté por qué vas por el mundo arrastrando esa jeta y me contestaste que porque el amor dura tres años. ¿Te estás cachondeando de mí o qué? ¿Crees que estás en uno de tus libros? ¡Me doy perfecta cuenta de que tu divorcio no tiene nada que ver con eso! Así que basta ya de gilipolleces, ¿vas a contarme lo queocurre de una puta vez? Si no, ¿para qué coño estoy?
Bajo la mirada para que no vea que se me está empañando. Finjo estar resfriado para poder sorberme los mocos. Farfullo:
—Eh… No, verás, no sé lo que quieres decir…
—Basta ya. ¿Quién es? ¿La conozco?
Entonces, en voz baja, hecho polvo, atrapado, acabo confesando:
—Se llama Alice".
"El amor es una catástrofe espléndida: saber que te vas a estrellar contra una pared, y acelerar a pesar de todo: correr en pos de tu propio desastre con una sonrisa en los labios; esperar con curiosidad el momento en que todo se va a ir al carajo. El amor es la única decepción programada, la única desgracia previsible que deseamos repetir".
"Un día, la desgracia se metió en mi vida y yo, como un gilipollas, no he conseguido echarla.
El amor más intenso es el amor no correspondido. Hubiera preferido no saberlo nunca, pero ésta es la verdad: no hay nada peor que amar a alguien que no te ama, y al mismo tiempo se trata de lo más hermoso que jamás me ha ocurrido.
Amar a alguien que también te ama es narcisismo. Amar a alguien que no te ama, eso es amor. Buscaba un reto, una experiencia, una prueba que pudiera transformarme; por desgracia, mis deseos se vieron saciados más allá de mis expectativas.
Amo a una chica que no me ama, y ya no amo a la que me ama. Utilizo a las mujeres para odiarme a mí mismo".
"La vida es una sitcom: una sucesión de escenas que se desarrollan siempre en los mismos decorados, con más o menos los mismos personajes, y de la que uno espera los siguientes capítulos con una impaciencia teñida de embrutecimiento".
"No existen amores felices.
No existen amores felices.
NO EXISTEN AMORES FELICES.
¿Cuántas veces tendré que repetírtelo antes de que te lo metas en la cabeza, idiota?".
"Cuando me encuentro con un amigo por la calle, la conversación suele desarrollarse en términos parecidos a éstos:
—¡Hola! ¿Qué tal? ¿Cómo te va?
—Mal, ¿y a ti?
—Fatal.
—Bien, pues entonces hasta pronto.
—Adiós.
O es un amigo que me cuenta un chiste:
—¿Sabes cuál es la diferencia entre el amor y el herpes?
—…
—Venga… Piensa… ¿No lo adivinas?
—…
—Con lo fácil que es: el herpes dura toda la vida.
No me río. No le veo la gracia. Debo de haber perdido el sentido del humor por el camino".
"—¿Te das cuenta, Alice? Este reloj simboliza nuestro amor.
—¿Qué estás diciendo?
—La cuenta atrás ha comenzado… Un día, te aburrirás, te hartarás de mí, me reprocharás que no haya bajado la tapa del retrete, me pasaré la noche delante de la tele hasta que termine la programación, y tú me engañarás como estás engañando a Antoine en estos momentos.
—Ya estamos otra vez… ¿Por qué te resistes a disfrutar del momento presente en lugar de angustiarte por nuestro futuro?
—Porque no tenemos futuro. Mira cómo caen los segundos, nos aproximan a la infelicidad… Sólo tenemos tres años para amarnos… Hoy todo parece maravilloso, pero, según mis cuentas, todo habrá terminado entre nosotros el… 15 de marzo de 1997.
—¿Y si te dejara ahora mismo para ganar tiempo?
—No, espera, no he dicho nada…
Fue en aquel momento cuando me di cuenta de que habría estado más guapo calladito en lugar de soltar mis teorías de pacotilla".
"—Amor mío, si un día me engañas, te prometo dos cosas: en primer lugar, me suicidaré, y luego te montaré una escena que no olvidarás fácilmente.
Así avanzábamos, pareja ilegítima, paseantes escondidos, juntos, mirándonos a los ojos, pero nunca cogidos de la mano, por si nos tropezábamos con amigos de nuestros respectivos.
Con ella descubrí la dulzura. Tomé lecciones de naturalidad, lecciones de vida.
Creo que eso fue lo que me sedujo de Alice. Con el primer matrimonio, buscas la perfección; con el segundo, buscas la verdad".
"He aquí una prueba muy sencilla para saber si estás enamorado: si al cabo de cuatro o cinco horas sin tu amante empiezas a echarla de menos, es que no estás enamorado, si lo estuvieras, diez minutos de separación habrían sido suficientes para convertir tu vida en algo rigurosamente insoportable".
"Mientras soñaba con Alice, joven pollo convencido de ser un estupendo playboy acosado por las mujeres, Anne pensaba en mi sustituto y me ponía los cuernos alegremente apañándoselas para que todo el mundo se enterara. Aquella noche caí del guindo. Me lo había ganado a pulso. Al regresar a casa, escuché a Mozart por la radio.
La Belleza acaba en Fealdad, el destino de la Juventud es Marchitarse, la Vida sólo es un lento proceso de Putrefacción, Morimos cada Día. Menos mal que siempre nos quedará Mozart. ¿A cuánta gente habrá salvado la vida Mozart?".
"Atravieso la ciudad de parte a parte. Me acerco a espiar el edificio en el que vives con Antoine. Creía haberte seducido para divertirme, y aquí me tienes, deambulando delante de tu puerta, sin apenas poder respirar. El amor es una fuente de problemas respiratorios".
"Aparte de Alice, nada me interesa. Ella ocupa todo mi ser. Ir al cine, comer, escribir, leer, dormir, bailar el jerk, trabajar, todas estas ocupaciones que constituían mi vida de estúpido con un buen sueldo han dejado de tener ningún interés. Alice ha desteñido el universo. De repente, tengo dieciséis años. Incluso me he comprado su perfume para aspirarlo pensando en ella, pero no es lo mismo que percibir su adorable olor de piel enamorada morena indolente largas piernas arrebatadora esbeltez de pelo de lánguida sirena. Todo esto no puede concentrarse en un frasco de perfume".
"En el siglo XX, el amor es un teléfono que no suena. Tardes enteras pendiente de cada ruido en la escalera, como tantas falsas alegrías absurdas, ya que, en el último momento, has anulado la cita al mediodía con un mensaje en nuestro buzón secreto.¿Otra historia adúltera que acaba mal? Pues sí, no es demasiado original, lo siento; ¿qué quieres que haga si esto es lo más grave que me ha ocurrido? Este es el libro de un niño mimado, dedicado a todos los imprudentes que son demasiado puros para vivir felices. El libro de aquellos a los que les toca apechugar con el peor papel y a los que nadie compadece. El libro de aquellos que no deberían sufrir por una separación que ellos mismos han provocado y que, sin embargo, experimentan un dolor tanto más irreparable por cuanto saben que son los únicos culpables de haberlo provocado. Porque el amor no es únicamente: sufrir o hacer sufrir.
También puede ser ambas cosas".
"Estar solo se ha convertido en una enfermedad vergonzosa. ¿Por qué todo el mundo huye de la soledad? Porque obliga a pensar. En nuestros días, Descartes ya no escribiría «Pienso, luego existo». Diría: «Estoy solo, luego pienso.»
Nadie desea la soledad porque te deja demasiado tiempo para pensar. No obstante, cuanto más piensa uno, más inteligente es, o sea, más triste".
"La única buena noticia: la infelicidad adelgaza. Nadie habla de este tipo de dieta, que, sin embargo, es la más eficaz. La dieta depresiva. ¿Te sobran unos kilos?
Divórciate, enamórate de alguien que no te corresponde, vive solo y recréate en tu tristeza durante todo el día. Tu sobrecarga ponderal pronto desaparecerá, como la nieve bajo el sol. Recuperarás un cuerpo esbelto, y podrás disfrutar de él, siempre y cuando sobrevivas".
"Y luego se produjo un silencio incómodo, de circunstancias, que quise romper:
—Alice, creo que es grave…
Pero no me dejaste:
—Cállate…
Y luego te inclinaste para besarme en los labios. No era posible, ¿estaba soñando? ¿Todavía podía ocurrirme algo tan delicado?
Quise volver a hablar:
—Alice, todavía estamos a tiempo de echarnos atrás, rápido, porque después será demasiado tarde y yo voy a amarte con una fuerza tremenda, y tú no me conoces, en estos casos me convierto en una persona lamentable…
Pero esta vez es tu lengua la que me interrumpe y todos los violines de todas las más hermosas películas de amor sólo son un escupitajo de miserables chirridos comparados con la sinfonía que suena en mi cabeza.
Y si os parezco ridículo, que os den por el saco".
"—¿Tienes novio en este momento?
—No. Bueno, sí, varios. Pero ninguno serio.
—Sí, igual que yo.
—No, tú estás enamorado de Alice.
—Sí, sí, pero no es tan sencillo. Creo que mi problema es que me enamoro pero no consigo permanecer enamorado".
"—Bueno… Me voy a comprar… Hasta luego.
Le respondo:
—Y luego iremos a dar un paseo…
—A recoger un poco de romero…
—Comer en la playa…
—Comprar los periódicos…
—No hacer nada…
—O suicidarnos…
—La muerte más bonita en Formentera es caerse de la bicicleta, como la cantante Nico.
Pienso que si bromeamos sobre esta cuestión, significa que no es tan grave.
El suspense aumenta. Dentro de cuatro días hará tres años que vivo con Alice".
Frederic Beigbeder
No hay comentarios.:
Publicar un comentario