jueves, 22 de marzo de 2018

Citas: Bodas de sangre - Federico García Lorca

"Novio (le agarra de un brazo a la Madre y ríe).—Madre, ¿y si yo la llevara conmigo a las viñas?
Madre.—¿Qué haces en la viña una vieja? ¿Me ibas a meter debajo de los pámpanos?
Novio (levantándola en sus brazos).—Vieja, revieja, requetevieja".

"Novio.—¿Y yo, madre?
Madre.—¿Tú, qué?
Novio.—¿Necesito decírselo otra vez?
Madre (seria).—¡Ah!
Novio.—¿Es que le parece mal?
Madre.—No.
Novio.—¿Entonces?
Madre.—No lo sé yo misma. Así, de pronto, siempre me sorprende. Yo sé que la muchacha es buena. ¿Verdad que sí? Modosa. Trabajadora. Amasa su pan y cose sus faldas, y siento, sin embargo, cuando la nombro, como si me dieran una pedrada en la frente".

"Madre.—¿Cómo te acuerdas tú?
Vecina.—¡Me haces unas preguntas!
Madre.—A cada uno le gusta enterarse de lo que le duele".

"Novio (a la novia).—Mañana vendré.
Novia.—¿A qué hora?
Novio.—A las cinco.
Novia.—Yo te espero.
Novio.—Cuando me voy de tu lado siento un despego grande y así como un nudo en la garganta".

"Leonardo.—Callar y quemarse es el castigo más grande que nos podemos echar encima".

"Novia.—¡Vámonos pronto a la iglesia!
 Novio.—¿Tienes prisa?
Novia.—Sí. Estoy deseando ser tu mujer y quedarme sola contigo, y no oír más voz que la tuya".

"Leonardo.—(...)
Vamos al rincón oscuro
donde yo siempre te quiera,
que no me importa la gente
ni el veneno que nos echa".



Federico García Lorca

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