miércoles, 1 de abril de 2020

Citas: Cartas - Jane Austen


"Steventon, sábado 9 de enero

En primer lugar espero que vivas veintitrés años más. Ayer fue el cumpleaños del señor Tom Lefroy, así que tenéis casi la misma edad".

"Me regañas tan duramente en la larga y agradable carta que acabo de recibir, que casi tengo miedo de decirte cómo nos comportamos mi amigo irlandés y yo. Imagina las cosas más libertinas y escandalosas en la manera de bailar y de sentarnos uno junto al otro".

"Me muero de impaciencia por ir, pues confío en recibir una propuesta de mi amigo durante el transcurso de la velada. Lo rechazaré, sin embargo, a menos que prometa deshacerse de su abrigo blanco".

"Viernes. 

Finalmente ha llegado el día en el que coquetearé por última vez con Tom Lefroy y, cuando recibas esta carta, todo habrá terminado. Me brotan las lágrimas mientras escribo ante tan melancólico pensamiento".

"Pasamos por Bifrons y pude contemplar, con melancólico placer, la residencia de aquel a quien durante algún tiempo adoré tiernamente".

"(...)y no te costará creerme cuando te diga que no habló en absoluto de su sobrino, y muy poco de su amigo. No mencionó ni una sola vez el nombre del primero ante mí, y yo fui demasiado orgullosa para hacer preguntas; pero cuando mi padre le preguntó —luego— dónde estaba, me enteré de que había regresado a Londres de camino a Irlanda, donde obtuvo su titulación y piensa establecerse como abogado. Me enseñó una carta que había recibido de su amigo hace algunas semanas —como respuesta a la carta escrita por ella, para recomendar a un sobrino de la señora Russell, a su atención en Cambridge— y, hacia el final, había una frase en este sentido: «Siento mucho la enfermedad de la señora Austen. Me causaría un placer especial tener la oportunidad de profundizar mi relación con esta familia, con la esperanza de crear un interés similar hacia mí. Pero, de momento, no puedo permitirme ninguna expectativa sobre ello». Es bastante racional, hay menos amor y más sentido común en él del que había mostrado anteriormente, y estoy muy satisfecha. Todo seguirá adelante extremadamente bien, y desaparecerá de una manera muy razonable. No parece probable que venga a Hampshire esta Navidad y, por consiguiente, es muy posible que nuestra indiferencia pronto sea mutua, a menos que su interés —que pareciese provenir de no saber nada de mí en un principio— se vea fortalecido no viéndome nunca más".

"No me extraña tu deseo de volver a leer First Impressions, rara vez lo has hecho y de eso hace ya mucho tiempo".

"Cassandra Austen, de Bath a Kintbury
Jueves 21 - viernes 22 de muyo de 1801
Paragon, jueves 21 de mayo

Mi querida Cassandra,

Tener que escribir frases largas sobre temas desagradables es muy odioso, de modo que me desharé tan pronto como me sea posible del que domina ahora mis pensamientos".

"Un placer viene detrás de otro rápidamente".

"¡Eres tan rara!… ¡y, al mismo tiempo, tan perfectamente natural, tan original y, sin embargo, tan similar al resto!".

"Dulce Fanny, no tengas esa idea de ti misma. No propagues en el recinto de tu imaginación una calumnia tan maligna sobre tu intelecto. No hables mal de tu buen juicio solo para satisfacción de tus fantasías. El tuyo es un sentido común que merece un tratamiento más honorable. No estás enamorada de él. Jamás has estado realmente enamorada de él.


Afectuosamente tuya,
J. Austen".

"En resumen, si llego a vieja, desearé haber muerto ahora, bendecida por la ternura de una familia como la mía, antes que sobrevivir a cada uno de ellos o a su afecto".

"Desde el martes por la tarde, cuando el mal reapareció, se produjo un visible cambio, dormía más y con más sosiego; de hecho, durante las últimas cuarenta y ocho horas estuvo más tiempo dormida que despierta. Su aspecto cambió, se estaba apagando, pero no percibí la más mínima disminución de sus fuerzas y, aunque en aquel momento ya no albergaba esperanza alguna de recuperación, no sospechaba que se estaba acercando tan rápidamente mi pérdida".

"He perdido un tesoro, una hermana como ella, una amiga que jamás podrá ser igualada. Era la luz de mi vida, volvía preciosa hasta la más insignificante alegría, aliviaba cualquier pena, jamás le he ocultado ni uno solo de mis pensamientos, y me siento como si hubiera perdido una parte de mí misma".

"Sintió que se moría aproximadamente media hora antes de serenarse y de perder aparentemente la consciencia. En aquella media hora luchó su última batalla, ¡mi pobre alma! Decía que no podía expresar su sufrimiento, aunque no se lamentaba de un dolor específico. Cuando le pregunté si deseaba alguna cosa, su respuesta fue que no deseaba nada más que la muerte".







Jane Austen

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