"(...) Y he estado viviendo en este bosque todo este tiempo sola. Día a día, mi anhelo por un compañero personal creció. Y de pronto ese anhelo se transformó en un gran sueño para mí". "—¡Hey, señorita! —¿Yo? —¡Sí! —¡Un... un ser humano me habló!". "—Oh, ¿hizo un amigo? —¿Amigo? No, eso no es todo; no tenemos ese tipo de relación profunda... de ese tipo. —¿Ese tipo? No es como te pregunté si ustedes son amantes o nada...". "—Aquí tienes, te doy uno extra. Eres toda una belleza, señorita. —Soy un chico". "—Esto es delicioso. En esta tienda sucia. Hecho por este feo hombre. Este feo Manju. Sin embargo, ¿por qué es tan delicioso?". "—Tuve un brindis en el cumpleaños de Mary. —¿Quién es esa? *Mary es la amiga de Chiruha dentro de la tv y realmente no existe*". "—Capitan-San a usted le gusta mucho Ki-Chan ¿Verdad? —Por supuesto. Cabello rubios, ojos azules, pestañas largas y una estructura de cuerpo delicado... una figura ideal es que, lamentablemente, es un hombre... Oh cuántas veces he pensado en atacarlo...". "—Es la primera vez que alguien me dice... gracias. Es la primera vez que alguien me sonríe de esa manera por las palabras que digo". "No importa donde esté. Yo siempre me sentía realmente solitario y triste". "Cuando nosotros que estábamos solos hasta ahora decidimos convertirnos en "dos". "Ayer ella tuvo los mismos sentimientos de soledad que yo tuve. Me sentí avergonzado por ello". "Incluso si recordara el pasado no es como si no hubiéramos cambiado. No puedo volver al pasado. Sin embargo, porque continuas sonriendo a mi lado". "—Ella fue la primera persona... que me mostró la necesidad de mi existencia... Después de que la olvidé". "—Pensaba que nadie me necesitaba... y estaba muy asustado. Estaba tan asustado... que quería morirme". "—Kisara está celoso... ¡¿Cómo eres tan adorable?! Y creo que la expresión e indiferencia ¡finalmente has despertado! Entonces por el bien de tu envidia, alimentaré el contacto físico con Chiruha-Kun un 50%. —No. Si te acercas más, pararé tu perversión".
"Paso la mayor parte del tiempo en casa. Todos tememos salir. Los alemanes están aquí". "Los días siguientes trajeron hambre, muerte y pánico a nuestro pueblo". "Mis oídos, acostumbrados al estallido de incesantes explosiones, comenzaban a zumbar. Era el terrorífico silencio que precede a una gran calamidad pero no podía imaginar nada peor que aquello que había pasado". "De repente alguien se precipitó en el sótano con la noticia de que Varsovia había capitulado. Nadie se movió pero vi lágrimas en los ojos de los adultos. También sentí que se me anudaba la garganta pero mis ojos permanecieron secos. Todos nuestros sacrificios habían sido inútiles". "Fue una jornada de pesadilla. En todas las plazas de la ciudad se cavaban sepulturas. Varsovia parecía un enorme cementerio". "Me siento como si estuviera presa. Ni siquiera puedo consolarme mirando por la ventana porque cuando atisbo por detrás de la cortina soy testigo de incidentes tan repelentes (...)". "Las protestas serían inútiles: la ley no protege a los judíos". "La primavera es hermosa pero no nos arriesgamos a salir a la calle". "No hay malos alumnos. El carácter ilegal de la enseñanza y el peligro que nos amenaza a cada minuto nos reviste de una rara seriedad. La antigua distancia entre maestros y alumnos ha desaparecido: somos como camaradas de armas mutuamente responsables". "Hasta mudarse al otro mundo resulta difícil en estos días. Los funerales son terriblemente costosos y un lugar en el colmado cementerio judío es precioso como el oro". "El trabajo ayuda a olvidarlo todo y no es difícil trabajar aquí". "4 de enero de 1941. El gueto está cubierto por una espesa capa de nieve. El frío es terrible y ningún piso tiene calefacción. En todas partes donde voy veo gente envuelta en mantas o acurrucada bajo colchones de plumas, siempre que los alemanes no se hayan llevado todas esas cosas abrigadas para sus propios soldados". "Entretanto la nieve cae lentamente y el hielo dibuja maravillosos modelos de flores en los vidrios de las ventanas. Sueño en un trineo deslizándose sobre el hielo, en plena libertad. ¿Seré libre de nuevo? Me he hecho realmente egoísta. Por ahora tengo todavía calefacción y comida pero alrededor mío hay tanta miseria y hambre que he comenzado a sentirme muy desdichada". "A través del escaparate bajo de una tienda puedo ver los movimientos de varias personas. El espectáculo ya me es familiar: un pobre hombre entra a comprar un cuarto de libra de pan y luego sale. Una vez en la calle arranca impacientemente un pedazo de la masa pegajosa y se lo mete en la boca. Una expresión de felicidad se refleja en su rostro y poco después todo el pan ha desaparecido. Entonces su rostro expresa desagrado. Escarba sus bolsillos y extrae hasta su última moneda de cobre… pero no alcanza para comprar nada. Todo lo que puede hacer es tenderse en la nieve y esperar la muerte". "Todos deben aguardar su turno pero pocos llegan a vivir más. El hambre los destruye y una mañana tras otra se ven cadáveres de ancianos con el rostro azul y los puños apretados yaciendo sobre la nieve". "Mis sueños de libertad se marchitan. Tengo hambre. Sólo deseo llenar mi estómago". "Del otro lado del alambre de púas la primavera brilla con todo su encanto. Del otro lado del alambre de púas la primavera brilla con todo su encanto. Desde mi ventana puedo ver a las muchachas con ramilletes de lilas caminando por la parte aria de la calle. Hasta aspiro la tierna fragancia de los pimpollos recién abiertos. Pero no hay señales de la primavera en el gueto". "¿Qué ha sido de mis hermosos días de primavera de otros años, de los alegres paseos por el parque, de los narcisos, lilas y magnolias que llenaban mi cuarto? Hoy no tengo flores ni plantas verdes". "El gueto cada día está más lleno; hay una ola constante de nuevos refugiados. Son judíos de las provincias a quienes les han quitado todo lo que poseían. A su llegada la escena siempre es la misma: el guardián de la puerta comprueba la identidad del refugiado, y cuando descubre que es judío lo empuja con la punta del fusil como señal de que puede entrar en nuestro paraíso…". "Esa gente llega en harapos y descalza; tiene los ojos trágicos de los hambrientos. La mayoría de ellos son mujeres y niños. Se convierten en una carga para la comunidad, que los ubica en algo que se llama casa. Mueren tarde o temprano". "En una calle cercana a nuestra puerta una joven suele cantar. Está loca. Las palabras de su canción lastimera llegan hasta mis oídos por la mañana temprano. «El silbido de la locomotora, adiós, mi amado, sé feliz…». La canción termina cuando el tren desaparece y la muchacha queda esperando a su amado". "Romek, que estaba sentado al piano, se dio cuenta de mi angustia y con sus modos tiernos característicos me susurró: «No te asustes, acuérdate sólo del tono». Su mirada me animó y después de los primeros compases mi miedo al público desapareció". "Se declaró de inmediato a Varsovia en estado de sitio. El toque de queda ahora comienza en el gueto a las siete en vez de las nueve, y se aplica la pena de muerte a quien viole el oscurecimiento". "Estoy dominada por horribles presagios. He tenido en las últimas noches terribles pesadillas. Vi a Varsovia bañada en sangre; junto a mi hermana y mis padres caminaba sobre cadáveres. Quería correr pero no podía y desperté cubierta de sudor frío, aterrorizada y exhausta. El sol de oro y el cielo azul sólo consiguieron irritar mis nervios alterados". "Hay un gran número de niños casi desnudos cuyos padres han muerto y que se sientan en andrajos en las calles. Tienen los cuerpos horriblemente delgados; pueden verse sus huesos a través de su apergaminada piel amarilla. Ésa es la primera etapa del escorbuto; en la última los cuerpos se agrietan y se cubren de llagas. Algunos de esos niños han perdido las uñas; se sacuden y gimen. Carecen de aspecto humano y se parecen más a monos que a criaturas. Ya no piden pan sino morir". "Al irse me besa y trata de pronunciar algunas palabras de esperanza en el futuro. Pero hace algunos días me abrazó y me dijo, hablando como un adulto a una criatura: «Niñita, es una gran cosa que tú no comprendas mucho. Me siento dichoso de saber que no sufres como yo». Se me llenaron los ojos de lágrimas porque conozco y entiendo todo pero soy impotente y no puedo ayudarlo en nada". "¿Cuándo terminará este infierno?". "Hasta ahora, mientras escribo estas líneas, me siento impresionada y veo delante mío a millares de jóvenes judíos parados como ovejas frente al matadero. ¡Tantos hijos, hermanos y esposos fueron separados de sus seres queridos, que nunca volverán a ver y a quienes ni siquiera les fue permitido decirles adiós!". "Es inconcebible que tengamos fuerzas para seguir viviendo". "Habló y habló sobre el cuidado con que su madre es atendida en el magnífico hospital privado, sobre las dos enfermeras que la cuidan, etcétera. Pero mientras oía sus explicaciones acerca del lujo de esa institución privada veía ante mí los niños desnudos, sin hogar, yaciendo hambrientos en las calles sucias, los niños con vientres hinchados y piernitas torcidas, y de repente, como despertando de un mal sueño, le grité: «¡Basta, basta!». Pero entonces me di cuenta de inmediato de que Tadek no tiene la culpa de que su padre se haya enriquecido con sucios negocios. Procuré ocultar mi aversión hacia el muchacho pero no pude, y le pedí que se fuera so pretexto de que me dolía la cabeza. Se fue muy triste, con la cabeza baja". "Hay muchas de esas parejas en el gueto: muchachas muy jóvenes y hombres de más edad. Es muy raro encontrar a una mujer o a un hombre solos. Hombres y mujeres se sienten más atraídos entre sí que en tiempos normales, como sedientos de protección y de cariño. Un amigo ayuda a vencer la melancolía. Nadie quiere estar solo. Pero la moralidad en el gueto es más poderosa que en los tiempos anteriores a la guerra". "Al principio parecía que hubiera perdido la razón. Pronunciaba cortas frases incoherentes. Pero después de vencer las dificultades iniciales comenzó a mostrarse más sensata. «Ahora estoy bien de nuevo; por fin estoy fuera de peligro. ¿Por qué me miras así? ¿He cambiado tanto? ¡Dime la verdad!». Mis ojos se llenaron de lágrimas y no fui capaz de pronunciar una palabra. Rutka parecía un cadáver. Así te deja el tifus". "También el tío Percy ha sanado. Lo salvaron las poderosas inyecciones que nuestro enérgico médico le aplicó. Hoy nos visitó con su mujer, Lucía, por primera vez desde su enfermedad. Se mueve con dificultad y se apoya siempre en Lucía. Parece un despojo de su anterior personalidad. Con no más de veintisiete años era fuerte y hermoso y ahora está encorvado y es sólo piel y huesos. Uno encuentra a cada paso del gueto tales náufragos humanos y ésos son los dichosos que lograron escapar al Ángel de la Muerte". "En las calles se ven con creciente frecuencia cadáveres helados. En la calle Leszno, frente a los tribunales, muchas madres suelen sentarse con sus críos envueltos en harapos de los que salen los piececitos helados. A veces una madre abraza a un niño helado de muerte y trata de calentar el inanimado cuerpecito. A veces un pequeño se aprieta contra su madre creyendo que está dormida y tratando de despertarla pero ella está muerta". "No es fácil andar por la calle con un paquete en la mano. Cuando un hambriento ve a alguien con un paquete que parece contener comida, lo sigue y en el momento oportuno se lo arrebata, lo abre rápidamente y procede a satisfacer su hambre. Si el paquete no contiene comida lo tira. No, no son ladrones; son personas enloquecidas de hambre". "1 de enero de 1942. Me siento completamente vacía, como si estuviera suspendida sobre un abismo". "En la semioscuridad vi que Romek ponía sus dedos en el teclado. Con gran esfuerzo comenzó a ejecutar la Marcha Fúnebre de Chopin. Nadie pronunciaba una palabra. Anka abrazaba a Harry, Dolek a Stefa, Tadek a Bronek, todos juntos; únicamente yo estaba sola. Tristes ideas me dominaron. ¿No era todo eso diabólico? ¿No me esperaba algo terrible, algo que me separará de mis amigos? De repente alguien gritó: «Romek, ¿por qué no tocas otra cosa? Nunca has podido tocar la Marcha Fúnebre y precisamente esta noche la musa te es propicia». Romek no respondió. Ensayó otras notas pero no pudo continuar. Por último, se levantó del piano y se sentó a mi lado. «Tú sabes», me susurró, «tengo un extraño presentimiento sobre este día de Año Nuevo, recuerda mis palabras». No comprendí lo que quiso decir pero hasta en la semioscuridad pude leer una horrible desesperación en sus ojos". "20 de febrero de 1942. El frío es sumamente intenso. Cada vez se ven más cadáveres helados en las calles. Yacen junto a las puertas de calle con las rodillas dobladas, petrificados en medio de su lucha contra la muerte. Es un panorama que pone los pelos de punta pero los transeúntes se han acostumbrado a verlo". "En nuestro techo estoy siempre sola. Es agradable tenderse al sol y ver el barrio que está del otro lado de los muros. Los blanco capiteles de una iglesia están muy cerca mío. Están rodeados por ramas de tilos y el perfume de esos hermosos árboles llega hasta mi techo. Más allá hay casas privadas usadas ahora por los alemanes como cuarteles. El aire es aquí puro y pienso en las tierras lejanas, en el mundo libre". "La gente que camina por las calles parece una sombra". "Durante largo rato me pregunté si era el verdadero Heniek el que estaba sentado delante mío o su sombra. Hacía mucho que lo había olvidado y cuando dejé de recibir sus cartas creí que había muerto. Cada vez que me encuentro con Heniek, desde el comienzo de la guerra, es en vísperas de algún gran cambio en mi vida o de una importante partida. ¿Estaré a punto de irme de aquí? Pero tal cosa es absurda: nadie puede abandonar el gueto". "Después de ir a la escuela fui a ver a mi dentista. Sentada en el sillón oía cantar a las palomas. El ruido llegaba del lado ario porque las ventanas dan al lado desnivelado de la calle Sienna. Mi prima Felicia, que estaba a mi lado con los instrumentos en la mano, me dijo: «¿Sabes una cosa, Mary? No me gusta el canto de las palomas; es para mí de mal agüero». No sé por qué pero también evocaba en mí algo desagradable y hostil". "Veo el rostro de Romek ante mí como en el momento de la despedida. Le digo que me voy, que será mejor para ambos… pero se niega a admitirlo y cuando, por último, la hora me obliga a dejarlo, se niega a darme la mano. «Sabes —me dijo— apretarte la mano significa decirte “Te veré de nuevo”, y no quiero hacerlo porque sé muy bien que nunca nos volveremos a ver»". "Llegó el crepúsculo. El cielo todavía estaba enrojecido por la puesta de sol. Estábamos al lado de una pared, juntos posiblemente por última vez. Vi que sus ojos se encendían como si se iluminara una lámpara en ellos. Me contempló como si quisiera besarme pero a último momento se dominó: «No —dijo— no nos separaremos. Quiero verte, quiero tenerte a mi lado, debes quedarte aquí. Te quedarás. Nadie puede separarte de mí». Le tomé de la mano. «¿Qué insensatez estás diciendo? —le dije—. ¿No estás contento de que me vaya? ¿No te das cuenta de que así podré salvar a otras personas, tal vez a ti mismo?». Sentí que si permanecía allí otro minuto rompería a llorar. Di vuelta la cara y tendí la mano. Permaneció suspendida en el aire. Romek también dio vuelta la cara y dijo en tono de resignación: «Adiós». Quedé quieta en el mismo lugar, sin poder moverme. Esperaba que regresara pero se hundió en la oscuridad y desapareció". "Agosto de 1942. Detrás de las puertas de la prisión experimentamos todo el terror que se extiende afuera, en el gueto. No hemos podido dormir en las últimas noches. El ruido de los tiros y los gritos de desesperación nos enloquecen. Debo reunir todas mis fuerzas para escribir estas notas. He perdido la cuenta de las días e ignoro qué día es hoy. ¿Pero qué importa? Estamos en un islote en medio de un océano de sangre. Todo el gueto sumergido en sangre. Vemos literalmente la sangre humana caliente, la olemos. ¿Sabe el mundo exterior lo que sucede? ¿Por qué no nos ayuda? No puedo seguir viviendo; mis fuerzas están agotadas. ¿Cuánto tiempo estaremos aquí para ser testigos de todo eso?". "En uno de esos camiones vi a nuestro gran pianista Wladislaw Spielman. Su aspecto me estremeció. Estaba delgado y agotado, su chaqueta le iba como una bolsa. Las mangas estaban llenas de agujeros y el cuello roto. Conducía una canasta con algún pan. Tenía los ojos hundidos y apenas podía respirar". "Todas devoramos los libros con la misma impaciencia con que devoramos la comida". "Mis sentimientos eran contradictorios. Estaba por cierto alegre de salir de ese valle de la muerte pero no podía dejar de reprocharme y de preguntarme si realmente tenía derecho a irme, dejando a mis amigos y parientes abandonados a su suerte". "24 de febrero de 1943. No existe sentimiento más maravilloso que el de la libertad". "Ayer recibimos dos cartas, una de Romek y otra de tío Abie. Romek me escribe en el papel que yo le envié. Dice lo siguiente: «Cada palabra tuya me produce gran alegría. Me siento dichoso al saber que por fin estás a salvo. No te preocupes por mi, no vale la pena; jamás volveremos a vernos»". "Pienso en Romek y en la triste carta que recibí ayer de él. «Trabajo sin cesar —escribe— porque el trabajo me hace olvidar todas las penas…»". "15 de junio de 1943. Hace tiempo que no escribo una línea. ¿Qué saco con escribir? ¿Quién puede interesarse por mi diario? He pensado varias veces en quemarlo pero una voz interior me impide hacerlo. La misma voz interior me urge a escribir ahora las cosas terribles que he oído en los últimos días". "Nosotras, las que hemos sido rescatadas del gueto, tenemos vergüenza de mirarnos a la cara. ¿Teníamos derecho de salvarnos? ¿Por qué es aquí tan hermoso el mundo? Aquí brilla el sol y se aspira el aroma de las flores, y allí… sólo hay sangre, sangre de mi pueblo. ¡Dios mío, por qué debemos sufrir tanta crueldad! Estoy avergonzada. Estoy aquí, respirando el aire sano, y allí está mi pueblo asfixiado en gas y pereciendo en las llamas, quemado vivo. ¿Por qué?". "El papel de nuestras habitaciones está cubierto de un complicado dibujo de color rojo oscuro. Una vez miré fijamente ese papel y me pareció que las rayas rojas emergían de un largo río de sangre… Así su sangre corrió y se mezcló con las llamas. Nuestra sangre, nuestros huesos quemados hasta convertirse en cenizas. ¡Dios mío, ¿por qué tenemos que sufrir todo eso?". "«Mi conciencia no me permite salvarme —escribía— ahora que veo a tantos cerca mío a un paso de una muerte horrible. ¿Soy mejor que ellos? No tengo valor para abandonar estas ruinas. No, no dejaré Varsovia. Éste es mi lugar y debo permanecer aquí. ¿Qué vale mi vida en comparación con la de esos héroes que derraman su sangre por nuestro pueblo? Mientras escribo esta carta puedo oír las explosiones del gueto. Los últimos refugios son destruidos con dinamita. Mis hermanos y los suyos se queman bajo las ruinas. Juzgue por usted misma, ¿puedo alejarme de ellos?»". "Después de lo sucedido en las últimas semanas no tengo coraje para dar el menor paso por salvarme. La vida ha perdido todo valor para mí". "10 de octubre de 1943. Ayer fue el Día del Perdón y hoy es mi cumpleaños. Me siento muy vieja a pesar de no tener más que diecinueve años. Mi madre preparó una fiesta sin que yo supiera e invitó a toda la gente joven del campo. Trataron de crear un ambiente jovial pero esa alegría artificial sólo logró entristecerme". "Rutka, mírame a los ojos, deja que tu corazón palpite con el mío. Nos acercamos a la libertad. Cada uno de nosotros respirará aquí, en su hogar, la libertad. Nadie aprecia la libertad tanto como aquel que alguna vez la perdió". "Mi Rutka: dile a todos aquellos que aún viven que jamás los olvidaré. Haré todo lo que pueda por salvarlos y para vengar a quienes fueron amargamente humillados en sus últimos momentos. Y aquellos que son cenizas perdidas en la tierra, siempre estarán para mí vivos".
"Novio (le agarra de un brazo a la Madre y ríe).—Madre, ¿y si yo la llevara conmigo a las viñas? Madre.—¿Qué haces en la viña una vieja? ¿Me ibas a meter debajo de los pámpanos? Novio (levantándola en sus brazos).—Vieja, revieja, requetevieja". "Novio.—¿Y yo, madre? Madre.—¿Tú, qué? Novio.—¿Necesito decírselo otra vez? Madre (seria).—¡Ah! Novio.—¿Es que le parece mal? Madre.—No. Novio.—¿Entonces? Madre.—No lo sé yo misma. Así, de pronto, siempre me sorprende. Yo sé que la muchacha es buena. ¿Verdad que sí? Modosa. Trabajadora. Amasa su pan y cose sus faldas, y siento, sin embargo, cuando la nombro, como si me dieran una pedrada en la frente". "Madre.—¿Cómo te acuerdas tú? Vecina.—¡Me haces unas preguntas! Madre.—A cada uno le gusta enterarse de lo que le duele". "Novio (a la novia).—Mañana vendré. Novia.—¿A qué hora? Novio.—A las cinco. Novia.—Yo te espero. Novio.—Cuando me voy de tu lado siento un despego grande y así como un nudo en la garganta". "Leonardo.—Callar y quemarse es el castigo más grande que nos podemos echar encima". "Novia.—¡Vámonos pronto a la iglesia! Novio.—¿Tienes prisa? Novia.—Sí. Estoy deseando ser tu mujer y quedarme sola contigo, y no oír más voz que la tuya". "Leonardo.—(...) Vamos al rincón oscuro donde yo siempre te quiera, que no me importa la gente ni el veneno que nos echa".
"Desafortunadamente, ella no podría librarse de sus hijos y yo sabía que el desahogo de la angustia que llevaba dentro y necesitaba soltar, junto a los consejos de una buena y vieja amiga, no ocurriría durante el siguiente fin de semana". "—¿Eso que tienes ahí es un disco vinilo? —André apuntó el dedo hacía una de mis bolsas donde destacaba un disco de vinilo. —Sí, así es. —¡De verdad! ¿Todavía se vende de eso?". "—Papá, ¿qué es un casete? (...) —Esa pregunta me hace sentir viejo. Un casete era un objeto que, en el milenio pasado, usábamos para oír música". "Aquel momento, quedó grabado en mi memoria: yo reía y gritaba con ellos, con el viento fuerte soplándonos en el rostro, totalmente ajenos a las personas que estaban a nuestro alrededor. Nos mirábamos a los ojos y veía que ellos, al igual que yo, estaban felices; verdaderamente felices, un sentimiento que hacía mucho que no sentía". "Había pocas personas bailando, pero ya teníamos alcohol suficiente para no preocuparnos de ese detalle, bailábamos y cantábamos alegres, riendo y siempre contemplándonos directamente a los ojos". "En el apogeo de la música, André se acercó a mí, y de una forma rápida y confiada me besó. Al igual que él, yo también deseaba besarlo y no quería saber si allí había alguien conocido, algún compañero del trabajo, era un momento mágico y especial: nos besábamos al sonido de una de mis canciones preferidas y parecía que éramos el centro de la discoteca, del mundo, del universo". "André buscó mi mano y entrelazamos los dedos, como si fuéramos una pareja de novios más que se paseaba por la capital. Me pareció un acto de valentía, pero también extraño, que él no tuviese miedo de que alguien conocido le viese". "Nos quedamos unos minutos callados, viendo como caía la lluvia y observando cómo la ciudad se movía lentamente y en tono gris". "Hay ciertas cosas que no puedes elegir, no puedes racionalizar y, a medida que maduramos, nuestros sentimientos se van haciendo más rígidos, pero cuando surge una tercera persona y nos enamoramos perdidamente, inevitablemente, habrá siempre alguien que salga herido". "—André, ¿no piensas a veces, que tu padre estaba en lo cierto?, es decir, ¿que todo esto es una larga carrera para perdurar la descendencia? —¿Qué quieres decir? —Sí, ¿Cuál es el sentido de la vida? Crecer, algunos momentos de felicidad, tener hijos, criarlos, envejecer con alguna dignidad, morir y listo. ¿Para ti, cual es el sentido de todo esto? —¿Qué tienes? ¿La famosa crisis de la mediana edad? —No, no lo sé, tal vez, ¿Tú nunca piensas en esto? Hubo un silencio y después noté una ligera sonrisa en sus labios. Empezaba a conocer sus expresiones y ya sabía que vendría alguna anécdota. —Yo nunca tuve ese problema o duda, porque tuve la suerte de que cuando tenía unos quince o dieciséis años, un hombre iluminó mi camino. —Su sonrisa de pillo era tan fascinante.— Iba de camino al colegio, cuando un viejo de unos 80 años o más estaba en el paso de cebra para atravesar la calle, pero con miedo a que los coches no parasen, me pidió ayuda, le di mi brazo y le ayudé. Al pasar, él me dijo: “chaval, en esta vida es una mierda ser viejo, lo único importante es follar, aprovecha y folla lo máximo que puedas porque también llegarás a viejo”. "No sé cuánto tiempo pasé allí, en la penumbra, y no sé tampoco cuándo fue la primera vez que me vino el pensamiento: “¿y si ella no existiese?, ¿y si ella tuviese un accidente de coche? ¿Y si yo provocase que ella tuviese un accidente de coche?” Rápidamente alejé ese pensamiento, los problemas no se solucionan así, matando a la gente". "Volver a casa de mi madre a los 38 años, no puede ser considerado como una victoria o una conquista". "Estoy convencida de que cualquier ser humano, herido, desesperanzado, en un momento de lucha por la propia supervivencia, podría cometer actos tremendamente repugnantes". "El caso parecía llegar a su fin. Siempre tengo la esperanza de que mañana llegue una nueva noticia, alguna nueva prueba, un nuevo testigo, que la marea me traiga cualquier cosa y el caso pueda ser reabierto y resuelto, pero hasta entonces, hay que esperar e ir vigilando los sospechosos. Porque, si ellos creen que ganaron la batalla, que al final pueden solucionar sus problemas con el asesinato de una persona, la probabilidad de que vuelvan a hacerlo de nuevo es alta. Yo estaré atento, esperando a que su naturaleza se revele de nuevo y, una vez más, queden obsesionados con la luz de la lámpara y, como un insecto, intenten alcanzarla". "La felicidad es apenas una pequeña porción de la vida y, para poder apreciarla, es necesario conocer la infelicidad, la tristeza y el desengaño". "Creo que cuando vamos envejeciendo la opinión de los demás es cada vez menos importante". "—Si existe un Dios, debe ser realmente cruel para crear un mundo como este". "Alguien dijo que el crimen no compensa; es posible que ese alguien haya sido preso, porque a mí, sí, me compensó".
"Una mañana más Elisa se mira al espejo. Aparentemente nada ha cambiado, ni siquiera su actitud que sigue siendo la de mentir, tapar las heridas que cada vez más parecen cicatrices pero que siguen doliendo". "Echa la vista atrás sin poder evitarlo y siente en su piel cada bofetada, cada puñetazo encajado en silencio y viaja al mismo rincón de siempre, a sentirse humillada y ultrajada con el único apoyo de la pared a sus espaldas". "Aunque ella no da explicaciones ni llora sus penas con nadie, todos saben qué ocurre tras las puertas de la casa de Elisa". “No escondas tu dolor. Tú no has hecho nada malo”. “No necesitas maquillarte para que te diga lo preciosa que eres. Debajo de esos golpes sigues siendo la criatura más maravillosa que nunca haya visto”. “Verte atravesar la puerta todas las mañanas es como un soplo de aire, ¿de verdad no eres un sueño y sigo en mi cama?”. “No necesito saber tu nombre, ni tu apellido. Porque tus ojos ya me cuentan todo lo que necesito”. “Es mejor un rechazo que no intentarlo”, "Se alegra en especial de haber vuelto de la oscuridad. Porque antes estaba muerta en vida y ahora; Elisa vive".
Primera carta: lo pequeño y lo grande "HAY DIAS en que me levanto con una esperanza demencial, momentos en los que siento que las posibilidades de una vida más humana están al alcance de nuestras manos. Éste es uno de esos días". "Porque a medida que nos relacionamos de manera abstracta más nos alejamos del corazón de las cosas y una indiferencia metafísica se adueña de nosotros mientras toman poder entidades sin sangre ni nombres propios". "Trágicamente, el hombre está perdiendo el diálogo con los demás y el reconocimiento del mundo que lo rodea, siendo que es allí donde se dan el encuentro, la posibilidad del amor, los gestos supremos de la vida". "Muchas veces me ha sorprendido cómo vemos mejor los paisajes en las películas que en la realidad". "Al ser humano se le están cerrando los sentidos, cada vez requiere más intensidad, como los sordos. No vemos lo que no tiene la iluminación de la pantalla, ni oímos lo que no llega a nosotros cargado de decibeles, ni olemos perfumes. Ya ni las flores los tienen". "Me pregunto si la gente se da cuenta del daño que le hace el ruido, o es que se los ha convencido de lo avanzado que es hablar a los gritos". "Pero hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad, y es no resignarse. No mirar con indiferencia cómo desaparece de nuestra mirada la infinita riqueza que forma el universo que nos rodea, con sus colores, sonidos y perfumes". "Ahora ya todo viene envasado y se ha comenzado a hacer las compras por computadora, a través de esa pantalla que será la ventana por la que los hombres sentirán la vida. Así de indiferente e intocable". "La presencia del hombre se expresa en el arreglo de una mesa, en unos discos apilados, en un libro, en un juguete. El contacto con cualquier obra humana evoca en nosotros la vida del otro, deja huellas a su paso que nos inclinan a reconocerlo y a encontrarlo". "Si vivimos como autómatas seremos ciegos a las huellas que los hombres nos van dejando, como las piedritas que tiraban Hansel y Gretel en la esperanza de ser encontrados". "El hombre se expresa para llegar a los demás, para salir del cautiverio de su soledad". "Cuando somos sensibles, cuando nuestros poros no están cubiertos de las implacables capas, la cercanía con la presencia humana nos sacude, nos alienta, comprendemos que es el otro el que siempre nos salva. Y si hemos llegado a la edad que tenemos es porque otros nos han ido salvando la vida, incesantemente". "O una enfermedad puede ser la apertura, o el desborde de un milagro cualquiera de la vida: una persona que nos ame a pesar de nuestra cerrazón O como una gota que golpeara incesantemente contra los altos muros". "Y entonces la persona que estaba más sola y cerrada puede ser ella misma la más capacitada por haber sido quien soportó largo tiempo esa grave carencia". "El hombre no es un simple objeto físico, desprovisto de alma; ni siquiera un simple animal: es un animal que no sólo tiene alma sino espíritu, y el primero de los animales que ha modificado su propio medio por obra de la cultura". "Nuestro tiempo cuenta con teléfonos para suicidas. Sí, es probable que algo se le pueda decir a un hombre para quien la vida ha dejado de ser el bien supremo". "Y entonces, habiendo sido privados de la cercanía de un abrazo o de una mesa compartida, nos quedaran “los medios de comunicación”. "En la vida existe un valor que permanece muchas veces invisible para los demás, pero que el hombre escucha en lo hondo de su alma: es la fidelidad o traición a lo que sentimos como un destino o una vocación a cumplir". "Ni el amor, ni los encuentros verdaderos, ni siquiera los profundos desencuentros, son obra de las casualidades, sino que nos están misteriosamente reservados". "En el momento, nuestras vidas nos parecen escenas sueltas, una al lado de la otra, como tenues, inciertas y livianísimas hojas arrastradas por el furioso y sin sentido viento del tiempo". "Mi memoria está compuesta de fragmentos de existencia, estáticos y eternos: el tiempo no pasa, entre ellos, y cosas que sucedieron en épocas muy remotas entre sí están unas junto a otras vinculadas o reunidas por extrañas antipatías y simpatías". "Creo que la libertad nos fue destinada para cumplir una misión en la vida; y sin libertad nada vale la pena". "Es más, creo que la libertad que está a nuestro alcance es mayor de la que nos atrevemos a vivir". "Si cambia la mentalidad del hombre, el peligro que vivimos es paradójicamente una esperanza". "Así nos es dado ver a muchos viejos que casi no hablan y todo el tiempo parecen mirar a lo lejos, cuando en realidad miran hacia dentro, hacia lo más profundo de su memoria. Porque la memoria es lo que resiste al tiempo y a sus poderes de destrucción, y es algo así como la forma que la eternidad puede asumir en ese incesante tránsito". "Estaremos perdidos si no revertimos, con energía, con amor, esta tendencia que nos constituye en adoradores de la televisión, los chicos idiotizados que ya no juegan en los parques. Si hay Dios, que no lo permita". "Sí, tengo una esperanza demencial, ligada, paradójicamente, a nuestra actual pobreza existencial, y al deseo, que descubro en muchas miradas, de que algo grande pueda consagrarnos a cuidar afanosamente la tierra en la que vivimos". "Creo en los cafés, en el diálogo, creo en la dignidad de la persona, en la libertad. Siento nostalgia, casi ansiedad de un Infinito, pero humano, a nuestra medida". Segunda carta: los antiguos valores "En otra época —lamento utilizar expresiones con cierto aire arqueológico, pero cuando se tiene casi la edad del siglo... qué digo, ¡la del siglo pasado!—". "¿Podremos vivir sin que la vida tenga un sentido perdurable?". "Esta cumbre del comportamiento humano se manifiesta en la solidaridad, pero cuando la vida se siente como un caos, cuando ya no hay un Padre a través del cual sentirnos hermanos, el sacrificio pierde el fuego del que se nutre". "Los hijos son un sacrificio para los padres, el cuidado de los mayores o de los enfermos también lo es. Como la renuncia a lo individual por el bien común, como el amor". "Trágicamente, el mundo está perdiendo la originalidad de sus pueblos, la riqueza de sus diferencias, en su deseo infernal de “clonar” al ser humano para mejor dominarlo". "Ya casi no hay velatorios y llorar en un entierro es un acto inadecuado, poco frecuente. En cuanto nos descuidemos, habremos dejado de compartir ese misterioso momento en que el alma se retira del cuerpo, en que éste queda tan muerto como queda una casa cuando se retiran para siempre los seres que la habitan y, sobre todo, que sufrieron y amaron en ella. Pues no son las paredes, ni el techo, ni el piso lo que individualiza a la casa sino esas personas que la viven, con sus conversaciones, sus risas, con sus amores y odios; seres que impregnan la casa de algo inmaterial pero profundo, como es la sonrisa en un rostro". "Decía Donne que nadie duerme en la carreta que lo conduce de la cárcel al patíbulo, y que, sin embargo, todos dormimos de la cuna a la sepultura; o no estamos enteramente despiertos". "Nada sabríamos de la vida sin la dolorosa conciencia de aquel misterio final". "Milagro son ellos, milagro es que los hombres no renuncien a sus valores cuando el sueldo no les alcanza para dar de comer a su familia, milagro es que el amor permanezca y que todavía corran los ríos cuando hemos talado los árboles de la tierra". Tercera carta: entre el bien y el mal "La existencia, como al personaje de La náusea, se me aparecía como un insensato, gigantesco y gelatinoso laberinto; y como él, sentí la ansiedad de un orden puro, de una estructura de acero pulido, nítido y fuerte. Cuanto más me acosaban las tinieblas del mundo nocturno, más me aferraba al universo platónico, porque cuanto más grande es el tumulto interior, más nos sentimos inclinados a cerrarnos en algún orden". "Hace tiempo escribí que la vida se hace en borrador, lo que indudablemente le da su trascendencia pero nos impide, dolorosamente, reparar nuestras equivocaciones y abandonos". "Nada de lo que fue vuelve a ser, y las cosas y los hombres y los niños no son lo que fueron un día. ¡Qué horror y qué tristeza, la mirada del niño que perdimos!". "La búsqueda de una vida más humana debe comenzar por la educación". "Tenemos que reaprender lo que es gozar. Estamos tan desorientados que creemos que gozar es ir de compras". "Gozos verdaderos son aquellos que embargan el alma de gratitud y nos predisponen al amor". "La bondad y la maldad nos resultan inabarcables, porque suceden en nuestro propio corazón". "Persona” quiere decir máscara, y cada uno de nosotros tiene muchas". "La vida es un equilibrio tremendo entre el ángel y la bestia". "No podemos hablar del hombre como si fuera un ángel, y no debemos hacerlo. Pero tampoco como si fuera una bestia, porque el hombre es capaz de las peores atrocidades, pero también capaz de los más grandes y puros heroísmos". "Me inclino con reverencia ante quienes se han dejado matar sin devolver el golpe". Cuarta carta: los valores de la comunidad "QUIERO HABLARLES de Buenos Aires. Aunque yo no vivo en ella y me resultaría insoportable, la reconozco como mi ciudad, por eso mismo es que la sufro". "La democracia no sólo permite la diversidad sino que debiera estimularla y requerirla". "Muchos no sólo dejan de buscar la libertad, sino que hasta le temen". "Los grandes artistas son personas extrañas que han logrado preservar en el fondo de su alma esa candidez sagrada de la niñez y de los hombres que llamamos primitivos, y por eso provocan la risa de los estúpidos". "El hombre no sólo está hecho de muerte sino también de ansias de vida; tampoco únicamente de soledad sino también de comunión y amor". Quinta carta: la resistencia "La pérdida del diálogo ahoga el compromiso que nace entre las personas y que puede hacer del propio miedo un dinamismo que lo venza y les otorgue una mayor libertad". "La gran mayoría no quiere la libertad, la teme". "El miedo es un síntoma de nuestro tiempo". "Creo que hay que resistir: éste ha sido mi lema. Pero hoy, cuántas veces me he preguntado cómo encarnar esta palabra". "Hoy el hombre no se siente un pecador, se cree un engranaje, lo que es trágicamente peor. Y esta profanación puede ser únicamente sanada con la mirada que cada uno dirige a los demás, no para evaluar los méritos de su realización personal ni analizar cualquiera de sus actos. Es un abrazo el que nos puede dar el gozo de pertenecer a una obra grande que a todos nos incluya". "Si a pesar del miedo que nos paraliza volviéramos a tener fe en el hombre, tengo la convicción de que podríamos vencer el miedo que nos paraliza como a cobardes". "El mundo nada puede contra un hombre que canta en la miseria". Epílogo: la decisión y la muerte "CADA HORA DEL HOMBRE es un lugar vivo de nuestra existencia que ocurre una sola vez, irremplazable para siempre". "Detener la vida, su inefable transcurrir, no sólo es imposible sino que, de hacerlo, caeríamos en la más negra de las depresiones; los días nos pasarían carentes de toda trascendencia, nos sobrarían y podríamos desperdiciarlos banalmente ya que nada esencial se jugaría en ellos". "Creo que lo esencial de la vida es la fidelidad a lo que uno cree su destino, que se revela en esos momentos decisivos, esos cruces de caminos que son difíciles de soportar pero que nos abren a las grandes opciones". "Los valores son los que nos orientan y presiden las grandes decisiones". "Sé que a mucha gente le irritará esta carta, yo mismo la hubiera rechazado hace años cuando confundía resignarse con aceptar. Resignarse es una cobardía, es el sentimiento que justifica el abandono de aquello por lo cual vale la pena luchar, es, de alguna manera, una indignidad. La aceptación es el respeto por la voluntad de otro, sea éste un ser humano o el destino mismo". "No nace del miedo como la resignación, sino que es más bien un fruto". "No podemos olvidar que en estos viejos tiempos, ya gastados en sus valores, hay quienes en nada creen, pero también hay multitudes de seres humanos que trabajan y siguen en la espera, como centinelas". "Como la luz de la aurora que se presiente en la oscuridad de la noche, así de cerca está la muerte de mí. Es una presencia invisible". "Algunas veces en la vida sentí que estaba en peligro y podía morir. Y sin embargo, aquel sentimiento de la muerte en nada se parece al de hoy. Entonces hubiera sido parte de mis luchas o de alguna circunstancia: un fracaso de mis proyectos. Podría haber muerto inesperadamente y no habría sido como hoy, en que la muerte me va tomando de a poco, cuando soy yo quien me voy inclinando hacia ella". "He olvidado grandes trechos de la vida y, en cambio, palpitan todavía en mi mano los encuentros, los momentos de peligro y el nombre de quienes me han rescatado de las depresiones y amarguras. También el de ustedes que creen en mí, que han leído mis libros y que me ayudarán a morir".