"Jueves, 18 de abril de 1974
Querida mamá:
Hoy hace tres años y medio, aproximadamente, que moriste, a la edad de noventa y un años, y tal vez hasta ahora no haya empezado yo a conocerte".
"Viví mi infancia y mi adolescencia en la misma casa que tú, contigo, y, cuando me separé de ti para trasladarme a París a la edad de diecinueve años, seguías siendo una extraña para mí".
"Pues aquella sonrisa, teñida también de melancolía, de resignación, la conocía desde mi infancia. Sufrías la vida. No la vivías".
"Permanecimos mucho rato mirándonos. No había tristeza en tu rostro. No había sentimiento alguno que yo pudiera calificar sin riesgo de equivocarme".
"Recuerdo un detalle que tal vez sea significativo. Un día, en un momento de desánimo, le dijiste:
—Cuando pienso, Désiré, que nunca me has dicho «te quiero».
Y mi padre respondió con los ojos húmedos, estoy convencido de ello:
—Pero estás aquí".
"La palabra «lágrimas» es la que ha provocado un recuerdo".
"Y, con tu sonrisa poco precisa, difícil de definir, habías decidido luchar".
"En la vida siempre hay personas que nos acompañan a cada uno de nosotros durante un camino más o menos largo. Hasta la hora del balance no se puede hacer el recuento y reconocer la influencia que cada una de ellas ha tenido en nuestro destino".
"Tal vez sea de la vida de lo que te burlas, de la vida que debe de verse de otro modo cuando se está a punto de perderla".
Georges Simenon
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