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"Cuando se trasladaron a aquel apartamento, cada una llevó consigo sus sueños, sus esperanzas, su carrera y su propia historia, y poco a poco fueron descubriendo los temores y secretos de las demás".
"Claire había visto cómo su madre abandonaba sus sueños por él, aparcaba su carrera profesional, dejaba pasar oportunidades de oro y ocultaba sus habilidades para apoyarlo y protegerlo.
Por eso, Claire había decidido con férrea determinación no poner jamás en peligro su carrera por un hombre, y durante años afirmó que no se casaría nunca".
"Para Claire, el matrimonio era sinónimo de sacrificio, de renuncia a uno mismo y de penurias, y se prometió que jamás permitiría que le ocurriera una cosa así.
Ningún hombre interferiría con su carrera ni le arrebataría sus sueños".
"Tenían una mentalidad abierta respecto a su situación familiar y su historia, y eran muy conscientes de que, con o sin dinero, la vida de uno nunca es tan fácil como parece desde fuera".
"La vida pasa muy deprisa, y un día levantas la cabeza y te das cuenta de que eres demasiado mayor".
"—Por el amor de Dios, pesas ciento quince kilos y eres portero de hockey. ¿No podemos tener un perro de tamaño normal, como un labrador o un golden retriever? ¡Estos son muy de gay! —se quejaba Oliver, y Greg se echaba a reír.
—Es lo que somos —le recordaba a Oliver con una sonrisita".
"—He tenido un día de mierda —se quejó Claire—. Es posible que acabe matando a la chica francesa, si antes no mato a Walter. Empiezo a tener fantasías sobre el tema. Estoy hasta el gorro de diseñar zapatos para mujeres sin gusto ni imaginación.
—Pues lárgate —soltó Sasha sin más—. Mándalos al cuerno. ¿Qué sentido tiene pasarlo mal en el trabajo?
—Ya, pero… ¿Y yo qué? Necesito el dinero. No soy una rica heredera. ¿Qué hago si luego me paso seis meses sin trabajo? Podría ocurrir —dijo preocupada.
—Siempre puedes prostituirte —respondió Sasha en un tono frívolo para sorpresa de Claire, que reparó en que no era propio de ella decir algo así".
"—Sonríeme —dijo con voz enigmática a la imponente mujer del sofá. Sasha poseía una belleza natural imposible de disimular, incluso despeinada o vestida con el uniforme del hospital.
—¿Por qué? —respondió.
—Da igual por qué, sonríeme.
Sasha obedeció y en su cara se dibujó una amplia sonrisa que dejó a la vista unos dientes perfectos, impecables. Ni siquiera había llevado aparatos.
Era perfecta de nacimiento. Claire se echó a reír nada más ver su sonrisa.
—Por Dios. Vosotras dos tendríais que llevar un cartelito o tatuaros el nombre en la frente.
Solo cuando sonreían era posible detectar el ínfimo detalle que distinguía a las gemelas. Aunque tenían el mismo aspecto, pues eran dos gotas de agua, había una diferencia casi microscópica entre sus sonrisas".
"—¿Podemos quedar para cenar? —Al fin había tenido el valor de preguntárselo. Era tan guapa que se sentía intimidado.
Sasha no se dedicaba a flirtear con él ni coqueteaba. Lo trataba como a un igual más que como a un posible ligue, y él no sabía qué pensar. Tal vez no despertaba su interés, o no lo encontraba atractivo. Aún no lo tenía claro, y cuando le pidió que salieran a cenar, Sasha se quedó mirándolo unos instantes con cara de sorpresa, como si no se le hubiera pasado por la cabeza. Alex no sabía si le apetecía o no. Durante la comida no había mencionado ningún novio ni le había hablado de su vida personal; solo de su familia y de su trabajo.
—¿Me estás pidiendo una cita? —Casi se atragantó con las palabras.
—Sí, más o menos —respondió Alex, cauteloso—. ¿Te apetece?
Sasha vaciló antes de contestar.
—No tengo mucho tiempo libre —dijo con sinceridad, pero él tampoco lo tenía y eso no le había impedido pedirle una cita. Quería salir con ella, aunque fuera de vez en cuando y sin orden ni concierto. Estaba acostumbrado a que su vida personal fuera irregular y caótica, tanto durante su época de estudiante de medicina como durante las prácticas. Era lo normal, dada la profesión de ambos.
—Bien tendrás que comer —observó Alex—. Y por lo que veo, sales más bien barata. No comes gran cosa.
Sasha no se había terminado la ración de fruta ni la ensalada; estaba demasiado entretenida charlando con él. Claro que la galleta de chocolate había desaparecido. Se echó a reír y volvió a sentirse relajada.
—Claro. A lo mejor, supongo. ¿Por qué no?
—No puede decirse que te hayas puesto a dar saltos de alegría, pero lo tomaré como un sí. —Le sonrió".
"—Qué rollo —dijo Morgan con una sonrisa—. A veces hay que arriesgarse. Solo tú sabes si has llegado o no al límite. A lo mejor deberías empezar a echar un vistazo y a indagar discretamente sobre otros trabajos".
"—¿Dónde has estado esta tarde? —Y entonces le tendió la trampa—: ¿Has visto al padre de Daphne? ¿Habéis hablado del dinero?
—Sí, eso es. —Ivan mantenía una expresión seria y digna. La miró a los ojos—. Quiere pensarlo un poco más.
—Debe de haber sido una reunión muy difícil —dijo compadeciéndolo—. Le temblaban las manos, pero él no podía verlo.
—¿Por qué lo dices? Es un hombre muy agradable, y agradece lo que estamos haciendo por su hija.
Abby asintió, y tras dejar hablar a Ivan, volvió a la carga.
—¿Has estado en una sesión de espiritismo?
—Claro que no. ¿Por qué me preguntas eso?
—Porque ese hombre murió hace dos años. Tendrías que haberle preguntado a Daphne por su padre antes de inventarte esa mentira. Me pareces un poco tonto, la verdad. Bueno, más que tonto, me pareces un cabrón, porque eso es lo que eres. Te acuestas con ella, lo sé".
"Cuando se disponía a cruzar el escenario para abandonar el teatro, vio a Daphne de pie entre los bastidores.
—Adiós, Daphne —dijo al pasar por su lado con decisión.
—¿Te vas? —Daphne parecía sorprendida.
—Sí, me voy.
—¿Y quién limpiará el teatro esta noche antes de la función? —preguntó preocupada. Abby le sonrió.
—Mira, aquí no se viene tan solo a divertirse y chupar pollas, ¿sabes? También hay que trabajar. Que lo pases bien".
Danielle Steel
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